La palabra “cambio” ha tomado una importancia desmesurada en nuestra lengua vernácula, mencionarla genera reacciones desproporcionadas; fue puesta de moda en la campaña electoral, y ha ido tornándose en la medida del éxito del gobierno.
Escrito por Carlos G. Romero.22 de Mayo. Tomado de La Prensa Gráfica.
El cambio que estamos padeciendo es uno de referencia de coordinadas, como aquel que inicia una caminata y su punto de referencia absoluto es donde comenzó, y su punto de referencia relativo es la comparación con otros participantes ¡y de épocas anteriores!
El punto de referencia absoluto es el estado en el cual se recibieron las instituciones públicas, y el punto de referencia comparativo es la actuación de los gobiernos que le precedieron, principalmente si no exclusivamente, los veinte años de ARENA.
Los proyectos gubernamentales son presentados casi siempre, en contraste con lo antes hecho. Estas medidas referenciales son las que conducen a una difícil digestión de los logros de la actual administración cuando se presentan como productos del cambio: La propuesta de ingresar el servicio doméstico al Seguro Social, la administración anterior propuso ingresar a los vendedores informales; se han regalado 125 millones de dólares en implementos escolares, la administración anterior regaló en subsidios unos 425 millones de dólares, más el bachillerato gratis; dinero para el sector cafetalero, la administración anterior contribuyó generosamente a FICAFE; se regalaron semillas mejoradas (anomalías incluidas), la administración anterior también regaló semilla mejorada (anomalías incluidas); se les redujo el subsidio a los buseros, la administración Flores les quitó el subsidio; y así, una larga lista de comparativos referenciales que no cuadran con lo presentado y lo pretendido.
Vale notar que mucho de lo hecho a través de los años fue hecho supuestamente en aras de proteger el bolsillo de los salvadoreños y para congraciarse con los llamados sectores a través de políticas sectoriales verticales muy generosas. Ejemplo: en agosto de 2009 el Ministerio de Agricultura y Ganadería dio a conocer datos sobre la deuda agropecuaria, asciende a 375 millones de dólares, de los cuales 328 millones están concentrados en el 13% de los deudores.
Estimado lector: ¡haga la matemática! Las expectativas de la población concerniente al cambio fueron de una transformación estructural, cuya referencia está en el futuro no en el pasado, con objetivos claros y bien definidos; como el de la caminata, que media vez comenzada la competencia ¿de qué le sirve saber dónde empezó? Mucho menos saber los resultados de competencias pasadas, lo que sí le sirve y le interesa es saber exactamente dónde está la meta.
Esperamos que el Ejecutivo ejerza un liderazgo firme y oportuno en institucionalidad, transparencia, reforma electoral representativa y participativa, capitalización de la pequeña y mediana empresa e incentivos al emprendedor (es aquí donde está la verdadera generación de nuevos empleos), educación y capacitación, seguridad ciudadana, leyes que prohíban la discriminación, entre otros.
Esperamos que combata la incompetencia, la negligencia, la falta de imaginación, las cortinas de humo, las tácticas dilatorias, las soluciones superfluas (el ISSS y la “solución del chinito veloz” - unas cuantas motos para solventar la escasez de medicamentos, ¡seriedad, por favor!). Los salvadoreños no queremos genios regalones, caridad o filantropía estatal; queremos igualdad de acceso a las oportunidades. Si no fuera así, no emigraríamos en los números que lo hacemos. Hay que observar, comentar y exigir... una y otra vez... una y otra vez ¡Ad Nauseam! ¡Uno por el cambio! ¡Salud!
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