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2010/08/21

Contra Punto-Ver para creer: gobierno del “cambio” destituye a músicos sinfónicos por exigir justicia - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 Décadas dedicadas a un oficio que requiere mucha disciplina, entrega y valentían, terminaron en un parpadeo por exigir sus derechos.

Por Edgardo Ayala / Tomás Andréu.21 de Agosto. Tomado de Contra Punto.

 

SAN SALVADOR - Guillermo Aguirre lleva 24 años tocando el violín en la Orquesta Sinfónica de El Salvador, y su colega Jorge Rodríguez, 26, tocando la viola. Virtuosos de la música clásica, ahora están a un paso de ser despedidos y pasar a engrosar la larga fila de desempleados del país.

¿El pecado? El pasado 27 de julio, en medio de un concierto, Guillermo, que siempre le ha hecho de maestro de ceremonia, introdujo a su amigo y colega, Jorge, para que frente a la audiencia leyera un pronunciamiento consensuado por todos los músicos, en el que exigían hacer efectivo el escalafón, que les permitiría aumentos salariales del 4% por cada tres años de trabajo.

El 16 de agosto, recibieron una notificación de la jefe de recursos humanos de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, en la que se les informa que están suspendidos por haber interrumpido aquel concierto, y que se ha decidido su destitución, la que se supone está en trámite.

“Lo paradójico para nosotros es que, en esos 20 años de gobiernos descalificados, nunca tuvimos algo como esto”, dice Jorge.

¿Por qué ustedes fueron despedidos, o suspendidos, de la Sinfónica?

JORGE: Nos hemos venido manifestando desde febrero de este año cuando descubrimos que no se nos iba a dar el escalafón por el que habíamos luchado por mucho tiempo en las administraciones anteriores. La idea del escalafón no es nueva, es una larga conquista. Son de 15 a 20 años de estar batallando contra los gobiernos para que nos lo reconozcan. El escalafón es entre comillas una necesidad de la carrera administrativa porque los empleados públicos son profesionales en la burocracia, eso es la carrera administrativa.

Entonces nosotros adquirimos ese beneficio que es propio de la carrera administrativa y esperamos que se materializara este año. Ya se había instaurado por ley cuando estábamos en el Ministerio de Educación, cuando éramos Concultura.

¿Es producto de un decreto?

JORGE: Es producto de un decreto que tiene fundamento jurídico, porque fue instituido con una reforma al artículo 56, si no me equivoco, de la Ley General de Educación.

¿Más o menos en qué año fue eso?

JORGE: Eso fue en el 2008 para ser aplicado en el 2009. En el 2008 se hizo el reglamento, se publicó y se distribuyó. El escalafón fue para todos los empleados administrativos y técnicos del Ministerio de Educación, porque otros empleados de esa cartera, como los profesores, ya tenían su propio escalafón.

Se echó en enero de 2009, y para muchos significó un aumento salarial de hasta $500 dólares porque el escalafón consistía en un incremento de 4 por ciento por cada 3 años de servicio.

¿O sea que era retroactivo?

JORGE: En ese sentido sí porque se estaba reconociendo todo el tiempo de servicio que no se había reconocido (…) a mí me tocaba un aumento de casi cuatrocientos dólares con 27 años de servicio allí.

Como no nos lo dieron a todos los empleados de la Secretaría de la Cultura, organizados en diferentes grupos y sindicatos, todos coincidimos en que había que reclamar y por todos lados empezaron a surgir voces reclamando. Nosotros acordamos que, como artistas, es el escenario nuestra cancha y allí empezamos a realizar pronunciamientos. Decidimos colgar una pancarta que sería como contador, cada dos semanas que hacíamos conciertos, pondríamos en el rótulo cuántos días teníamos sin recibir el escalafón.

La pancarta del concierto del jueves 29 de julio creo que decía 210 días…

JORGE: Ese mismo rótulo sigue estando allí por siete o seis conciertos anteriores quizás más. Bueno esa era la manera de manifestarnos. Eso no gustó desde el principio, pero ¿qué hacer? Ya habíamos hecho las diligencias legales, las peticiones formales a las autoridades respectivas para que se diera cumplimiento a eso, porque el escalafón es Ley de la República. Ley de la República es obligatoria tanto para mí como para todos los funcionarios públicos, pero no se estaba cumpliendo, simplemente se nos estaba dejando de pagar nuestro salario. Y luego después de hacer las peticiones sin encontrar eco, decidimos lanzar un pronunciamiento en un comunicado como las manifestaciones que hicimos que el día 11 de febrero.

