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2010/10/16

Co Latino-Una iniciativa para apoyar. La historia ilustrada de la cartografía en El Salvador | 15 de Octubre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Ramón D. Rivas.16 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.

La semana pasada, el Centro Nacional de Registros organizó un ameno conversa torio para hablar sobre la historia de la cartografía y en concreto, para abordar  los referentes cartográficos existentes en nuestro país.
En el conversatorio que fue presidido por el Sr. Director Ejecutivo del CNR, el Dr. José Enrique Argumedo, don Pedro Escalante Arce, por la Academia Salvadoreña de la Historia  y, este su servidor, por la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, se presentó el proyecto: Atlas Cartográfico de El Salvador.
Se trata de una monumental obra que ha entretenido al estudioso Carlos Cañas Dinarte y a Pedro Escalante Arce por varios años y que hora es un estudio hecho realidad en las postrimerías de su publicación.
Y es que la frase tan conocida que evoca poder  tener el mundo en nuestras manos, en la actualidad no parece una metáfora inalcanzable,  con los avances de la tecnología y la ciencia, poder tener acceso  a la información sobre cualquier parte del planeta esta al alcance de la mayoría de la población,  conocer o poder ubicar con lujo de detalles la región de nuestro interés se ha vuelto  una realidad palpable, solo basta con tener en frente de nosotros un mapa o un globo terráqueo.
Y todo esto es gracias al resultado de la labor cartográfica a través de la historia de la humanidad, es mas, nos atrevemos a decir que no solo poseemos en nuestras manos el mundo, sino que con este aporte lo comprendemos mejor.
Para poder dar sentido a esta afirmación  hay que trascender de la apreciación sólo estética, o el aprovechamiento parcialmente científico y el uso práctico, limitado de la cartografía. Hay que verla desde el punto de una  cartografía histórica, particularmente, y  también contemporánea, que puede  ser una rica y hasta ahora aún poco explorada fuente de información histórica, no solamente para abordar el medio físico y geográfico, sino también el contexto histórico cultural que le dio origen.
Desde los comienzos de la humanidad, las primeras civilizaciones vieron la necesidad de identificar y delimitar de la manera más detallada, los límites de sus territorios, conforme a su propio desarrollo económico, cultural, militar y social, el perfeccionamiento de la ciencia cartográfica venía avanzando al ritmo del crecimiento de las poblaciones.
Cabe mencionar que esta necesidad no es un hecho aislado de una sola  civilización, en un determinado tiempo de la historia, sino que es una realidad que se repite en diferentes sociedades, mucho antes que entre ellas existiera una relación de ningún tipo, e incluso que entre ellas existiera la posibilidad de convivir en el mismo tiempo y espacio.
Esto es un arquetipo universal que se da en todas las culturas y que  demuestra la gran importancia que posee la cartografía para el mismo ser humano.
Debemos comprender que los  mapas, planos y atlas son complejas construcciones sociales que posibilitan el conocimiento histórico político-cultural de las sociedades, individuos e instituciones que los elaboraron La cartografía (mapas, planos y atlas) es una rica fuente de profundo conocimiento para el estudio histórico político-cultural de un país, una región, un estado o una ciudad, que no ha sido totalmente aprovechada.
En nuestro país, el aporte de estas herramientas, que datan desde la llegada de los españoles hasta la fecha, poseen una gran riqueza de información que nos sirve para comprender que estaba pasando en un determinado contexto cronológico de nuestra nación, solo basta con  analizar bajo qué necesidades se había motivado a un estudio cartográfico en determinado territorio, además de quienes y de que manera se había realizado tal estudio.
Las cartas o mapas, los planos y la compilación de todos los atlas son cada uno una compleja construcción social que contiene un discurso que de principio lo sitúa en el contexto del poder político y de la cultura de la sociedad que lo produjo.
En la antigüedad el espacio, concebido como distancia entre dos puntos, se expresaba en unidades de tiempo necesarias para que fuera recorrida, en esta medición incidía tanto el medio de locomoción usado como la naturaleza del lugar.
Es así que todas las culturas habidas han hecho representaciones de los lugares habitados, recorridos y poseídos. En el siglo XIII la representación cartográfica se transformó con la aparición de la brújula marina que permitió la observación directa del espacio a “mapear”. A partir de ese momento, quienes elaboraban los mapas los consideraron exactos, fieles y útiles particularmente para la navegación.
