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2010/08/14

Simpatizantes del FMLN-Escribiendo a hurtadillas

14 de Agosto. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

La noche de ayer, en una tertulia con algunos colaboradores del blog El Trompudo, hablamos de la coyuntura actual y en ese esfuerzo, se lanzaron diversos temas a la mesa. Estas charlas siempre son oportunas y pertinentes, ya que nos permiten llevar a cabo procesos de auto evaluación.

Uno de los temas en el que más cacumen se utilizó fue el de la libertad de expresión y alguna temática satélite, relacionada de forma directa o indirecta con ese privilegio.

Como punto de partida, deberé de desdoblar el concepto relacionado con este privilegio y es que la libertad de expresión no es sinónimo y tampoco se circunscribe de forma exclusiva al pensar, sentir y parecer de los dueños de medios de comunicación.

El concepto va más allá y se relaciona con la posibilidad en la que un habitante de esta nación puede, no solo decir lo que quiera –con las salvedades del caso –sino también, tiene acceso a los mecanismos para transmitir ese mensaje o ese pensar. Caso contrario, cuál sería la gracia de tener libertad de expresión, si no se puede ejercer, pregúntate vos.

Es de apuntar que, como parte del derecho de expresar tus pensares y sentires, hay de forma intrínseca obligaciones que se deben de respetar y que en este país han sido acatadas por muy pocos actores.

Caemos en la cuenta que la gran mayoría de lo que se conoce como “medios masivos”, han irrespetado por siempre la obligación que debería cuando menos implicar, investigar, validar y sustentar la fuente, antes de transmitir la nota. Además de brindar la posibilidad en la misma dimensión del derecho de respuesta, de alguien que se sienta agraviado.

Ahí tienes ejemplos de las peores practicas periodísticas y de comunicación con editoriales incendiarios de un conocido medio escrito, que muy poco le falta para salir insultando (j) a sus lectores y lectoras.

Este servidor no es la excepción y a lo largo de mi permanencia en la bloggsfera salvadoreña, he puesto mis barbas en remojo y me he aplicado mí propia auto censura, con el fin de aportar de una manera más civilizada y además, por la consideración que les debo a ustedes. Esta visión fue compartida en la tertulia por todos y estoy seguro que desde hace rato lo han palpado en diversos blogs.

Te recuerdas el inicio del surgimiento de los blogs? Estarás de acuerdo que la forma en la que les llegábamos con nuestras notas, quizá no fue la más adecuada o la más objetiva, pero era un fiel reflejo de la impotencia a la que nos tenían sometidos los grandes medios. Fue entonces necesario un “raport” que atrajera a la mayor parte de nuestros lectores.

Algunos bloggeros tienen habilidades en este volado de las letras y la comunicación, otros como este servidor no; así que he venido evolucionando no solo con la forma de escribir, sino también, con el contenido de los comentarios y principalmente con la forma en que se aborda la crítica que hago.

Pero no fue el único tema el que se valoró en esta tertulia, sino también, la forma anónima en la que desarrollamos nuestros contenidos.

Al respecto coincidimos en que aún, parte de esta sociedad y principalmente los políticos, no están preparados para la crítica, el contrapunto o las exigencias. Ahí tienes el ejemplo de Juan Carlos Sura, que fue amenazado, según él lo expresa, por Mario Acosta.

Esto puede significar, con el poder que tienen algunos políticos que, tu seguridad económica se pueda ver mermada o afectada por la tozudez de alguna vaca sagrada que vive y se nutre de la política. Viéndolo por el lado amable, pero si te pones a pensar que, no todos los integrantes de los escuadrones de la muerte han pasado a mejor vida, es mejor estar a hurtadillas y en el anonimato.

Podrías pensar compatriota que ahora que ha llegado el presidente Funes al ejecutivo, las cosas pueden cambiar. Qué equivocado se puede estar al pensar así, ahora es cuando más complicado se ha vuelto definirse como un hombre o una mujer de pensamiento izquierdista.

Al poder económico de este país en su tozudez, no le agrada que ninguno de sus empleados piense diferente como él.

Entonces, cómo hago para explicarle –en mi caso – a mi jefe que soy de pensamiento izquierdista y que lo que escribí o escribo, no habla de ninguna cercanía hacia Chávez o el socialismo del siglo XXI, sino con la cercanía de mis necesidades y aspiraciones de salvadoreño.

Kvernicola

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