Enrique Valdés.21 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
El 15 de septiembre de cada año es un día de fiesta nacional, que nos convoca a todos para unirnos alrededor de la Patria. Es sin duda un día muy especial, pues representa el cumpleaños de nuestro querido El Salvador.
Siempre lo he celebrado haciéndome presente al centro histórico de San Salvador, específicamente en la Plaza Libertad, que se viste de gala, con las banderas de todos los países amigos, la bella alfombra roja que marca la entrada a la plaza, las siempre presentes palomitas de castilla que con sus alas y su vuelo nos recuerdan lo bello, pero sobre todo, lo incalculable de la libertad.
Es un día en el que todas las autoridades del país, los miembros del cuerpo diplomático y el pueblo en general, nos damos cita para escuchar el mensaje del Presidente de la República.
Este año el señor Presidente llegó con una hora de retraso y escuchamos una serie de afirmaciones que además de no tener ninguna relación con el motivo de nuestra convocatoria, no compartimos por estar al margen de la realidad.
Escuchamos que El Salvador es uno de los países con mayor inequidad, afirmación que es totalmente falsa, pues si analizamos el índice de desigualdad del ingreso "gini", según datos del Banco Mundial, El Salvador ocupa el segundo lugar de los países con menor desigualdad en América Latina, lo que constituye un orgullo para todos los salvadoreños.
Vendernos como una iniciativa revolucionaria o gran solución al problema de la salud en El Salvador, que los médicos Irán al hogar y no los pacientes a la unidad de salud, es un anuncio nada impactante.
Digo que no es impactante, porque el planteamiento de atender a la gente en sus casas fue parte de un proceso que ya se venía realizando en los gobiernos anteriores, a través del programa de ampliación de cobertura y de extensión de cobertura rural, que se ha estado ejecutando a través de los equipos básicos de salud familiar.
Lo que resulta verdaderamente incoherente es afirmar que esta acción de llevar a los médicos al hogar, que si bien es cierto contribuye a la atención médica que el Estado debe brindar, pretenda plantear que ahora los salvadoreños ya no tendrán que ir a la unidad de salud.
Visitar a los pacientes en sus hogares sólo permite hacer acciones de promoción de la salud y atender aquellas enfermedades prevalentes o comunes. Esto no es salud integral, como le hicieron expresar en su discurso sus asesores. Para poder brindar una atención integral tendremos que seguir haciendo uso de las unidades de salud y hospitales.
Hoy nos habla de una inversión sin precedentes para el próximo año de 100 millones de dólares, pero este año le quitó 8 millones de dólares a la Cartera de Salud.
Hoy nos habla de la contratación de 14,000 médicos, pero al tomar posesión, despidió a los médicos con mayor capacidad y entrenamiento, por el simple hecho de no compartir los principios ideológicos del FMLN.
Hoy nos dijo que los médicos que contratará serán salvadoreños. Sólo espero que no sean los salvadoreños que han sido adiestrados e indoctrinados en Cuba.
Hoy nos ha expresado que la reforma más trascendental que ha iniciado es la creación del nuevo sistema nacional integrado de salud, pero nuestra gente lo que quiere es ya no seguir recibiendo recetas sino medicamentos.
Anunciar una inversión de 100 millones en el próximo presupuesto, no es una garantía que la Cartera de Salud lo va a ejecutar. Por ello seremos fiscalizadores de todos estos anuncios, porque lo peor que nos podría suceder es que esto sea una fantasía más como la tan anhelada fábrica de empleos, que ningún salvadoreño la ha podido encontrar, porque pareciera que se encuentra escondida dentro de Ciudad Mujer.
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