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2010/10/11

LPG-El tema de Berne Ayaláh

 Varios de los libros más inquietantes que he leído en la última década han sido escritos por Berne Ayaláh. La primera sorpresa fue en 1996 cuando publicó El Tope y más allá, crónica de la guerra civil de El Salvador, que después de agotar de manera vertiginosa varias reediciones, se ha convertido en un verdadero clásico en su género, sobre todo porque la frescura y la sinceridad del autor derrotan las más lamentables convenciones, cuasi ritualistas, a las que ya nos tenía acostumbrados el testimonialismo de izquierda.

Escrito por Geovani Galeas.12 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Después fueron apareciendo los cuentos y las novelas (Ángel para un final, El murmullo de la ceiba enana, Las copas del castigo, La bitácora de Caín y Arizona dreaming, entre otros títulos). Los argumentos específicos de esta saga parecen variados, pero en realidad constituyen episodios de un solo tema central: la guerra y sus protagonistas, sus amores, amarguras, esperanzas y frustraciones. Pero se trata de la guerra vista desde la cotidianidad del combatiente raso, desde la llanura franca y no desde el Olimpo de las jefaturas.

La elección de ese punto de vista marca el tono y el estilo de Berne Ayaláh. Pero después de leer varias de sus obras uno puede preguntarse el porqué de la fijación en ese tema, y el porqué de la adopción de esa perspectiva particular. Las respuestas serán siempre especulaciones más o menos aproximadas a una verdad que se ignora. A menos que sea el mismo autor el que asuma la tarea de explicarse. Y cada escritor tiene más tarde o más temprano su propio momento de confesión.

El más reciente libro de Berne Ayaláh se titula Entre Marilyn Monroe y la revolución. Se trata de una colección de crónicas que, en su conjunto, hablando de diferentes personas, lugares y momentos, dibujan con bastante precisión el perfil de un joven poeta condenado a vivir una guerra que, en sus entrañas, se revela sin mayores énfasis dramáticos como un amasijo de hechos absurdos. En estas páginas, de forma consciente o inconsciente, el autor ofrece a sus lectores las claves precisas para comprender la totalidad de su obra, y el porqué de su obsesión temática y de su punto de vista.

Un hombre honrado no puede escribir de otra cosa que no sea lo que ha vivido como experiencia personal, les hablaré pues de mi vida, comienza diciendo el personaje central de la novela Los apuntes del subsuelo, de Fedor Dostoievski. Ese parece ser el principio que ha adoptado Berne Ayaláh para construir su propia saga narrativa. Pero hay que entender que la vida de nuestra generación está marcada por un ideal utópico (la revolución), que se expresó en una realidad brutal (la guerra). Y tuvimos que vivir con otros, por otros y también para otros.

No es fácil contar una guerra en la que murieron despozolados a balazos, disparados por nosotros o contra nosotros, tantos queridos pedazos de uno mismo, sea en uno o el otro lado de una trinchera. Después de todo, como bien lo sabían John Donne y Ernest Hemingway, los dobles fúnebres de las campanas siempre son por uno mismo, puesto que la muerte de cualquier ser humano nos disminuye.

Es preciso tener pudor y un férreo control emocional para que el relato no se vuelva gruñido, lágrima, queja, hueca retórica heroica o un puro rosario de auto conmiseraciones patéticas. El testimonialismo de guerra en nuestro país ha producido montañas de páginas infames y tres o cuatro joyas para la memoria. Esta última obra de Berne Ayaláh es una de esas joyas. Frescura y sinceridad en el relato, más el respeto a la antigua máxima homérica: las grandes batallas deben cantarse en voz baja, muy baja.

El tema de Berne Ayaláh

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