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2010/09/14

LPG-Es más que una carretera

 Me referiré al norte de nuestro país, zona de 7,500 km² en la que habitan alrededor de 850,000 personas, una tercera parte del territorio nacional en donde la desigualdad social se respira, y se encuentran los municipios más pobres del país, como Torola, San Fernando, Chalatenango, San Antonio del Mosco, San Isidro Labrador, Cancasque, Gualococti, Jutiapa, Cinquera y Ojos de Agua.

Escrito por María Elena Paz Manzano.15 de Septiembre. Tomado de La Prensa Gráfica.

Según la DIGESTYC el 52% de los hogares de esta zona se encuentra en situación de extrema pobreza, ha estado relegada y cuenta con los índices de desarrollo humano más bajos del país, con pocas empresas que generen empleo, y con un promedio de escolaridad de 4.º grado, existiendo un alto nivel de analfabetismo. Los caminos que unen los municipios hacen recordar la época de las carretas. En contraposición la zona norte es rica en diversidad biológica.

Allí se ejecutan las acciones a del Fondo del Milenio, programa de país, que no es sinónimo a programa de gobierno, auspiciado por la Corporación del Reto del Milenio del Gobierno de EUA, siendo El Salvador uno de los pocos países de Latinoamérica beneficiados. El Fondo, como programa, coordina con contrapartes nacionales, con los ministerios de Obras Públicas, Educación, Medio Ambiente, y autónomas como el INSAFORP.

Hablando con vecinos y amigos me di cuenta de que relacionan a FOMILENIO solo con la nueva calle que cruzará el norte del país, pero desconocen otras acciones. He tenido oportunidad de visitar varios municipios y reconozco la transformación, no por los tramos adjudicados para construir la carretera, sino por otra dinámica de carácter humano.

En capacitación no formal, se ha beneficiado a más de 4,000 personas en áreas como panadería, pastelería, electricidad, bisutería, fontanería, promoción comunitaria, trabajo asociativo, comercialización de productos agropecuarios. El objetivo del proceso formativo es insertar económicamente a las personas capacitadas, a través de emplearse o del autoempleo. Estas personas tienen una nueva esperanza, ven en la capacitación una oportunidad que les puede generar ingresos y mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

Cada instructor o instructora que facilita un curso se convierte en agente de cambio, pues desde su función tienen la tarea de motivar a cada participante a visualizar la vida de forma diferente. Sus familias aportan al proceso el sacrificio de la separación mientras dura cada curso, puesto que cada instructor/a permanece en el municipio, en el cantón o caserío, puesto que las capacitaciones llegan a donde se necesite.

Sin embargo, para lograr el desarrollo integral de la zona, es necesario que simultáneamente a la ejecución de FOMILENIO se definan no solo políticas públicas sino estrategias que incentiven el turismo nacional, protejan la biodiversidad ecológica, prevengan la delincuencia, incentiven la inversión empresarial para generar empleos, o la flexibilidad de créditos para que la población con perfil emprendedor se auto emplee.

Se requieren políticas a escala de país y municipales, que generen nuevos polos de desarrollo, para minimizar la migración a las cabeceras departamentales o la capital y mantener la riqueza natural de la zona.

Las acciones formativas son un medio, no un fin, para que el sueño de la población salvadoreña beneficiada se cumpla. La población que no vive en esta zona puede contribuir, en un futuro cercano, visitando los 94 municipios beneficiados, subiendo hacia San Fernando, ya sea en Chalatenango o en Morazán, hasta llegar a Concepción de Oriente en La Unión. Si después de atravesar nuevos puentes, respirar el aire puro, se detiene a comprar alguna artesanía o consume alimentos en un restaurante atendido por las personas capacitadas, estará contribuyendo al beneficio de una familia, un municipio, de nuestro país.

Es más que una carretera

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