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2010/10/23

Contra Punto-Ser anticapitalista ¿y entonces? - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 Aquiles Montoya.23 de Octubre. Tomado de ContraPunto.

SAN SALVADOR-Antes de responder a la pregunta deseo efectuar algunas aclaraciones previas, la primera:
Tradicionalmente se espera que un anticapitalista sea marxista y pro-socialista, ya que se tiende a asociar el marxismo con el socialismo; sin embargo, creo que es posible ser anticapitalista sin ser prosocialista, e inclusive, sin ser marxista, aunque yo si soy partidario de la economía política de Marx, en tanto que instrumento explicativo de la realidad esencial del capitalismo, pero dudo que sea marxista o que quepa dentro de ese molde del “marxismo idéntico al socialismo”.
Pero bien, en mi caso ocurre que, a mediados de la década de los 60s, manifesté mi desencanto con el llamado “socialismo real”, luego de mi experiencia como estudiante en Moscú y lo expresé en un relato, donde hacía un montaje en paralelo de dos parejas: una en el capitalismo y otra en el socialismo, aquella “cosa “ fue traducida al ruso y expuesta en un periódico mural de la Universidad. Obviamente, generó opiniones encontradas entre los afectos al socialismo y lo mismo hubiese ocurrido de conocerse aquí, entre los partidarios del capitalismo. Cuestionar los dos sistemas, como lo hacía, no era “políticamente correcto”, como dicen.
Luego de 4 décadas, mi pensamiento en este sentido no ha variado mucho, quizá lo he fundamentado mejor, con la teoría de Marx y con la experiencia histórica, sigo siento profundamente anti-sistema  y sigo sin renunciar a mi ideal comunista, nacido por convicción propia en mi juventud, allá en lo que fuera un pueblo de calles polvorientas. Aunque en materia de satisfacción de algunas necesidades el socialismo histórico supera en mucho al capitalismo, creo que el camino seguido no ha permitido arribar al destino que parece merecerse la humanidad. Se podrá argumentar que el problema no se reduce a tan sólo el camino y estoy de acuerdo, pero creo que es un factor importante.
Decía que no había renunciado a mi ideal comunista, ¿y entonces?
Deseo hacer antes otra aclaración previa y es que si usted cree que las personas van al circo con la esperanza de que se caiga el trapecista, o piensa que la gente estaba deseando que los mineros chilenos no salieran vivos de la mina, o le parece que al ver a una ancianita intentando cruzar una calle no hay que correr a ayudarla, sino esperar a que la atropelle un carro, entonces, lo que voy a exponer a continuación le parecerá “pura paja”, ya que yo sostengo que la solidaridad es una cualidad humana que no ha sido destruida por el capitalismo y que es posible construir una sociedad mejor, fundamentada en la solidaridad, esto es, una sociedad solidaria como antípoda a la sociedad capitalista e idéntica a la llamada sociedad comunista. 
Entonces lo que sugiero, porque así lo pienso ahora, es que probablemente es posible avanzar hacia una “sociedad mejor”, mediante un proceso que se inicia con la creación de empresas solidarias, empresas que en su desarrollo lleguen a conformar una economía solidaria. Esto es. una economía fundamentada en el trabajo, la organización y la solidaridad, con otra racionalidad económica y, consecuentemente, con otra lógica operativa. Integrada por empresas autogestionarias, preferentemente de propiedad colectiva y donde la búsqueda del excedente sea tan solo un medio para asegurar la reproducción material y espiritual de las personas. Donde el trabajo se convierta en un medio de realización humana, donde la producción preserve la naturaleza y permita mejorar nuestro entorno natural. Obviamente, sería una economía fundamentada en la cooperación y no en la explotación, donde habría desaparecido el trabajo alienado y en la cual, toda la productividad social estaría al servicio de la humanidad. Donde hombres y mujeres en condiciones de igualdad construyéramos una “sociedad mejor”.
Pero esta economía solidaria para que logre desarrollarse requiere de conectividad social. Es importante conectarse: a) con el movimiento social, por ejemplo, con las organizaciones de mujeres, de ecologistas, de campesinos, de consumidores, de cooperativistas, de comunidades organizadas, etc. b) Así como también es importante conectarse con políticos, periodistas, académicos, intelectuales, etc. progresistas o revolucionarios. c) De igual conectarse manera con instituciones religiosas no retrógradas, académicas o con consejos municipales de gran contenido humanista y que estén a favor de la justicia, la igualdad, la solidaridad.
Estas vinculaciones o conectividad social, como le denominamos, responde a diferentes razones, en el primer caso lo que se busca es que implementen la economía solidaria y al hacerlo asuman como suyo propio el proyecto de sociedad solidaria o si se prefiere, la utopía de la sociedad solidaria. Téngase presente que el movimiento social carece de un proyecto de sociedad que pueda irse construyendo desde hoy, desde abajo y desde adentro. En el segundo caso, lo que se buscaría es que conozcan las iniciativas de economía solidaria y que las apoyen desde su actividad particular o específica. En el tercer caso, se buscaría que promuevan iniciativas de economía solidaria.
Pero adicionalmente, el objetivo último de esta conectividad social es el buscar crear relaciones populares de poder o, sencillamente, crear relaciones solidarias que posibiliten enfrentar las relaciones burguesas de poder, ya sea en el ámbito económico, social, político, ideológico, mediático, del conocimiento, de la cultura, etc
Una vez construidas las relaciones solidarias entre muchos sujetos sociales, se podría aspirar a controlar los Organos del Estado y ponerlos al servicio del proyecto solidario, lo cual permitiría comenzar el proceso de universalización de la economía solidaria y avanzar hacia la construcción de la sociedad solidaria.
Esta es mi utopía, la vieja utopía comunista, donde no hay clases explotadoras, donde no hay propiedad, donde no hay poder, etc. Es lo que la teología de la liberación veía como la construcción del reino de Dios en la tierra, o la civilización de la pobreza como la definía Ellacuría, para quien la utopía, si bien no es posible alcanzarla de una vez y para siempre es posible aproximarse a la misma de manera asintótica.
Este es el nuevo camino que vislumbro y que parte desde abajo, desde la empresa, desde la comunidad, desde lo humano, desde la solidaridad para construir una sociedad solidaria y no como la visión comunista tradicional que se ve a la solidaridad tan solo como punto de llegada. Es un camino de transformación del ser social y la conciencia social a la vez, a la par, simultáneamente, y no como un reflejo automático del cambio de la propiedad de los medios de producción como han pretendido los socialismos reales.
Espero que se comprenda que este es un proceso. Un proceso que ha arrancado ya con las empresas solidarias, que se está construyendo una economía solidaria, que va avanzando hacia la conectividad social, que ya existen algunas relaciones solidarias, un poco de control político y que se sueña con la sociedad solidaria. Ciertamente, todo esto requiere de mucho desarrollo teórico y de mucha praxis consecuente, pero se trata de una realidad en marcha, experiencias abundan en el mundo, que está abierta a los aportes, al enriquecimiento por parte de usted que cree que otro mundo es posible y que no se ha dejado vencer por el capitalismo. 
Si a usted le interesa seguir conociendo del tema le recomendamos nuestro librito: Manual de Economía Solidaria, de venta en el departamento de economía de la UCA o bien, consultar la página de aquiles montoya.

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