Omar Salinas.05 de Julio. Tomado de Diario Co Latino.
El colapso del sistema eléctrico nacional y el apagón generalizado ocurrido en el país el pasado domingo 13 de junio, en horas de la noche, atribuido a una falla técnica originada en la red de Honduras, no solo significó un efecto negativo en la economía y en los hogares salvadoreños, por daños de enseres eléctricos e infraestructura de distribución, que muy probable los hubo, sino que puso en evidencia la susceptibilidad y la vulnerabilidad de la red eléctrica del país. Rescatable y aplaudible la reacción oportuna de protección civil del ministerio de gobernación en cuanto al despliegue informativo de la situación como medida de prevención hacia la población.
Pero lo ocurrido el pasado domingo 13, es un hecho que no debe pasar inadvertido, ni caer en saco roto, ni mucho menos restársele la importancia debida a un evento de tal magnitud, sobre todo viniendo de aquellas instituciones que por mandato de ley, tienen la obligación de velar por el buen funcionamiento, la confiabilidad y la seguridad de las actividades del sector energético, llámese SIGET, ETESAL y la UT, siendo esta última la encargada de la operación del sistema de transmisión y del Mercado Mayorista de Electricidad.
Lamentable, en esta ocasión, la posición de la SIGET, en desvincularse y relacionar esta situación a un problema estrictamente de índole de facturación de energía no servida, cuando la ley general de electricidad le confiere más atribuciones por tratarse éste de un asunto relacionado a la calidad de energía y de la seguridad del sistema de alta tensión.
Ojalá, que este acontecimiento sirva para que el presidente, Mauricio Funes, de quien se dice, mantiene una evaluación exhaustiva y constante de las políticas de su gobierno y de las carteras de Estado, revise y realice los ajustes y cambios necesarios en aras de fortalecer todas las entidades que tienen la competencia de normar, regular, transparentar y supervisar las actividades concernientes en materia de energía, de tal manera que, cuando una situación imprevisible se presente, en caso así fuese en esta ocasión, y no haya sido provocada por errores de operación en la UT, mala aplicación de procedimientos - protocolos, u otros motivos, al menos quienes divulguen la información de los acontecimientos, den explicaciones oportunas, precisas y más de acorde a la realidad de lo sucedido y, no se tenga que escuchar, excusas de funcionarios evadiendo responsabilidades, o en otros casos, versiones técnicamente incongruentes como la expresada por un personero de ETESAL, quien por cierto es la empresa responsable del buen mantenimiento y funcionamiento del sistema de transmisión.
En definitiva, la falla técnica que provocó la interrupción del fluido eléctrico en toda la red local, confirma que la problemática en torno a este sector ya no puede seguir enfocándose únicamente desde una perspectiva comercial, como ocurre hoy en día, no, ha quedado en evidencia que va más allá de eso, tiene que ver incluso con la seguridad del país.
Afortunadamente en esta ocasión la interrupción duró alrededor de un lapso de una hora y fracción, pero no hay que esperar a que un percance como este se repita, que las repercusiones pudiesen ser mayores para el país, para que se tomen las medidas de seguridad que garanticen una mejor respuesta de la red eléctrica nacional ante situaciones como la descrita, o ante fenómenos de la naturaleza, que hoy se han visto incrementados por la incidencia del cambio climático.
Sin duda, una de las ventajas de las interconexiones eléctricas regionales, cuando se sincronizan sistemas simétricamente compatibles en voltaje, frecuencia y secuencia de fase, es que permite a los países involucrados realizar transferencias de energía externa, de modo de no poner en riesgo el abastecimiento, cuando por diversos motivos no se le puede dar cobertura a la demanda local. Sin embargo, como en toda actividad, así como existen ventajas, hay desventajas, que toman mayor ponderación cuando su origen proviene de un componente técnico.
Esta es la segunda vez, la primera fue en el 2006, que una falla originada en la red de Honduras repercute en el sistema eléctrico nuestro, al punto de llevarlo al colapso, lo que pone de manifiesto que alguna incompatibilidad y descoordinación en los sistemas de protección en tiempo real de ambos países, existe. No obstante, también la situación se torna propicia para realizar una evaluación a profundidad de cómo está funcionamiento el Mercado Mayorista de Electricidad, y de quienes lo administran y regulan, pues resulta extraño que en un día domingo, que la demanda natural de electricidad decrece en un 20% con respecto a los otros días de la semana, la Unidad de Transacciones (UT) tenga que recurrir a importaciones de energía, más cara, incluso en época de invierno, cuando por muy limitada matriz energética que se tenga, todavía la capacidad instalada del país supera la demanda no solo para el día domingo, sino también para el resto de la semana.
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