Pero lo que nos llevó a nosotros a ser sancionados fue la lectura del comunicado y protesta. La noche del miércoles y jueves, 28 y 29 de julio leímos un manifiesto, lo que resultaba especial de ese manifiesto es que era una reacción frente a las declaraciones que había hecho el Ministro de Hacienda, don Carlos Cáceres, una noche anterior el martes 26, en el programa 8 en Punto con Nacho Castillo. Allí él había dejado claro que el escalafón no nos lo iban a dar.

Entiendo que él argumentó que como ustedes pasaron del ministerio de Educación a la Presidencia de la República, ustedes ya no gozaban de ese derecho, ¿así es la cosa?

JORGE: Eso resulta de una extraordinaria simpleza, es una simpleza porque eso significa que cualquier contingente de trabajadores puede ser movido de un lugar a otro, de una cartera de Estado a otra, con pretexto de no cumplir con una obligación legal que se tiene con él. Eso no es posible, en base a algo que el mismo presidente (Funes) ha reconocido, el derecho adquirido.

¿Entonces de dónde saca el ministro de Hacienda que ese derecho adquirido, que es una Ley de la República, ya no es válido porque ustedes fueron movidos para la Presidencia?

JORGE: Habría que preguntarle a él de dónde lo saca. Yo como abogado estoy muy inquieto de cuál es la fuente de esa declaración. El señor Ministro de Hacienda no es abogado, él es especialista en otra área y cuando no somos especialista en un área generalmente nos equivocamos. Encima no solo dijo que no lo teníamos (el escalafón), que lo habíamos perdido, sino que el afirmó categóricamente que en Casa Presidencial nadie tiene escalafón. Pero no es cierto. Incluso el mismo señor presidente lo había reconocido desde el primer momento porque ese error de lo del escalafón se descubrió temprano.

Guillermo Aguirre (primer plano) y Jorge Rodríguez (al fondo)
fuera del Teatro Presidente la noche del jueves.

Cuando se creó la Secretaría de Cultura, se dejaron cabos sueltos y el escalafón es uno de los cabos sueltos. Se les olvidó que había que tramitar el escalafón, se olvidó que había seguimiento presupuestario que seguir para tener fondos presupuestarios para el escalafón. Y en febrero de este año cuando nosotros protestamos en Casa Presidencial, el presidente Funes reconoció que ese derecho adquirido era cierto y él prometió honrarlo y lo repitió y repitió hasta el punto que eso está colgado en el sitio web de la presidencia, en las declaraciones presidenciales, allí esté. Pero el señor presidente no hizo nada respecto a las declaraciones dadas.

Volviendo al famoso concierto del  jueves 29 ¿por qué a ustedes se les anunció que se les destituye o se les va a sustituir? ¿En qué situación se encuentran ustedes?

GUILLERMO: La verdad es que todo lo que hacemos en el escenario es previamente programado. En la nota que nos mandan avisándonos la destitución, entre otras cosas se nos dice que se procede de esta forma en virtud de la interrupción efectuada en los conciertos sinfónicos programados 28 y 29 de julio, que esa interrupción no formaba parte para el desarrollo de los mismos.

Realmente, gente de la Secretaría de la Cultura casi no van a nuestros conciertos. El mismo secretario de la Cultura dijo en una entrevista, hace un par de meses, que antes de ser nombrado secretario él había ido, parece que a un concierto de la Orquesta Sinfónica de El Salvador, que no visitaba el teatro, que él pasaba encerrado prácticamente en su trabajo, dirigiendo el doctorado en filosofía en la UCA.

Es decir, él no conoce el proceso de cómo se maneja y cómo se administra el escenario para un concierto sinfónico. Lo que hicimos en el concierto lo concensuamos. En la mañana, el director invitado nos dio su venia, nos dijo: “No solo les autorizo y les doy permiso, sino que los apoyo porque es justo lo que están pidiendo, etc…”,

Y en ningún momento hubo esa interrupción, ya estaba programado, lo decidimos junto con el director invitado, dijimos: vamos a hacer la Obertura Oberón, de Carl María von Weber, y de ahí (el director invitado) dijo: yo me salgo del escenario y le dan leída al comunicado, después de eso yo vuelvo a entrar y seguimos con el programa musical.

O sea, el concierto no se ha interrumpido. Quien haya ido a escuchar el concierto y diga que fue una interrupción yo le pediría que cuidara un poco su cultura musical, para que entienda que una obertura da pie a otras cosas.

