EDH-Editorial-El enfermo ha empeorado; cámbiese al médico

 El enfermo ha empeorado; cámbiese al médico.No se resuelven problemas tirándoles dinero encima, como pretenden los carcelarios al solicitar más de trece millones adicionales de presupuesto

Editorial.20 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

Lo que la mayoría tiene claro es que el régimen penitenciario funciona muy mal, como no funcionaron las medidas que adoptó el nuevo director de penales al asumir su cargo. Se dispuso más permisividad hacia los reos --los criminales más peligrosos del país-- y no se logra poner paro a los delitos que se ordenan desde las cárceles, desde extorsiones hasta asesinatos.

Cuando las cosas van de mal en peor, es ilógico pedir que diseñen nuevos planes de trabajo a los que no tienen la capacidad de hacer bien las cosas. Pese a ello el director se presentó a la Asamblea a decir que era mala idea que el Ejército asumiera el control de las cárceles, pero no aportó ninguna nueva propuesta ni alternativas viables.

Relegar al Ejército a cuidar los perímetros de los penales es perder de vista cuál es el problema: la connivencia entre custodios, reos y otros dentro de los penales. En parte eso se debe a que los custodios pasan años en sus puestos, lo que o genera hostilidad o lleva a indebidos tratos.

Que los ejércitos manejen penales es usual en otros países, comenzando porque hay militares que cometen delitos y abusan, son castigados por la misma institución. En Estados Unidos, se nos dice, varias cárceles están manejadas, al menos parcialmente, por contingentes militares, como fue el caso de Guantánamo, donde se encerró a terroristas del Medio Oriente.

Los militares tienen, a su favor, muy calificadas experiencias en el manejo de personal, en disciplinar, en educar, en mantener orden, en combatir agresiones, en administrar. En nada de esto, hasta donde sepamos, han sobresalido las nuevas autoridades, cuyas previas trayectorias son desconocidas para la generalidad; en el año que los "meritócratas" llevan en el desempeño de sus cargos, no han pasado de acoplarse a las viejas rutinas. Y cuando les cae una luz de lo alto e introducen cambios, los resultados decepcionan.

Ni permisividad ni sepulcros de vivos

No se resuelven problemas tirándoles dinero encima, como pretenden los carcelarios al solicitar más de trece millones adicionales de presupuesto. No se aclaró en qué se van a gastar, cómo se fiscalizará ese gasto y cuál será la manera de medir resultados.

Desde hace un tiempo la actitud de muchos funcionarios es "demen el dinero y yo me encargaré de gastarlo", pero sin que más adelante se rindan cuentas. Frente a sus narices los salvadoreños han visto evaporarse centenares de millones de dólares sin que se sepa en qué se utilizaron.

La solución al problema de las cárceles se debe debatir públicamente y, además, consultar con gente experimentada del exterior. La ecuación tiene que anteponer la seguridad de los ciudadanos y del país, a las conveniencias de los reos, pero esforzándose para reeducarlos, brindarles nuevas oportunidades y protegerlos de la violencia y los abusos de otros reos. Nadie en su sano juicio quiere cárceles inseguras, pero tampoco sepulcros de vivos como las de Cuba y Corea del Norte.

Las cualificaciones y experiencia de los militares en casi todo lo relacionado con disciplina, vigilancia, educación y capacidad administrativa, supera en mucho lo que vienen mostrando las actuales autoridades carcelarias, responsables en parte del chapandongo que ahora prevalece dentro de los presidios del país.

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