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2010/10/04

EDH-Obama, referencia política del Norte

 Ricardo Esmahan.05 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

En vísperas de las elecciones de mitad de periodo presidencial en Estados Unidos, muchas cosas pueden suceder. Pero si las encuestas mantienen sus números, el Presidente Obama está por cruzar las puertas de un escenario político sustancialmente distinto. La lección que está por dar la política norteamericana es que la popularidad de un gobernante puede ser tan efímera como una estrella fugaz, especialmente cuando titubea y se contradice en aquellas decisiones que afectan severamente a los votantes.

Debemos tener en mente tres consideraciones: En primer lugar, Obama logró una victoria en el Colegio Electoral y no obtuvo una votación de barrida en el voto popular. De hecho en el voto popular, el 48% de los electores votaron por otra persona. Pese la fuerza actual de los demócratas en el Congreso queda claro que la fuerza política personal de Obama no ha sido abrumadora. A lo que se suma el desgaste en popularidad que ha tenido el Presidente.

En segundo lugar, Obama entró a la Casa Blanca con un equilibrio tambaleante. Su oferta de campaña se basó en que la guerra en Iraq era una guerra equivocada y que la estrategia de focalizar la guerra en Afganistán era la correcta. Esto lo colocó como un gran crítico de George W. Bush, sin posicionarse como un candidato anti-guerra. Un movimiento que le permitió entrar a la Casa Blanca cuando las cosas en Iraq mejoraban y Afganistán se deterioraba rápidamente. Pero Obama no esperaba la crisis financiera mundial. Cuando ésta llegó de golpe y se asentó, Obama no tenía estrategia de campaña para hacerle frente. Pero fue salvado porque John McCain estaba más vulnerable para recibir el castigo, por ser del partido de Bush.

Obama ha sido un Presidente popular que lucha entre sus promesas de campaña y realidades internas complejas, como una crisis económica para la cual ha diseñado soluciones que cuentan con una mezcla del "New Deal" y la continuidad de lo hecho por la Administración Bush. Sin duda un período difícil para ser Presidente.

En tercer lugar, ya en el cargo, Obama inclinó su atención muy lejos de los asuntos internacionales y se enfocó más que todo en políticas internas. De este modo se pasó de la zona confortable en donde el Presidente es institucionalmente fuerte, a un lugar donde el Presidente es institucionalmente débil. La Constitución y la tradición norteamericana se basan en dar al Presidente un poder tremendo en la política exterior en general, sin las trabas puestas por otras instituciones; en cambio, las políticas internas no ofrecen tales márgenes de maniobra. Los Fundadores de la nación norteamericana no quisieron legar a los presidentes aplicar una política interna fácil, y la tradición no ha cambiado. Obama puede proponer pero no puede imponer.

Por lo tanto, Estados Unidos tiene un Presidente que ganó una modesta victoria en el voto popular, su campaña y posturas hoy distan mucho de las realidades en las que asumió el cargo, promesas que se distancian considerablemente de la realidad.

Los vituperios y críticas hacia Obama provenientes de las extremas han llegado a los niveles hostiles que tuvo Bush, cuando fue acusado por sus adversarios de ir a Iraq para aumentar los beneficios de Halliburton y las compañías petroleras. Obama está acusado por la extrema derecha norteamericana de intentar crear un Estado socialista.

En conclusión, si Obama sufre una derrota en las elecciones de gobernadores, senadores y congresistas en noviembre próximo, lo que resta de su Administración no será capaz de modificar su agenda nacional. De hecho, la estructura del Congreso es tal, que son muy necesarias mayorías de gran alcance, ya que incluso pequeñas mayorías pueden paralizar una presidencia.

*Columnista de El Diario de Hoy. resmahan@hotmail.com

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