Una obertura generalmente da pie para que (tras una pausa) después se abra el telón e inicie una opera, o inicie, desde una obertura, un preludio y después un ballet.

Entonces en esa pausa iban a aprovechar…

GUILLERMO: Exactamente, no ha habido tal interrupción. Aparte de valerse de un recurso sacado de la manga, interrupción ¡de dónde Dios mío!

Esto lo dicen, porque Ud. se paró y presentó a su compañero…

GUILLERMO: Sí, y me paré como otras veces lo hago. Miré, yo soy una especie de maestro de ceremonia ad honoren desde hace más de 10 años. Esta actividad la vengo desarrollando, sin que me paguen, con mucho gusto.

Y así como esa noche me tocó presentar a mi compañero Jorge, para que él leyera el comunicado que fue concensuado y votado unánimemente, así me paré y lo presenté como cuando a veces ha llegado un ministro a hablar y le dedicamos un concierto y yo primero lo presento, o algún rector de alguna universidad le dedicamos un concierto por un aniversario, entonces yo primero lo presento etc. Eso es costumbre, así se maneja el escenario.

Entonces, esa noche, me paro como maestro de ceremonia, hago una pequeña introducción de qué se trata el asunto, le explico al público que en virtud del escalafón al que tenemos derecho se va a dar lectura a un comunicado. Y mi compañero sigue y da lectura al comunicado.

Tanto él, que dio lectura al comunicado, como yo que lo presenté, somos sancionados porque hemos “interrumpido” el concierto y otra cosa más, por ahí dicen que le hemos faltado el respeto a nuestro superior jerárquico. No sé en qué sentido, porque no nos hemos referido al secretario de Cultura (Héctor Samour), que es nuestro superior jerárquico, ni a nuestro director titular, Germán Cáceres, que es nuestro superior inmediato, él estaba de acuerdo también. Quiero aclarar, que él sería uno de los más beneficiados de este escalafón porque aparte de ganar mucho más que nosotros, tiene más años de estar trabajando.

La noche que la Secretaría de Cultura desafinó

No sonaron los instrumentos de cuerda, viento, metales y percusión. Sí sonaron las molestias de un público que no pudo ser. El concierto de la Orquesta Sinfónica, programado para este jueves 19, fue cancelado a última hora.

El secretario de Cultura, Héctor Samour, dijo a ContraPunto que la cancelación de la jornada “fue por otras razones. El director de la Orquesta (German Cáceres) estaba indispuesto” y no tenía nada que ver con la petición del escalafón.

Pero hubo personal de la Orquesta que dijo a ContraPunto que vieron a Cáceres, al final de la tarde, “sano y contento”.

“Al director lo vi bien, estaba en la Secretaría, pero lo vi esquivo. Obviamente su reputación y beneficios no los va a sacrificar por dos gatos, lo entendemos como él nos entiende a nosotros”, dijo el músico que pidió a ContraPunto que no revelara su nombre. Agregó: “Tengo más dos décadas en esto. Nunca un director ha faltado, menos el director Cáceres, él ha dirigido enfermo (…) para eso está el director asistente (Irving Martin)”.

Los miembros de la Orquesta Sinfónica tenían planeado leer a una sola voz, un comunicado en el cual reivindicaban sus derechos laborales y que a la vez, era una afrenta al gobierno y al secretario de Cultura: si despedían a dos por la lectura de un comunicado, entonces esta vez tendrían que despedir a toda la orquesta.

Las personas bajaban de sus vehículos a preguntar por qué no había concierto. Entre esas personas molestas e indignadas, se encontraba la venerada artista de danza Alcira Alonso.

“Es insólito. El concierto de debió haber dado y los problemas se debieron haber solucionado en otra forma. Es una falta de respeto al público”. Y agregó: “Tengo 50 años de vivir en el país y jamás, en ninguna época, ha sucedido algo parecido”.

Otra persona que dijo residir en África, dijo: “Vengo a deleitarme y no hay nada. Es una falta de respeto. Vengo porque en África no hay sinfónica, traigo a mis hijas muy arregladas para cultivar el espíritu. Perder el tiempo, esto no tiene nombre”.

“Hemos visto por muchos años la lucha de esta orquesta sinfónica, incluso tocaron en la Asamblea Legislativa para sensibilizar a los diputados para que les subieran el sueldo. Del gobierno del cambio, esperaríamos solidaridad, comprensión y el diálogo, pero este tipo de actitudes, la verdad, ya casi no extraña”. Claudia Hernández, bailarina independiente.

