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2010/08/13

Simpatizantes del FMLN-De payasos, corruptos y estafadores

13 de Agosto. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

El Ministro de Economía, Miguel Lacayo, fue cesado en su cargo; pero nunca “ingresaron” a las arcas del Estado los 40.2 millones de dólares evadidos por tráfico de influencias y conflicto de intereses.

A raíz de un comentario publicado sobre payasos y “artistas circenses” en la Asamblea Legislativa, un estimado lector nos recuerda una sabrosa anécdota ocurrida en ese augusto recinto con un diputado de la Democracia Cristiana, de nombre Guillermo Guevara Lacayo. Recordemos, pues recordar es volver a vivir como tan bellamente recitan los poetas y repiten sus admiradores.

Corría, pues, una cálida, movida sesión en la Cámara de Diputados y uno de los “padres” conscriptos cuyo nombre, a pesar de sus mañas, no termina de ocultar el polvo del olvido, se engolosinaba en un discurso ensalzador de sus propias virtudes políticas para, por lo bajo, tratar de justificar algunos malos pasos, cuando un su colega de la extrema derecha arenera, decidió cortar por lo sano y se levantó y dijo con voz de trueno:

–¡Ustedes de la Democracia Cristiana son unos corruptos!

El tal violenta, tajantemente acusado, después de todo ducho en tales menesteres, no se turbó más de un segundo; pero evidentemente fue perjudicado en lo más profundo de su egolatría; aplicando diestramente un recurso jurídico, al fin abogado él, se volvió molesto hacia su colega diputado:

–¿Me acusa de corrupto? –Si robé he robado; pero no tengo las manos cubiertas de sangre.

Por segundos la Cámara se cubrió de un silencio sepulcral, más a continuación las risas y el escarnio de los diputados rivales, y el asombro y el profundo pesar de los representantes de la Democracia Cristiana, fue el signo más evidente en el seno de la Asamblea Legislativa.

Dicen ciertos políticos que el hijo del presidente de la república, Alejandro Duarte, no salía del asombro y una serie de calificativos salieron de su boca, palabras menos o más, lindaron con –idiota, imbécil y otras por el estilo.

Ya no hizo falta que el diputado rival reiterara sus acusaciones, el propio abogado Guevara Lacayo, había confirmado con sus propias palabras sus andazas de ratero o ladrón. Triste papel para un diputado, para un político alimentado por la fe cristiana, por el bien común, la solidaridad y la justicia social, de acuerdo con la doctrina social de la iglesia católica.

Desde luego, el mote de “payasos” (reiteramos nuestras disculpas a los artistas circenses) les viene desde hace años a los señores diputados. Difícilmente va a encontrarse ahora al genio, a muchos genios de la lupa detectivesca para sacar del hilo el ovillo, para desenredar la madeja, seguir la huella, rastrear infaliblemente la pista y hallar la contundente explicación delictiva a las fortunas que desde el punto de vista de la moral pública no se explican aunque se conozcan por fuerza de evidencia.

No se trata únicamente de los diputados quienes “a fuerza de leyes”, trifulcas, engaños y demagogia hacen sus fortunas; sino también de otros “altos” y “medios” funcionarios de los cuatro gobiernos areneros y de los anteriores marcados por el sello del Pro Patria, PRUD y PCN. Por ejemplo: uno no puede dejar de asustarse de las denuncias presentadas a la Fiscalía General de la República por el Ministerio de Obras Públicas contra funcionarios de Arena y, desde luego, contra empresas privadas contratadas para realizar obras de infraestructura. Para el caso: el Ministerio de Hacienda estipula un presupuesto de 23 millones de dólares para construir un tramo de carretera conocida como Diego de Holguín, de 5.7 kilómetros; Obras Públicas no puede excederse de esa cantidad; pero en pocos días se “funda” una compañía constructora y sin presentar garantía ni cumplir con el tiempo establecido, así como mostrar trabajos hechos, gana la licitación por 25 millones de dólares, es decir dos millones más de lo legalmente establecido; pero además se les da un anticipo del 30% a pesar de que la ley estipula únicamente el 20%, siempre y cuando se haya iniciado la obra.

