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2010/10/10

EDH-Parece que retrocedimos seis años

 Mario González.11 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

Un magistrado amigo me resumió así la libertad de expresión y el periodismo de cara al fallo de la Sala de lo Constitucional sobre el artículo 191: "Volvimos a como estábamos antes de la reforma de 2004".

Entre 1997 y 2004 yo vi al menos cinco procesos contra periodistas, en los que también se hizo responsables a los directores o editores de medios correspondientes, incluso a quien esto escribe. Al final no hubo condenas, pero sí captura formal en uno de ellos, órdenes de detención en otros, citatorios, interrogatorios con maña, restricciones para salir del país y otras medidas que no serían nada agradables para la misma Sala si no tuviera fuero, así como la consabida amenaza de "me reservo el derecho de tomar acciones legales contra usted".

Es loable que los señores magistrados de la Sala hayan concurrido a la televisión y a otros foros a hablar sobre la sentencia, la doctrina, los alcances del artículo 6 de la Constitución, la jurisprudencia, etc., pero nadie se atrevió a decir cuáles serán los efectos prácticos en el terreno, es decir, en los tribunales. Sólo uno de ellos llegó a reconocer que efectivamente la sentencia "envalentonará" a quienes quieran emprenderla contra la prensa y dio como solución que los procesados podían acceder a los recursos que le da la ley, pero ¿cuánto tiempo se lleva esto? ¿Qué desgaste y gastos significa? ¿Cómo se garantiza que los jueces que juzguen el caso no tendrán prejuicio si muchos piensan que su peor amenaza son los medios y no el crimen organizado?

A los panameños indultados el juicio les tomó cinco años de sinsabores, y al costarricense Mauricio Herrera le costó diez años de escarnio y ablandamiento.

Lo que me preocupa es que se diga que no pasa nada y que "en todo proceso hay riesgo de acusaciones temerarias", pero no que también haya quien se preste a tramitarlas. No podemos confiarnos. Es como decir que voy a dejar mi auto en la calle por la noche y al siguiente día estará intacto. Todo puede pasar. Y no es que busquemos privilegios o fuero para abusar. Lo que pedimos no es para nosotros, sino para la ciudadanía a la que servimos, para trabajar sin el miedo de tener represalias o ser coaccionados. Suficientes amenazas hay con la criminalidad.

El problema muchas veces no es la letra de las leyes o fallos, creativamente adornados, sino las ambigüedades que encierran y de las que algún mal intencionado puede aprovecharse.

Para el caso, en Bolivia hay protestas del gremio de periodistas y la Iglesia Católica, no por la ley que sanciona el racismo --el cual debe ser repudiable en toda sociedad civilizada--, sino por las ambigüedades que tiene y que se pueden prestar para la censura y la represión.

Por eso se vuelve más urgente que nunca que una reforma legal clarifique las garantías que deben tener el ejercicio del periodismo y sus protagonistas, no sólo por el bien de ellos, sino de toda la ciudadanía, cuyas libertades se ponen en juego. La Sala no puede decirle a la Asamblea cómo debe legislar, pero nosotros le podemos exponer nuestros puntos de vista con todo respeto para que tome la mejor decisión.

El mensaje que ha quedado al final, por mucho que se hable de libertad de expresión y libertad de información, es que la penalización de la libertad de expresión ha quedado más que consagrada y, por ende, que viva la intolerancia...! La historia siempre lo recordará así.

Ya lo había dicho la Corte Interamericana de Derechos Humanos: Por la vía penal, "en los delitos de opinión naufraga la libertad y prospera la tiranía". El ex presidente de ese alto tribunal, Sergio García Ramírez, también ha razonado que "el debate de la libertad de expresión difícilmente se zanjará en las oficinas de la policía, en los estrados de los tribunales o tras las rejas de las prisiones". Lástima que quizá ni se molestaron en leerlo.

Alguien me dijo que debería dar gracias porque aquí no matan a los periodistas como en México y Honduras. Sin embargo, le dije, tan grave es coartar la libre expresión como intentar callar a quien la está ejerciendo, sean periodistas, ciudadanos o magistrados.

elsalvador.com :.: Parece que retrocedimos seis años

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