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2010/05/06

LPG-El día del trabajo

 Día de reivindicación y protesta.

Escrito por José M. Tojeira.6 de Mayo. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

En estos tiempos de crisis, en los que el capital especulativo ha creado enormes desajustes en la economía mundial, los reclamos serán mayores. Pero el aumento de la protesta, concentrada en un solo día, no será preámbulo de transformaciones. Al revés, la simple protesta puede dejarnos con la sensación derrotista de que somos buenos para hablar contra el imperialismo, los ricos, etc., pero no avanzamos en desarrollo social y laboral.

Los tiempos de crisis nos hacen sentir las graves dificultades de los trabajadores. Pero deben llevarnos sobre todo a la búsqueda urgente de soluciones realistas. Pensar en soluciones que no impliquen ningún sacrificio para los que estamos mejor es una utopía “opiácea” de quienes están satisfechos con su situación y no quieren ningún cambio. Esbozar planes que carguen el sacrificio en los más débiles y pobres, asegurándoles que su sacrificio de hoy les dará réditos mañana, solo se puede calificar como demagogia y mentira.

En la economía salvadoreña, con sus defectos estructurales (exceso de consumo, falta de ahorro y otros problemas) y con sus limitaciones de volumen, hay que apelar a la generosidad de todos y al aporte mayor de quienes tienen más. Sin ello el futuro seguirá siendo difícil, tenso y generador de graves problemas y disonancias sociales.

El diálogo consciente de nuestra propia realidad es el único camino para responder a las necesidades del trabajo. Desde el punto de vista filosófico, ético y de la doctrina social derivada del cristianismo, el punto de partida tiene siempre que ser la prioridad del trabajo sobre el capital. El trabajo es un elemento propio e indispensable de la dignidad y la autorrealización humana, mientras que el capital es un conjunto de cosas materiales que ayudan, o deben ayudar, al desarrollo humano pero que no son indispensables para la plena humanización.

Y en El Salvador nos encontramos con que un 80% de la población económicamente activa (PEA) carece de un trabajo decente según los cálculos del último informe de desarrollo humano del PNUD en El Salvador. Más del 50% de la PEA está subempleada (la mayoría) o desempleada. Debemos atacar ese problema mejorando sistemática y rápidamente nuestras redes de protección social, haciendo un pacto de empleo y productividad, dando incentivos al empleo juvenil, estratégico para el desarrollo. El problema es tan grave que no se resuelve con remiendos ni con pequeñas reformas. Aunque no sea la única causa, la baja productividad, la pobreza y el fenómeno de violencia que padecemos tienen también sus raíces en esta situación laboral del país. Hay que insistir en un verdadero pacto social que tome el empleo decente, y el pleno empleo como el factor fundamental del desarrollo.

El desahogo humano, sin violencia física, siempre es positivo cuando la pobreza o la exclusión golpean. Pero más allá del desahogo, necesitamos propuestas claras, evaluables en un tiempo relativamente corto, dialogadas entre todos, nacidas de los que

El día del trabajo

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