“Es una lucha justa. Una profesión que desde niños han llevado. Un músico como ellos no se hace de la noche a la mañana. Esta es una ingratitud de parte de las autoridades de cultura”. Señora Ventura. Del público asistente.

“Yo suponía que las nuevas autoridades iban a magnificar las actividades culturales y no todo lo contrario. Mis compañeros fueron voceros de toda la orquesta, técnico y administrativo”.   Walter Herrera, violonchelista de la Orquesta Sinfónica.

Son acusaciones sacadas de la manga que no tienen mayor fundamento. Este día a través del correo recibí un mensaje de solidaridad de un compañero de una orquesta sinfónica de un país latinoamericano, que me dice: “Cuando aquí cumplimos 25 años de laborar, el gobierno nos otorga una medalla al mérito, por servicios importantes prestados a la patria en el difícil campo de la cultura, y no entiendo cómo en tu caso, que ya cumpliste 24 años, en vez de darte una medalla por haberte sacrificado en ese país, donde ganan siete veces menos que nosotros…

Te dan una patada en el trasero…

GUILLERMO: Sí, como artistas sinfónicos, te destituyen, no podemos entenderlo, ¡en qué país vivís!”, me dice.

Haber dedicado (Jorge y yo) un cuarto de siglo de nuestras vidas cada uno en una actividad que va hacer premiada con una destitución, promovida por funcionarios que no entienden el hecho cultural, que no entienden cómo se manejan los tiempos, que ni siquiera, creo, saben como está conformada la estructura de una sinfonía, que es la forma musical más altamente lograda por la mente humana hasta este día.

Estamos mal,  porque estamos haciendo un esfuerzo, hemos pasado vicisitudes, la orquesta no dejó de tocar en todo el conflicto armado, hemos ido a todo los 14 departamentos, nos hemos sacrificado tanto por salarios paupérrimos, casi de hambre, entonces que se nos trate así, me parece que dice mucho de un país y de un gobierno.

¿Ustedes esperaban esta respuesta del gobierno de izquierda del cambio?

GUILLERMO: Eso es lo más sorprendente. El año pasado cuando la señora Darlyn Meza era ministra de Educación, el paso previo para que se nos hiciera efectivo el escalafón, era la nivelación salarial. Entonces nosotros quedamos fuera de la nivelación y como no nos la hacían, le fuimos a poner serenata. Llegó la Orquesta Sinfónica algunos con nuestros instrumentos sinfónicos, le fuimos a tocar al despacho, y no solo nos recibió, nos atendió e incluso nos resolvió, nos hizo la nivelación, y en ningún momento nos ofreció destituirnos ni nada de eso, no se quejó que habíamos salido de nuestro ensayo para hacer eso. Eso es lo más sorprendente.

Porque nosotros siempre le apostamos que el cambio incluía el área de cultura y hemos luchado varios de nosotros en lo personal, por ese cambio, pero el gobierno del cambio no es lo que nosotros esperábamos.

En la carta se menciona que se le suspende a usted, por el supuesto acto pero ¿Cuál es la situación precisa de ustedes, están destituidos ya o están en proceso?

JORGE: Estamos un poco a la expectativa de las cosas, porque tal como se ve en la nota se nos ha dicho que estamos suspendidos, esa es la única sanción inmediata que tenemos.

En el caso de nosotros no nos están acusando penalmente pero sí nos han aplicado la suspensión exclusiva a la delincuencia penal, nos están tratando como delincuentes.

Imagínense lo que hacen ahí que invocan incumplimiento de disposiciones de la Ley de Ética Gubernamental y la invocación que hacen en el artículo dice, que la conducta penada es corrupción, haber hecho uso de los recursos del Estado para beneficio personal, de eso nos están acusando. ¿Usted cree que pararse frente a un conglomerado laboral, es apropiarse de los bienes del público, para beneficio personal? Está tirado de los cabellos.

No están totalmente despedidos, pero es como si están en el proceso…

JORGE: Inicialmente esa fue mi percepción y lo notifican en ese tipo de documentos, estamos haciendo esto, están en acción, usted lo toma así, ya se abrió el proceso.

Si se trata de una destitución ¿de quién es la decisión?

JORGE: Del secretario de Cultura [Héctor Samour], porque firma la nota su jefe de personal, lo que nos hace pensar es que es tan risible o tan flojo el fundamento.

