Las ganancias empresariales raras veces superan el doce por ciento del giro de los negocios y se invierten, en su mayor parte, en sostener y ampliar las empresas
10 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
El único "modelo" de gestión económica que condena a los pobres a ser cada vez más pobres es el socialista, como se ha demostrado a lo largo de ciento cincuenta años. Cuba tuvo, hasta que Castro asaltó el poder en 1959, el mayor nivel de ingreso per cápita del Hemisferio, pero en la actualidad es el país más pobre de América, debajo de Nicaragua y Haití. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia era una de las naciones más industrializadas, pero iba camino de ser un país del Tercer Mundo cuando se derrumbó el Imperio Soviético.
Mejorar el bienestar general es el objetivo de toda forma de capitalismo, libre mercado, sociedad abierta, de sociedad democrática. La pobreza, por el contrario, afecta de manera negativa a los negocios, reduce la seguridad de las empresas y desmejora las perspectivas futuras de todos los estratos sociales. Hasta hace poco más de un año, nuestro país iba creciendo, aunque no con la celeridad que quisiéramos. Todas las cifras económicas de entidades internacionales confirmaban los avances en los servicios públicos, el ingreso, la reducción de la pobreza, el analfabetismo y la integración de más y más personas a la producción organizada.
Si quieres comparar, estimado lector, lo que tuvimos hace un par de años y la situación actual, es suficiente salir a las calles, ver su estado y contar los rótulos de "se vende", o preguntar a los pacientes de los hospitales si les dieron medicinas y sobre la calidad de la atención recibida.
La riqueza no está flotando en el aire para que los gobiernos la repartan, sino que se genera gracias al trabajo, la perseverancia, las inversiones y los riesgos que asumen fabricantes, comerciantes, dueños de talleres, agricultores, profesionales y emprendedores. Estos productores contratan operarios, administradores, motoristas, personal de limpieza y mantenimiento, proveedores de servicios, etc., los que, a su vez, sostienen con sus compras y patrocinios a otras cadenas de gente.
Esa es la natural transferencia de riqueza de unos sectores a otros, pagando salarios, comprando servicios, alquilando, vendiendo, ampliando o dejando el campo a nuevos negocios.
Cuando hay incertidumbre, pocos invierten
Esta natural transferencia tiene lugar, como ejemplo, en las zonas francas. Las maquilas de El Pedregal, como las que ahora están en la zona de Colón, dieron empleo a centenares primero y a miles de personas después, las que con su nuevo ingreso y sus compras, hicieron posible que abrieran otros negocios, que se desarrollaran colonias nuevas, que se incrementara el intercambio con otras zonas del país, que fuera elevándose la calidad de vida. Por el contrario, los programas asistenciales de los gobiernos son inefectivos y, lo que es peor, alientan la dependencia, como ocurre con las remesas.
No existe ninguna "teoría del rebalse", que más que teoría económica es una manera de difamar a los productores, acusándolos de quedarse con lo bueno y tirar mendrugos al resto de la gente. Las ganancias empresariales raras veces superan el doce por ciento del giro de los negocios y se invierten, en su mayor parte, en sostener y ampliar las empresas. Pero cuando hay incertidumbre, o amenazas, esas ganancias se ahorran hasta ver qué sucederá. Ahorran los negocios y ahorran las familias para protegerse de las bajas en la economía.
Lo que rebalsa y ahoga a un país es la inseguridad y la carencia de claros rumbos.
elsalvador.com :.: Pueblos capitalistas ricos, pueblos socialistas pobres
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