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2010/10/24

EDH-La Puerta del Diablo

Pedro Roque.24 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

Hacía bastante tiempo ya que no visitaba este lugar, único en el mundo. La sensación cuando se está en la cúspide y se mira la altura y se admiran las montañas y los valles, es parecida a la que debe haber experimentado Alfredo Espino, cuando escribió el poema "Ascensión": ¡Dos alas! ¿Quién tuviera dos alas para el vuelo? Esta tarde en la cumbre, casi las he tenido.

La visita fue el sábado antepasado para mostrar las bellezas naturales de nuestro país a un amigo alemán, que visita por primera vez El Salvador en busca de objetivos comunes.

Es muy cierto, lo que se ve a lo lejos es incomparable, pero lo que se ve de cerca deja mucho qué desear para un país que pretende ofrecer y vender turismo. La subida a pie a la cúspide es arriesgada, pues las gradas son estrechas e inseguras. Los pasamanos son cables que cuando se agarran dos personas al mismo tiempo se mueven, es fácil perder el equilibrio y además tienen alambres puntiagudos sueltos en los amarres. Podrían ser tubos de los que uno se podría sujetar con seguridad al subir y bajar.

Y en la cima: botellas de plástico, bolsas de agua y suciedad que desmejoran el lugar. Había unos muchachos que ofrecen pasarlo a uno de un monte a otro, atravesando una gran altura, utilizando un arnés con un rodillo colgado de un cable, que de haber un accidente sería mortal. Sin un segundo cable de seguridad y ni siquiera un casco de protección.

No sé quién supervisa este lugar como atracción turística y de quién es la responsabilidad de mantenerlo limpio, seguro y en orden, si del municipio o del Ministerio de Turismo. Resumiendo: ¡La naturaleza es preciosa, pero la infraestructura deficiente!

El lunes visitamos otra atracción única, el caos del kilómetro cuadrado alrededor del Palacio Nacional y la Catedral, que entre el ruido, la polución, las ventas desordenadas, que reducen una calle de tres carriles a uno solo y las ventas de discos, se siente la inseguridad y la falta de respeto a la autoridad. Ebrios tirados con medio cuerpo en el andén y las piernas en la calle, con peligro de que un vehículo se las destroce; suciedad de todo tipo y el ruido estridente de los vendedores de música con los altavoces, cada uno más alto que el vecino.

Hablando nuevamente de números es importante saber, que cuando alguien tiene una vivencia agradable, por ejemplo la visita a un lugar, espontáneamente lo comenta con "tres o cuatro" personas y cuando fue desagradable, con "doce o quince". En esto se basa el marketing "boca a boca", que la Internet le llama "marketing viral" y sucede con productos, restaurantes y destinos turísticos.

Mucha gente decide sus vacaciones por lo que le cuentan sus amigos y esto depende, del buen o mal recuerdo que queda en sus mentes después de una visita. Si de verdad queremos convertir a El Salvador en destino turístico, hay aún cosas por hacer, que aunque no son complicadas, hay que hacerlas. Las bellezas naturales ya las tenemos, falta la educación básica de nuestra gente en los lugares turísticos.

A pesar de todo, cuando pueda, vaya a la Puerta del Diablo, suba despacio a las cúspides, admire los valles, respire profundo y desee tener como Alfredo Espino: ¡Dos alas, dos alas para el vuelo! E imagine, como lo hice yo, que las tiene y sobrevuele mentalmente las montañas y los valles...

elsalvador.com :.: La Puerta del Diablo

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