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2010/07/18

EDH-"No he venido a traer la paz... sino la guerra"

Teresa Guevara de López.18 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.

Los diputados están llenos de buenas intenciones, pero allí se quedan, al no prever las consecuencias de las leyes que aprueban. Caso emblemático: la obligatoriedad de la lectura bíblica en los centros escolares, lo que demuestra o un total desconocimiento del contenido del texto sagrado, o fuertes intereses en alguna empresa editorial, que lucrará con la venta masiva de la Palabra de Dios.

El rechazo ha sido casi unánime: desde la Conferencia Episcopal hasta el Vicepresidente de la República, educadores, analistas, padres de familia, que consideran el remedio, peor que la enfermedad. Sólo algunas confesiones evangélicas apoyan la medida, pues el libre examen les permite la interpretación personal, lo que da lugar a la proliferación de nuevas sectas, cada una con una nueva visión. Para que la lectura bíblica sea un elemento formativo, que genere criterios sanos y promueva la vivencia de virtudes, se necesita la correcta explicación de un conocedor, cuyos conocimientos se reflejen en una vida congruente, para que pueda predicar con el ejemplo.

La cita que da título a este artículo parece pronunciada por un terrorista desestabilizador, pero es parte de la predicación de Jesús de Nazareth, manso y humilde de corazón, la segunda persona de la Santísima Trinidad que se hizo hombre, por amor, para redimir a los hombres. Pero para entenderla, es necesario no sólo abarcar el contexto, sino tener la preparación suficiente para explicar el verdadero sentido de tal afirmación.

Es parte del mensaje de "poner fuego a la tierra, para que arda", para que el "amaos los unos a los otros, como yo os he amado", sustituya la antigua enseñanza del "ojo por ojo, y diente por diente". Y para lograrlo, la humanidad debe combatir contra lo establecido, iniciando esta renovación mediante la lucha de cada uno, contra sí mismo. Contra la tendencia al egoísmo, a la comodidad, a la lujuria y contra todas las malas pasiones que anidan en el corazón humano. Y sólo se logrará mediante una guerra constante, para vencer la tendencia de la naturaleza caída.

También pueden resultar confusos los párrafos en que Cristo anuncia haber venido para poner a la nuera contra la suegra, a la madre contra los hijos, y a éstos contra sus padres. Y que el que quiera seguirle, y pone su mano sobre el arado, no debe volver la vista atrás, y debe dejarlo todo: aunque se haya casado o deba ir a enterrar a su padre. "Deja que los muertos entierren a sus muertos".

Más difícil el Antiguo Testamento, cuando el santo Rey David, enamorado de la mujer de Urías, uno de sus soldados, lo manda al frente de guerra para que muera. Y el fruto de esta relación adúltera es uno de los antepasados de Cristo, según la genealogía que relata San Mateo en su evangelio. Lo complicado del texto, más las opiniones personales de los maestros, y las bromas poco apropiadas que surgirían, estarían más que alejadas del propósito de erradicar la violencia en la juventud.

En el libro de Los Hechos de los Apóstoles, cuando el apóstol Felipe pregunta al etíope si comprende el texto del profeta Isaías que va leyendo, éste responde con amargura: "¿Cómo entender sin alguien que me lo explique?", con lo que Felipe inspirado por el Espíritu Santo, realiza su labor de evangelización y termina bautizándolo.

Sería mucho más sensato, como lo han sugerido autorizadas voces, resucitar la materia de Moral y Cívica, que profundizara en las virtudes de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, y en la correcta administración de la libertad, mediante una firme educación de la voluntad. Tarea de enseñanza aprendizaje, que ayudaría también a los docentes a llevar una vida acorde con el mensaje evangélico: "Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo", regla de oro que resume los 10 Mandamientos.

elsalvador.com :.: "No he venido a traer la paz... sino la guerra"

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