Gracias a la existencia de esta información cartográfica el trabajo cultural, etnográfico, antropológico, arqueológico, patrimonial, e incluso artístico que realizamos en la Secretaría de Cultura de la Presidencia se ha visto sumamente beneficiado, por que nos sirve como punto de partida en las investigaciones correspondientes a cada área, el poder poseer esta como podríamos llamarle radiografía completa y bastante detallada de nuestro territorio,  nos facilita no solo la ubicación espacial del lugar, sino también  el poder  identificar como se ha venido  renovando la información ya existente sobre el objeto que se desea estudiar.
Si ponemos un ejemplo de la importancia de la cartografía para nuestra  país  y nuestra región es que nos sirven de referencia  en la que podemos observar  que cuando se empezaron  a conformar los linderos para delimitar pueblos, ciudades y estados, estas fueron herramientas de primer orden, lo interesante del caso es que si vemos, los primeros trabajos de cartografía hechos por los viajeros que empezaron a llegar  a esta parte del mundo,  y concretamente desde los primeros mapas que se  elaboraron en Centro América, vemos que todo esto hasta llegar al día de hoy,  se ha dado de forma progresiva, como por ejemplo podríamos mencionar los aportes  que realizaron Adolfo Humboldt  considerado  uno de los padres de la geografía moderna, con su obra “El Cosmos”  o del famoso viajero e investigador Efraín Squier, en los  que se muestra tal evolución en esta ciencia.
Pero incluso el mismo gran historiador nacional Santiago Barberena con sus célebres mapas sobre nuestra geografía nacional. Los mapas no son representaciones mentales superiores a las de la cultura oral y escrita, pero sí son herramientas y fuentes de información que ayudan a construir, describir y analizar las relaciones espaciales y contribuyen a entender el mundo de la cultura impresa.
Además, el mapa se produce y es parte del mundo simbólico  en el cual los símbolos y las representaciones compartidas sirven al pensamiento y a la acción.
Algunos o todos los autores de un mapa pueden haber sido sujetos que han desempeñado un papel político que enfatiza, estructura o incrementa las relaciones de poder dadas desde dentro de las instituciones gubernamentales.
Por ello, lo mismo un mapa puede ser un producto institucional, o el resultado de una política nacional de cartografía, o bien llevar la marca personal de los funcionarios públicos.
Hacer historia con el apoyo de la forma y contenido de los mapas, atlas y planos, significa tomarlos como complejas construcciones sociales que registran trayectorias y representaciones del espacio, los lugares y el territorio; son como textos que hacen accesible las macro dimensiones de los territorios que han sido cartografiados.
En el análisis histórico político-cultural de los mapas afirma la presencia de dos dimensiones: una sociocultural y otra política. Ambas  lo confirman al reconocer en ellos una estructura mental, una creación cultural que refleja al ser social que lo produjo; el error de  no reconocerlo sería desligar lo imaginario del sistema social en que se gesta y conduciría a meras disquisiciones acerca de peculiaridades, rarezas, curiosidades y hasta folklorismo de los seres humanos.
Por ello la cartografía es muy apropiada para realizar un análisis histórico de las relaciones espaciales; para mostrar un discurso prefabricado, lógico o imaginario; para inferir las relaciones sociales que les subyacen y detectar el trasfondo cultural que le dio origen, para encontrar los cortes de una trayectoria temporal que muestra el cambio en el valor o los atributos para el o los lugares que nos interesan, o que tienen significado para un individuo o una organización social o política.
Así, los mapas como textos narrativos, simbólicos y concretos son un complemento y parte misma del estudio histórico. Para nosotros  como Secretaria de Cultura, en esta importante coyuntura histórica en la que estamos viviendo, en el marco de Plan Territorial, poder contar con un Atlas Histórico Cartográfico de El Salvador, es esencial para aprovechar los recursos tanto materiales como de espacio con los que todavía cuenta nuestro país, es a través de esta información en definitiva que podemos proyectar como administrar y de la  mejor manera posibles esos recursos y ordenar el crecimiento de nuestras ciudades y poblaciones a futuro. Estamos seguros que al apoyar este proyecto estamos creando un legado positivo y funcional, que será de una considerable utilidad  para nuestras futuras generaciones.

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