En esta decisión, ¿cuál fue la participación del presidente de la República? Tomando en cuenta que la Secretaría de Cultura es parte de la presidencia

JORGE: En línea general, las jerarquías no participan en las decisiones. Cada nivel jerárquico tiene sus potestades, facultades para tomar decisiones frente a determinados asuntos. Después del secretario de Cultura, nuestra autoridad que sigue directamente es el presidente. No hay intermedios, pero él no está pendiente del trabajo de la Secretaría, en el sentido que esté con estas minucias.

Nos enteramos de que cuando se montó el homenaje a monseñor Romero, en marzo, ustedes interpretaron una pieza ahí, pero ustedes [a manera de presión] adelantaron que no tocarían, eso les creó anticuerpos digamos, con gente cercana al poder o con gente de Casa Presidencial...

GUILLERMO: En lo personal, desconozco eso. Desconozco su fuente. Como estábamos en la lucha del escalafón, había un descontento pero no solo de la Orquesta Sinfónica, sino de todos los trabajadores de la Secretaría de Cultura. Lo único que pedíamos eran buses adecuados... Una vez fuimos a Santa Ana, íbamos en un bus tan viejo que se quedó a medio camino, [pedíamos] que nos dieran cena. Cosas así. Que se nos reconocieran horas extras. Siento que todas estas discordias vienen por el escalafón.

JORGE: Yo tengo una anécdota. Cuando falleció el mayor Roberto D´Abuisson [fundador de ARENA], se pretendió que la Orquesta tocara en cada aniversario de su muerte, eso causó una discusión interna, hubo que ponernos claros.

Con el gobierno del [ex presidente, Armando] Calderón Sol sucedió una cosa: cuando él ganó, quería que nosotros participáramos en un Tedeum, queriendo agradecer por el triunfo. Esa percepción es muy frecuente en los funcionarios públicos de nuestro país. Pero hemos logrado que a la orquesta se le reconozca su rol netamente cultural y que no sea utilizado para celebrar fiestas rosas, cumpleaños.

Es decir, no es la primera vez que hemos tenido disputas que pudieron haber creado anticuerpos. Pero lo paradójico para nosotros es que en esos 20 años de gobiernos descalificados, nunca tuvimos algo como esto. Jamás se despidió a un músico de la Orquesta Sinfónica. Con todos los que fueron presidentes de CONCULTURA tuvimos discusiones por ligeras cosas, incluso con el ministro de Cultura, Hernández Valiente, con Adolfo Rey Prendes, no en los tiempos de ARENA, sino del PDC. Pero por primera vez en el gobierno diferente, se da una situación como esta.

Hay músicos que se dedican a otra profesión que les permitan ganar para la manutención y dedicarse a la música para satisfacer el alma ¿cómo queda la situación de ustedes?

GUILLERMO: En mi caso personal, mis únicos ingresos es el salario de la orquesta sinfónica. Aunque me indemnizaran o me pagaran el salario de dos años por ejemplo, no podría ir a pedir trabajo a la sinfónica de Chalatenango, a la filarmónica de Sonsonate, ni a la orquesta de Panchimalco.

Esta situación es difícil porque también habla del nivel cultural del país. Las autoridades no han puesto atención a esto. Mi vida es la música. He estudiado otras carreras: letras, sociología, tengo estudios completos de la maestría en ciencias políticas pero nunca he trabajado de eso, no estoy en una ONG, ministro de un gobierno porque mi vida y pasión es la música. Después de 25 años de trabajar para la Sinfónica y quedar de tajo cortado, le digo... para ser sincero, ni a mi hija le he contado esta situación. Imagínese que para los trabajos del día a día hay tanta demanda y poca oferta, imagínese para un violinista de una orquesta sinfónica. No sé cuántos años tengo que esperar para que funden una sinfónica en Santa Ana, pero mientras tanto, ¿de qué voy a vivir?

JORGE: Yo resumo mi situación así: mi profesión es ser músico y mi “hobby” es  ser abogado. La música me llevó al derecho (leyes). La música es justicia en cierto modo y uno se acostumbra a la justicia.

¿En el caso eventual de un despido, que aún está por verse, digamos que usted tendría esa rama de la cual agarrares?

JORGE: En teoría sí, pero mi opción es la siguiente: si me despiden en estas condiciones me voy a declarar perseguido político y voy a pedir asilo en otro país. Lo haría como una reacción medita después de tres días que ha sucedido esto. Incluso lo pensaba desde que han empezado las luchas reivindicativas por el escalafón. Sería el primer ciudadano que se declararía perseguido político en este gobierno. Comparto las simpatías por este gobierno.

Yo voté por Mauricio Funes, pero yo no voté por estos funcionarios intermedios.

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