Escrito por Marvin Galeas. 20 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
Hay que reconocerlo, el FMLN ha sido muy claro en cuanto a su ideología y a sus propósitos. Convencidos de que la Historia es una especie de guión cinematográfico, esperan con paciencia vietnamita el momento oportuno para el asalto definitivo del poder y comenzar, así, la construcción del socialismo.
Pero como lo enseñan los manuales, antes se deben quemar etapas. En el caso de El Salvador, había primero que sacar a ARENA del gobierno. Y lo lograron después de varios años con la estrategia de llevar como candidato a alguien que disipara el miedo y amortiguara el rechazo de la mayoría de salvadoreños al comunismo. El FMLN estaba claro que luego de ganar las elecciones, vendría "la transición".
En estos cinco años, la transición, en la cual pretenden ser gobierno y al mismo tiempo oposición, preparan todas las condiciones objetivas y subjetivas para la toma del poder por los auténticos revolucionarios. Como decían los comunistas, cuando luego de sacar al Zar del poder, compartieron gobierno con Kerensky: "Todo el poder a los soviets" y después del Zar, derribaron a Kerensky.
Estoy seguro que dentro y fuera del FMLN hay quienes luchan por el socialismo, convencidos sinceramente que es la mejor forma de organización de las sociedades. Cierran los ojos ante lo que pasó en el llamado "campo socialista" o lo que está pasando en Cuba.
Pero, ¿es que acaso tiene alguna validez a estas alturas el ideal socialista? Las décadas de los Sesenta y los Setenta fueron los mejores años del socialismo. Poetas, intelectuales, estudiantes, rockeros, aventureros nos lanzamos a la aventura socialista, considerando que era "el sueño más bello de la humanidad". "El comunismo será como una aspirina del tamaño del sol", escribió el poeta.
Personas tan inteligentes como García Márquez, Mario Vargas Llosa, Eudocio Ravines, Carlos Alberto Montaner e incluso Friedrich Hayek, en algún momento temprano de sus vidas se declararon socialistas.
Tras el colapso de 1989, quedó al desnudo la miseria y el horror del socialismo. Hablo del socialismo marxista. Lo que para muchos acá es un sueño a realizar, para otros pueblos era una pesadilla realizada. Son escenas inolvidables la de millares de jóvenes alemanes, destruyendo el Muro de Berlín, los húngaros arrancando con furia la hoz y el martillo de su bandera, los obreros derribando la estatua de Lenin en Moscú… y la escena más cargada de simbolismo: un estudiante chino deteniendo a un tanque del gobierno comunista.
En realidad la caída del Muro de Berlín fue simplemente un colofón que destrozó una utopía. Las cifras, los hechos, los testimonios, las estadísticas dejan en claro que el socialismo, con su autoritarismo y planificación económica centralizada no era "el bello sueño", sino una de las más aberrantes ideas paridas por la humanidad.
Y es que cualquier intento de planificar la vida de los humanos desde el Estado, cualquier intento de ingeniería social, ya sea nazismo, fascismo o comunismo, atenta contra la naturaleza humana. Los seres humanos no somos iguales. El ser humano, si bien es gregario y solidario, encuentra en la fuerza individual la más poderosa arma para superarse a sí mismo. Y en ese esfuerzo de cada quien termina siendo beneficioso para todo el conjunto social.
En el afán de llenar estómagos, el socialismo arruinó y marchitó los espíritus. En el afán de la igualdad anuló la creatividad individual. Hizo del ciudadano libre un vasallo asustadizo y temeroso de las estructuras partidarias. Anuló los libres procesos mentales, por la repetición mecánica de consignas.
A mi juicio, continuar aferrado a la idea socialista más que muestra de coherencia y honradez intelectual, como algunos dicen, es una muestra de tozudez y necedad. Nada más. Es más sabio aceptar equivocaciones, que vivir eternamente en el error, para evitar la vergüenza de decir "estaba equivocado". El fracaso del socialismo marxista no es algo que lo señalen los intelectuales y teóricos liberales y menos aún la CIA y sus agentes. Se trata de un contundente hecho histórico.
Tanto es así que los mismos comunistas chinos y vietnamitas, si bien siguen detentando el poder han abierto con entusiasmo las puertas a la economía de libre empresa. No deja de sorprender que mientras en esos países se trasladan a manos privadas empresas que manejaba el Estado, en Venezuela Chávez esté expropiando empresas privadas. En China millones salen de la pobreza con el capitalismo, y en la patria de Bolívar el socialismo del Siglo XXI hunde cada vez a más personas en la pobreza y la desesperanza.
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