José Arturo Benítez Reyes.14 de Agosto. Tomado de Diario Co Latino.
Desde que los resultados de las elecciones de 2009 dio como ganador a Carlos Mauricio Funes Cartagena y a Salvador Sánchez Cerén, el grupito privilegiado de siempre, aún mantiene un acoso desmedido a las buenas intenciones del trabajo que ejecuta el actual gobierno.
En un principio decían que el país sería entregado a los comunistas, que Hugo Chávez y Fidel Castro gobernarían nuestro país, la propiedad y capital privado sería destruido, las biblias de los cristianos de todas las denominaciones serían quemadas, etc., lo cual obviamente, se sabía que era una rotunda falsedad, pero así han engañada a la gente más humilde del país, y así seguirá la propaganda y publicidad de la derecha privilegiada de este país.
La pétrea derecha creyó que, a fuerza de martillazos publicitarios, como estaba acostumbrada a realizar, cambiarían la mente de toda la gente cansada de mentiras y engaños. Pero no sucedió como ellos creían, y ahora con nuevas autoridades comprometidas con el país, se espera que El Salvador logre no un cambio de maquillaje, sino, transformaciones profundas y consensuadas, pero que sean dirigidas por el líder del ejecutivo.
Cuando se habla de transformaciones profundas, no significa que los fanáticos de cualquier partido político, lo interpreten como temas ideológicos o de políticas que se hacen en provecho o con sesgos partidarios o personales, lo que se pretende es que el grueso de las fuerzas vivas de la población resulten beneficiadas, aunque sea un poco, de las políticas públicas sin descuidar la armonía entre las fuerzas productivas empresariales y transnacionales que invierten en el país con la sociedad en general, sin pisotear sus derechos laborales.
Pero tal aspiración, todavía está muy lejos de hacerse realidad y creo que ahora que hay un nuevo poder ejecutivo timoneado por un presidente paciente, ordenado, concertador y responsable, se puede ir amortiguando paulatinamente sin violencia los embates y ataques continuos y desmesurados de ciertos sectores de la oposición que todavía no entienden que nuestro país ya no debe seguir albergando oportunistas y aprovechados, llámense políticos, empresarios, etc., que se escudan y se siguen escudando siempre en instituciones del estado para protegerse de sus fechorías.
Es con el liderazgo actual del presidente, que se podrá lograr a mediano plazo que todos los poderes del estado, gobiernos locales y municipales, empresariado sano y progresista, establezcan políticas públicas coherentes y en forma sistemática, es decir, una real agenda de nación que el ejecutivo impulsó desde su toma de posesión.
Pero hay que empezar en casa, es decir hacer depuración de funcionarios poco transparentes en el ejecutivo, desde titulares y mandos medios en todas las carteras de estado, autónomas y semi-autónomas, ya que se percibe que se está haciendo más de lo mismo y eso no es bueno para el país y al ejecutivo en particular, que goza de alta popularidad.
Es urgente que en cada cartera de estado y las autónoma, exista después de los titulares un gerente general que ordene, coordine y de seguimiento a un plan estratégico general, y no como ha sucedido siempre: un equipo humano inamovible lleno de jefaturas pero sin obreros y que solo los ordenanzas, secretarias y vigilantes son los que pagan el pato, el resto solo vive en reuniones, seminarios, talleres, conferencias, becas, etc. que en nada benefician a los usuarios de sus servicios.
Las expectativas que tuvo la población antes de que este gobierno se instalara eran grandes, lo cual creo que todos compartimos con mucha razón, pero nunca este pueblo se imaginó, que la oposición era tan pero tan terca y obsesionada por mantener y defender este sistema capitalista voraz.
Tales expectativas, es decir, la aspiración del pueblo en ver presos a los verdaderos autores intelectuales de tanto ilícito criminal, de contrabando, evasión y elusión fiscal, de incontables actos de corrupción que han empobrecido continuamente a los salvadoreños se ha desvanecido a lo largo de este primer año de gestión presidencial, pero es seguro que la fiscalía y la Corte Suprema de Justicia, poco a poco tendrán que ayudar a esclarecer tales ilícitos, y de verdad sentar precedente en la historia de nuestro país.
Y ojo, es preciso que lo que está sucediendo en estos momentos en El Salvador se analice con cabeza fría, ya que lo que se observa o percibe es que algunos de los mismos de siempre se están infiltrando y aprovechando de nuevo con este gobierno, pero es seguro que con el esfuerzo de este líder estadista que hace sinopsis con el vicepresidente, el poder ejecutivo, pudiera estar dando signos alentadores para instaurar la democracia verdadera, de lo contrario el pueblo puede pasar la factura en cualquier momento.
Tales acontecimientos que han sido noticia y que se han venido desarrollando en los últimos meses, se originó a raíz de los grandes problemas de inseguridad que recibieron de herencia los titulares de justicia y seguridad pública, desde el inicio del conflicto armado, pasando por el logro del cese del fuego en 1992 y por último la crisis económica interna e internacional, crisis política y social encontrada por las actuales autoridades, y que necesitará por lo menos otro período más de gobierno para lograr su normalización.
El primer acontecimiento, fue la presión que ejerció ARENA y demás cómplices de la derecha en la asamblea legislativa para destituir al director del centro penal por no parar la espiral del crimen que ellos dejaron en los centros penales, policía, fiscalía y corte suprema de justicia, después insistieron con cambiar al director de la PNC, y por último al ministro; pero como fue imposible, se arreciaron los actos de asesinatos a diestra y siniestra, como el caso del microbús de Mejicanos.
Esta masacre que fue la causa que derramó el vaso, dio origen para que la derecha sugiriera tomar medidas desesperadas e inconsultas como la lectura de la biblia en los centros escolares públicos y la pena de muerte, etc., todo eso para desviar la atención en casos de corrupción y crear en la mente de los salvadoreños la idea de tildar de incapaz al gobierno y al FMLN, porque hay que decirlo el gobierno es independiente de tal instituto político y de cualquier otro, porque constitucionalmente se gobierna para los 6 millones de salvadoreños sin distinción de ninguna índole.
Por último, creyeron que con el show de persecución política a personeros de la derecha se podrían destituir a los señores titulares, cosa que no sucedió debido a la responsabilidad y honradez de los mismos.
Las denuncias solo fueron fantasmas que aún ven debido a declaraciones aún no confirmadas de Francisco Chávez Abarca que pudieran incriminar a políticos y funcionarios de gabinetes anteriores.
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