Escrito por Dirección de DIARIO LA PÁGINA.22 de Septiembre. Tomado de La Página.
Desde nuestro génesis, DIARIO LA PÁGINA se impuso el compromiso de hacer un periodismo honesto, transparente, que no estuviera atado al poder y que centrara su atención en las audiencias.
Este trabajo nos ha ganado la confianza de nuestros lectores y también críticos a quienes desagrada que nuestra línea editorial no sea hipnotizada por los influjos del poder ni se vuelva zalamera.
En DIARIO LA PÁGINA creemos en la libertad, la ejercemos y la otorgamos a nuestras comunidades de lectores y por esa razón tomamos las críticas con deportividad.
Nos extrañan, empero, las continuas referencias que desde hace algún tiempo hace sobre nuestro trabajo la Casa Presidencial de El Salvador. Mensajes que no resultan coherentes con la democracia que se predica. Porque como nosotros entendemos la democracia, esta implica una inclusión no solo de los que aplauden, también de los que informamos al pueblo sobre lo que no se está haciendo bien o revelamos información que por motivos políticos a ciertos grupos les conviene mantener oculta.
Por citar un ejemplo: meses atrás escuchamos un tácito desmentido de parte del Jefe de Estado cuando publicamos un documento de inteligencia que aludía a una "semana negra" tramada por pandilleros. La información procedía de fuentes de seguridad oficiales y fue corroborada tras la aparición en otro medio de una entrevista con el ministro de la Defensa.
Esa vez se nos tildó de "desestabilizadores" con un tono que nos recordó la prepotencia disfrazada de preocupación que usan los autócratas hacia medios de comunicación que no responden a sus intereses.
El paso del tiempo reveló que varias de las amenazas puestas al descubierto se habían cumplido.
Comprendemos las tensiones a las que está sometido el Presidente y que le arriesgan a ciertos arrebatos; estamos conscientes de lo difícil que debe de resultar ejercer un cargo para el que nadie está preparado, sobre todo cuando las adulaciones de grupos o personas cercanas se vuelven un poderoso distractor, pero también apelamos al hecho que toda democracia saludable necesita de medios de comunicación independientes y de gobernantes serenos.
Nuestro esfuerzo informativo cotidiano, hasta hoy, genera resistencia en el Órgano Ejecutivo. El presidente nos pide corroborar datos sobre su agenda, pero en su casa de gobierno se nos niega información y entrevistas con él y con otros altos funcionarios. La única retroalimentación que recibimos son los mensajes que buscan modificar nuestros enfoques noticiosos.
Estamos conscientes de que hacer buen periodismo no es fácil, en este sendero es comprensible experimentar desaciertos y tenemos la entereza para admitirlos y corregirlos.
En DIARIO LA PÁGINA somos periodistas. Son los criminales quienes trabajan para desestabilizar a la sociedad y su éxito dependerá del fracaso de quienes deben enfrentarlos. Y así como estamos obligados, por naturaleza, a informar sobre los éxitos de una gestión también tenemos el compromiso de señalar sin medias tintas los fracasos. Tenemos el imperativo de informar, le genere o no sonrisas al poder.
Los periodistas no buscamos desestabilizar al Gobierno; se desestabilizan por sí mismos aquellos argumentos débiles y se quiebran ante la opinión pública quienes naufragan en el cumplimiento del deber.
No estamos en contra del Gobierno del Presidente Funes, y por eso nos resulta incomprensible el giro que ha tenido respecto a conductas que siempre, como periodista, criticó y a las que ahora como gobernante se acerca con frecuencia.
Desde acá le decimos con claridad y serenidad: no somos más que periodistas en búsqueda constante de la verdad; de la misma verdad con la que usted construyó su carrera periodística que le dio los réditos que ahora lo tienen en el Ejecutivo.
Defendemos la misma libertad que usted está obligado a proteger de propios y extraños.
Lo invitamos a reflexionar y recordar el sabio consejo que le dio su amigo, el presidente brasileño: "Sé la carga que llevas en tus espaldas para gobernar este país, sé las presiones que sufres, pero Mauricio, hay algo que te va a hacer tener el mismo éxito que nosotros: jamás pierdas la paciencia y no tomes decisiones precipitadas, cuenta hasta diez y ahí tomas tu decisión".
Unir, crecer e incluir son palabras muy encomiables, y solo se vuelven valiosas cuando dejan de ser sonido y se convierten en acción; porque estos verbos tienen dos grandes rutas: ser cantos de sirena o los cinceles para esculpir nuestros nombres en la Historia.
Lo exhortamos, con el tono pacífico de los demócratas, al igual que Lula, a no solo escuchar lo que le dicen sus amigos. Porque el ego cuando no es bien manejado se vuelve como la cocaína bajo la cual embrutecen los adictos.
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