Francisco Américo Mejía.19 de Agosto. Tomado de Diario Co Latino.
Se discute con mucho entusiasmo el dictamen de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia sobre las modificaciones a los procesos electorales. Las principales consisten en listas abiertas de candidatos a Diputados y Alcaldes por parte de los Partidos Políticos y la consideración de candidaturas no partidarias o individuales.
El aspecto jurídico ha sido planteado con toda su fuerza, por ejemplo, en el debate entre el Magistrado de la Corte Suprema de Justicia Ulises del Dios Guzmán y el Lic. Félix Ulloa hijo; parece que todavía quedan muchos aspectos que dilucidar sobre la misma constitucionalidad de la resolución de la Sala, dando pie a la pregunta: ¿quién define sobre la inconstitucionalidad de una resolución de la Sala de lo Constitucional?
Sin embargo, lo que mueve este artículo son los argumentos políticos que se esgrimen. Uno de tales argumentos es que el propósito del cambio es quitar a los partidos políticos el monopolio que actualmente ostentan, a través de establecer listas abiertas para las elecciones de diputados y diputadas para permitir que la ciudadanía ejerza su derecho a elegir directamente, y a ser electos para esos cargos del gobierno (candidaturas individuales). Se nos vende la idea que todos los ciudadanos podemos participar, olvidando que más del 60% de la población vive en condiciones difíciles, que apenas le permiten sobrevivir, y que no pueden gozar, entre otras, de las condiciones tecnológicas de la vida moderna (tener computadora, internet, cable, etc.) con la excepción de los teléfonos móviles. Es una ilusión decir que cualquier ciudadano o ciudadana podrá participar como candidato/a a diputado/a, ya que para ello se necesita invertir una fortuna, que difícilmente puede disponer el campesino pobre, el obrero, el trabajador informal o el empleado y que tampoco podrán recuperar con el salario que devenguen como funcionarios durante los tres años de servicio. Sí, es cierto que algunos grupos de la clase media alta, y que cuentan ya con una imagen pública, podrían participar si es que logran conseguir el financiamiento necesario; lo mejor que debería suceder es que organizaciones de la sociedad civil participen desde un interés específico: ambientalistas, organizaciones de género, etc.
De todo esto surgen algunas interrogantes
¿Por qué se combate a los partidos políticos? ¿El crimen organizado los ha infiltrado? ¿Qué son los partidos políticos?
Se argumenta que los partidos políticos se han convertido en cueva de corruptos y oportunistas, que sólo buscan su interés individual o de cúpulas y que no representan el interés general del “pueblo”, se dice además que “los partidos políticos tienen secuestrada la soberanía popular y a su militancia”. En la actualidad la Asamblea Legislativa, considerada por estos sectores, como el organismo de gobierno más desprestigiado, está formada por los partidos: FMLN, ARENA, GANA, PCN, PDC y CD más un grupo de independientes que han formado una nueva agrupación parlamentaria. Hasta hoy en día, las agrupaciones de derecha tienen los votos para tomar decisiones por mayoría simple y son éstas las que han decidido, en los últimos años, medidas que han afectado la vida nacional de manera trascendente: dolarización, tratados de Libre Comercio, participar con tropas en Irak, leyes Mano Dura, etc.
Cabe preguntarse si las críticas sobre la infiltración del crimen organizado son para todos los partidos y son tan generalizadas o solamente se trata de desprestigiar a estas instituciones sociales. No cabe duda que en algunos partidos se tienen vividores de la política y que poco o nada contribuyen para hacer de nuestro país un mejor lugar para vivir, pero de ahí a generalizar, parece más una posición visceral que racional.
Pero, ¿qué es un partido político? Según los ideólogos de estas propuestas se quiere que los partidos políticos simplemente sean asociaciones de ciudadanos y ciudadanas que sirvan como vehículo para llegar a ocupar los cargos de diputados o alcaldes y que cada uno de sus militantes se pueda auto-postular, es decir, que los partidos políticos sean simples agrupaciones de la ciudadanía que comparten, a lo mejor, una visión común de cómo resolver los problemas del país y que no representen ningún interés social particular, sino a toda la nación.
Esta es una visión demasiado estrecha de los partidos políticos. Otra visión es que representan intereses particulares de grupos sociales, así hay partidos que buscan representar el interés de los obreros, de los campesinos, de los sectores medios o de las clases altas. Es un hecho que cada partido se presenta como representando a todo el “pueblo” y no como representante de un sector del mismo; sin embargo, si miramos de cerca sus acciones vemos que defienden intereses sociales concretos, así hay partidos que representan a la oligarquía, otros a los industriales, a los terratenientes, a los obreros y campesinos, etc. ¿Cuál de estas concepciones ayuda más a la ciudadanía a ubicarse en la vida?
Los partidos políticos cuentan con estructuras internas que reflejan su concepción filosófica y su enfoque de cómo enfrentar los problemas nacionales, así existen estructuras locales, regionales y nacionales, mediante las cuales se establecen estrategias y tácticas para la lucha política. Son sus mejores cuadros los que van moldeando el quehacer de dichas instituciones. Esto es así con las instituciones (partidos) que seriamente trabajan por lograr que su visión y propuestas sean compartidas por amplios sectores de la sociedad, o al menos de los grupos sociales que pretenden representar, lo que finalmente se refleja en la planilla de funcionarios y funcionarias que proponen para ocupar los distintos cargos de elección popular y que impulsarán su programa de gobierno.
¿Cómo afectan las listas abiertas a la concepción partidaria? En primer lugar los partidos políticos, si quieren sostener su visión filosófica y programática, se verán obligados a formar planillas lo más homogéneas posibles para que, quede quien quede, puedan impulsar la visión partidaria y no se pierda el esfuerzo colectivo en la visión individual. Este tipo de soluciones (listas abiertas) supone otra ilusión: que la gente, el ciudadano y las ciudadanas conocen mejor las cualidades políticas y sociales de las personas que se proponen a los cargos ¡que sus propios compañeros de trabajo político! (¿cómo lo harán?: ¡lo más probable será que se reduzcan al que más les guste o al más simpático, o al más conocido! Esta nueva ilusión pretende eliminar las concepciones políticas institucionales de los partidos (su concepción y doctrina) y sustituirlas por las cualidades personales; no es extraño que estas ideologías magnifiquen el individualismo.
El país se enfrenta a la disyuntiva: ¿es mejor la visión individual o la colectiva? Pese a que existen buenos ciudadanos y ciudadanas, y además muy bien preparados/as, la historia nos dice que mil cabezas piensan mejor que una. No se debe eliminar lo bueno que ya existe por el mal comportamiento de unos, lo que se debe es corregir los errores y lograr una ley de partidos, que no se ha conseguido por el obstáculo que las fuerzas conservadoras representan y por los beneficios que éstas obtienen de la falta de controles.
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