Es nada más un pequeño ejemplo del robo y el fraude descarado contra la nación hecho por los gobiernos de Arena, quienes por cierto en el presente se “lavan las manos” y acusan de corrupción e incapacidad “al gobierno del FMLN”, simplemente para aparentar honestidad y transparencia cuando “todo el mundo” sabe la forma en que administraron el Estado. Delincuentes, estafadores y ladrones, pues. Se hicieron de cuantiosas fortunas. Por una razón dolorosa pero sencilla: quienes la poseen han tenido el mayor cuidado, al formarlas, precisamente de no dejar colas, huellas, pistas seguras ni fáciles siquiera.

Por eso resulta loable la iniciativa de ministros como el de Obras Públicas, de Gobernación, Salud Pública y el director del Seguro Social para que se investigue, se sigan las pistas y se sanciones duramente al enriquecido malamente, al que no pueda ofrecer explicación fehaciente respecto de la buena, sana, honrada adquisición del contenido de sus arcas particulares. Sanción que toca muy directamente sobre todo al funcionario que de un modo u otro maneja dinero del pueblo y afecta a intereses de la nación. Es decir la colectividad de salvadoreños.

Hay quien se pregunta si un enriquecido, no siendo funcionario público, sino digamos un empresario o un concesionario privado, no tendrá obligación de explicar el origen y el desarrollo de su fortuna. Si, por ejemplo, vender mercancía de segunda cobrándola como de primera, escamotear sueldos – y no solamente en el nivel de los mínimos— a sus empleados, inflar el costo normal de la prestación de tales o cuales servicios, con miras claras a hacer fortuna rápida y cuantiosa, no será objeto también de investigación para dilucidar si se hace o no acreedor a sanciones penales como el funcionario de la administración pública. Pues, al cabo, los abusos, los saqueos, las puñaladas arteras van todas lanzadas a herir el mismo cuerpo de economía y dan los mismos resultados: a hacer cresos de unos pocos vivales y parias de muchísimos inermes. Como dice el refrán popular: detrás de un corrupto hay un corruptor.

Los enriquecidos de empresa privada alegan por parejo: nos esforzamos mucho, organizamos bien nuestro negocio, aprovechamos lícitamente la regla de la oferta y la demanda. Habría que preguntarles también si pagan honradamente sus impuestos y no hacen uso de la elusión, la evasión fiscal y el contrabando. El abuelo del ex presidente Alfredo Cristiani, Juan Burkard, por ejemplo, se hizo de muchas fincas de café en el oriente del país, prestando dinero a altos intereses a campesinos sobre sus fincas. Cuando estos no contaban con el dinero para cancelar la deuda, pues a caerle a las tierras. ¿Qué autoridad moral o legal puede tener un empresario como Cristiani para “alegar” esfuerzo y honradez en su cuantiosa fortuna? Nosotros siempre le hemos pedido aclarar ÚNICAMENTE los 705 millones de dólares otorgados por el Banco Central de Reserva para el saneamiento bancario de 1990, cuando se privatizó la banca y su familia, por supuesto, se hizo dueña del Banco Cuscatlán.

Las sabrosas anécdotas de los tristemente funcionarios gubernamentales podría continuar como una camándula interminable, como el ex presidente de la ANDA, Carlos Perla y su “abnegado” y “sacrificado” gerente general, Mario Orellana; o el ex presidente del Banco de Fomento Agropecuario, Raúl García Prieto; o el ex director del Seguro Social, Romeo Majano o del señor Miguel Lacayo, ex Ministro de Economía, quien permitió la importación, libre de aranceles, de desperdicios de pilas y otros insumos para la fabricación de baterías. Esta “gran jugada”, conflicto de intereses y tráfico de influencias significó la pérdida de 40.2 millones de dólares para el pueblo salvadoreño. Son apenas unos eslabones de esta infame tradición de estafas, robos, fraudes y malversación de fondos contra la nación salvadoreña. En su momento continuaremos para recordar al pueblo salvadoreño donde se esconden, además del piñal, las ratas que le comen sus entrañas.

Publicado por pocote

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