Escrito por Ricardo Esmahan.11 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
El 22 de abril, cuando en Bolivia se realizaba la cumbre mundial sobre el Cambio Climático, en el Día de la Tierra, la plataforma petrolera "Deepwater Horizon", operada por British Petroleum, se hundía en las aguas del Golfo de México, tras el incendio que desató los eventos que expertos califican como "desastre ecológico sin precedentes en la historia de Estados Unidos".
El Presidente Obama declaró "Desastre Nacional" esta catástrofe, la cual ha facilitado recursos y ayuda federales hacia la zona, para mitigar el derrame petrolero en las costas del golfo. La capacidad financiera y tecnológica de British Petroleum mostró ser insuficiente para cortar el derrame submarino diario de 5,000 barriles de crudo. Expertos estiman que el flujo es mayor, se estima que rondan 20,000 barriles diarios que alimentan la "marea negra". En veinte días, la mancha ya superó la extensión de Puerto Rico (9,104 Km2), amenazando las costas de Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida. Los intentos por contener el derrame que fluye desde la profundidad fracasaron este fin de semana, alargando el tiempo de esta contaminación espantosa.
Este derrame supera al mayor desastre registrado en Estados Unidos, cuando el Exxon Valdez (1989) colisionó contra un arrecife en Alaska, causando una marea negra de 6,000 Km2. Los mayores desastres de este tipo a nivel mundial, han sido en el transporte del oro negro, buques u oleoductos. Sin embargo, la crisis provocada por la explosión de la "Deepwater Horizon", ha sido en una plataforma de perforación, lo que afectará la política y legislación norteamericana que regulan la explotación petrolera en el mar, cercana a las costas de Estados Unidos.
A corto plazo este derrame amenaza las actividades económicas costeras, el hábitat y vida silvestre de las costas de cuatro estados, y es un hecho el daño a la vida marina de una vasta zona (en superficie y profundidad). Pero también la marea negra dejará secuelas económicas que repercutirán a los mercados internacionales que tienen como referencia los Precios de la Costa del Golfo para el crudo y sus derivados, los que rigen precios locales para el sureste de Estados Unidos y Latinoamérica.
El 7 de mayo la Casa Blanca advirtió que "el derrame en el Golfo de México no debe ser usado para justificar una eventual alza de los precios del crudo", con el argumento de que este yacimiento no formaba parte de la oferta al mercado americano y el volumen perdido es insignificante frente a la demanda norteamericana. Pero amerita considerar dos aspectos que impactarán a corto plazo los precios internacionales:
En primer lugar, su incidencia en los precios a futuro por una eventual obstrucción de la oferta de crudo y sus derivados en los Estados Unidos, ante la interrupción de operaciones de algunas plataformas petroleras del golfo, por protocolos de seguridad. A lo que se suman trabas en el flujo de rutas de transporte marítimo por procedimientos de limpieza en atraque y al bordear el derrame que se extiende incontroladamente cada día.
En segundo lugar, la incertidumbre en los mercados por el futuro de la explotación petrolera cercana a las costas de Estados Unidos, política restrictiva que se venía flexibilizando para lograr una independencia de las importaciones. Los nuevos proyectos estarán sujetos a más presiones políticas, sociales y ambientalistas.
El Ministerio de Economía de nuestro país ha reconocido que la revisión y modificación de la fórmula de precios de referencia de las gasolinas y el diesel no bajará los precios locales al consumidor salvadoreño, pero sostiene que sí reducirá la volatilidad y los impactos abruptos de los precios internacionales. Esta ventaja de la nueva fórmula ofrecida por el Ministerio, esperamos que, cuando la implemente (¿?), atenúe los inminentes "shocks" que se avecinan del mercado internacional.
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