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2010/05/13

Tendencia Revolucionaria.-Un pueblo sin gobierno y, quizá, sin partido!

 13 de Mayo. Tomado de Tendencia Revolucionaria.

Blog el Trompudo.Quiero iniciar este nuevo comentario con una reflexión expresada por Dagoberto Gutierrez, hace un par de semanas atrás, y que, analizándola ahora en perspectiva, me queda claro que está un tanto desfasada y ausente del actor principal.

Veamos si vos estás en la misma sintonía de mi apreciación. La reflexión en cuestión, intenta explicar la relación estructural entre Funes y el FMLN, de la siguiente forma: “Este es un gobierno sin partido y este es un partido sin gobierno”.Observando los acontecimientos recientes, tanto el papel jugado por Funes, como el de la cúpula del FMLN, debo mencionar que la expresión de Dagoberto, se puede canjear y actualizar en beneficio del entendimiento, con la siguiente expresión: “Este es un pueblo sin gobierno que lo apoye, lo entienda y lo ayude; y, quizá, sin partido que lo defienda”.

Por lo anterior y para solventar vacios innecesarios, es imperativo que el FMLN comience a pensar sus acciones en favor del pueblo, buscando la tranquilidad y la sobrevivencia de los más necesitados de esta nación.

Pero, fíjense, no se trata de entrar en franca lucha con el mandatario sin una clara visión, la cual debería de ser la de salir bien parados de cara al pueblo; pero, sobre todo, ganar a favor de ellos.
La obligatoriedad de la partida de nacimiento en el RNPN, si bien es cierto era importante, la mayoría del pueblo no la podía apoyar y era comprensible, pues tenía el tope de la parte económica. Así que insistir con la misma, siempre les creará anticuerpos. Diferente hubiese sido que se gestionara la obligatoriedad de la misma, pero de la mano de la gratuidad; eso, les aseguro, hubiese sido apoyado y defendido por la mayoría.

Dirigentes efemelenistas: ahí tienen, por ejemplo, la voluntad de querer eliminar la cuota básica de las telefónicas, en donde seguramente ustedes se sintieron acompañados por todo este pueblo. Esas son las luchas que se deben buscar y explotar en esta adversa coyuntura.
Buscar las auditorias –como prerrequisito de los prestamos– de los proyectos de la Diego de Holguín y la del Hospital de Maternidad, son otras luchas que deben de mantener y sostener. En esta no hay que quitar el dedo del renglón.

Desde la asamblea busquen maneras y formas de poner en la picota a esta derecha transera y corrupta. Interpelen al fiscal por su inacción en los temas de corrupción, tanto Saca como Cristiani dejaron sendas líneas de investigación. Lo importante es la exposición.
Hay otras luchas que no deberían nunca canjearse por el bienestar de las mayorías, y me refiero a aquellas que involucran más puestos en la directiva.

Ponderen antes que dar un paso legislativo, si tienen los votos, pero valoren si estos se mantendrán en el tiempo, y eviten, en la medida de lo posible, los linchamientos mediaticos innecesarios.
Un consejo para el mandatario de choto: cuatro años pasan volando, y la mona, aunque se vista de seda, mona se queda.


Me declaro opositor!

Ya lo veía venir mucho antes de la votación; en más de alguna oportunidad, mi parecer respecto a Funes se lo expresé a mis allegados de la siguiente forma: “A mí ,este Funes no me termina de convencerme, pero a los de Arena, hay que hacerlos desaparecer”.
El objetivo político de aquella coyuntura, ameritaba lavar la ropa sucia en casa y, tal como muchos areneros que ahora se quejan de la ineptitud e incapacidad del policía fracasado, nunca expresada en tiempos electorales,  en la izquierda es tiempo de comenzar a hablar de la vanidad, del ausente compromiso con el pueblo y de la prepotencia del candidato Funes.
Les aseguro que más de alguno de ustedes, al igual que este servidor, pudo observar similitudes y paralelismos de Funes con el mentado y tristemente recordado Pacún Flores.
Afirmo que, mentalmente, valoramos la eventual posibilidad de que Funes también le cerrara las puertas al partido que lo llevó al poder y, peor aún, al pueblo que lo hizo triunfar.
Este presidente no ha culminado el primer año de gestión, y ya hemos observado que con su accionar ha inclinado la balanza hacia el poder y el capital. No lo digo yo, ahí están los hechos y las acciones. También hemos observado cómo el mandatario ha querido someter y aplacar al partido FMLN, de la mano de sus bravuconerías, vanidad y disque "gobernabilidad".
Por tal motivo, no me cansaré de implorar por la llegada a la dirigencia del FMLN, de personas con cabeza fría, muy hábiles, combativos, pero, sobre todo, con una visión revolucionaria amplia, proyectada a mediana y largo plazo.
Por otro lado, razones de peso siempre han existido, las cuales dan vida y sustentan mi aversión al periodista convertido ahora en presidente. Figúrate que en más de veinte años de periodismo, sólo en una ocasión le vi "dar su brazo a torcer", como en aquella entrevista alusiva a la tormenta tóxica, donde una madre de un cipote de esos “drogos”, le reclamó airadamente el hecho de no invitar a todas las partes en conflicto.
Era lógico el reclamo de la madre del cipote “drogo”, ya que el experto”antidrogas, Carlos Avilés, se había encargado de hacer pedazos a los cipotes, y Funes lo había secundado y solapado.
Después de ese evento fortuito para Funes, observé en el entrevistador más recelo, cuidado y precaución en sus posteriores entrevistas, y aunque algunas veces le contrapuntearon de forma atinada y correcta, él siempre salió en el caballito blanco que lo caracterizó. No podría ser menos: en su programa él siempre tenía y decía la última palabra.
Pese a todo lo anterior y frente a mis ansiedades, muchos albergaron –entre ellos Atlacatl– en sus más íntimas aspiraciones y anhelos, la posibilidad de la conversión real de este mandatario. Dos razones de peso sostenían este sueño:
1. La muerte de un hermano bajo la bota oligarca y derechista.
2. El resorte de fe al que se adhirió el mandatario en su toma de posesión.
No puedo negar que ambas situaciones daban para soñar y valorar una real conversión, pero este que te escribe, es un salvadoreño muy desconfiado e incrédulo de la clase política. Así que, aunque válidas, nunca fueron lo suficiente para cambiar mi incredulidad de cambio hacia la forma de actuar y de responder del entrevistador.
El tiempo ha pasado y, de forma inexorable, la vida y mi suspicacia terminaron dándome la razón; por tal motivo, y  mientras las cosas no cambien, ahora me consideró un salvadoreño en la oposición.

Un pueblo sin gobierno y, quizá, sin partido!

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