Las distorsiones crecientes en el proceso de generación de estadísticas de producción agropecuaria y de las cuentas nacionales fueron puestas en duda precisamente por el Ministerio de Agricultura hace un año dado que la producción de cifras oficiales con niveles de manejo político que se hizo en la administración pasada fue muy evidente. Si los resultados eran nada creíbles en otras administraciones, el deterioro y la credibilidad ha sido producto de las mayores inconsistencias encontradas.
Escrito por Ricardo Olmos.08 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica.
En el caso de El Salvador, un sector con grandes déficit en materia de inversión ha sido el sector agrícola; sin embargo, los resultados oficiales cuestionados no se sabe cómo serán tratados para definir las cifras finales del PIB agropecuario y que es competencia del BCR, institución que debe definir las cifras finales una vez que sean revisadas.
Si bien a nivel de cifras de producción hay una importante inconsistencia de los datos oficiales (ya que no hay ciclos de alzas y bajas en el crecimiento a partir de 2005), la incoherencia fundamental se observa entre las cifras que genera la Dirección General de Economía Agropecuaria (DEGEA) del Ministerio de Agricultura (MAG) desde 2005, con las cifras finales del Censo Agropecuario de 2006. De la evaluación de las cifras oficiales se constata que el MAG estuvo generando datos de granos básicos, frutas y hortalizas que en promedio son más del 30% que los datos del Censo Agropecuario, sobreestimando la producción agrícola, el valor agregado agropecuario y el PIB global.
La sobreestimación de las encuestas de producción de granos básicos del MAG, que sirven para calcular el valor agregado agropecuario y el PIB global en el BCR, arrojan para 2006 una sobreestimación en la producción de granos básicos que va desde el 20% en maíz al 89% en sorgo, con un promedio de sobreestimación del 33% para el conjunto de granos básicos. Esto explica por qué el valor agregado agropecuario del BCR crece tanto en 2006, pero también entre 2005-2008, ya que en todos esos años la producción ha crecido constantemente con base en las encuestas del MAG, superando a la producción que reflejan los resultados del censo agropecuario.
En ningún otro país de Latinoamérica el sector agropecuario ha presentado tal distorsión en su comportamiento cíclico, algo que es a todas luces anormal en El Salvador. De hecho, una comparación entre la dinámica del crecimiento del agro en El Salvador con respecto al resto de países de Latinoamérica arroja un desempeño incoherente en El Salvador, ya que presenta tasas positivas y crecientes por más de dos años, cuando en todos los demás países se ha cumplido la tendencia cíclica de que el agro crece en un par de años, baja su crecimiento en otro, vuelve a crecer en otros años, manteniendo el ciclo reproductivo de sus cultivos. Lo escandaloso del desempeño promedio de El Salvador en materia agropecuaria es que las cifras son superiores a las del resto de países, habiendo sobrepasado desde 2005-2008 en dos puntos porcentuales al resto de la región de América Latina.
En El Salvador se perdió la credibilidad de la tendencia debido a la manipulación estadística que han sufrido las encuestas del MAG, corroborada por los datos finales del Censo Agropecuario de 2006.
Lo inexplicable de este desempeño es que para 2007 y 2008, los precios de los granos básicos en El Salvador registraron alzas históricas, mientras hubo escasez en el país, debiéndose importar adicionalmente frutas, hortalizas, frijoles, etc. Por otra parte, el ciclo productivo natural en los cultivos no se observa desde 2005, año en el que se inició un rompimiento de la tendencia cíclica de los cultivos en El Salvador. ¿Corregiremos estas distorsiones a futuro?
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