Contra Punto-La doble moral en el gobierno o el Gran Pez que dio refugio a Jonás

Escrito por Carlos Molina Velásquez.07 de Mayo. Tomado de Contra Punto.

“No recuerdo el asesinato de Roque Dalton, recuerdo un proceso político”. Son las palabras textuales de Jonás.

SAN SALVADOR

- Jorge Meléndez, director de Protección Civil, debe renunciar. Por honestidad e integridad personal y no porque se lo mande un juez. Como no da señales de querer hacerlo, el presidente Mauricio Funes debería destituirlo. Pero tampoco parece que eso vaya a pasar.

El señor Meléndez, conocido durante la guerra como “Jonás”, fue señalado como uno de los autores del asesinato del más universal de los escritores salvadoreños: Roque Dalton. La familia de éste, a través de sus hijos, ha demandado del gobierno que renuncie a rendir homenajes al poeta y que destituya a Meléndez.

Recientemente, Meléndez no negó que tuviera que ver con el crimen, sino que lo ha justificado apelando a una especie de “necesidad histórica” del proceso político que se vivía y agregando que “no se trata del pobrecito poeta que asesinaron”. A Meléndez le incomoda el vocablo “asesinato” y prefiere inventar un sustituto: “No recuerdo el asesinato de Roque Dalton, recuerdo un proceso político”. Son las palabras textuales de Jonás.

Ni siquiera se trata de un argumento original. Esa idea de que uno puede cometer crímenes si es parte de un “proceso político” o si es la única manera de frenar una atrocidad mayor ha sido utilizada por toda clase de asesinos célebres, desde los inquisidores medievales a los “halcones” neoconservadores del Pentágono, pasando por los nazis. Es una historia de rancio y noble abolengo, y la encontramos en Caifás: “es mejor para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que toda la nación sea destruida” (Jn 11, 50). Jonás vendría a ser nuestro Caifás criollo que sustituye “la nación” por “la revolución”.

El presidente Funes dijo que “Roque Dalton ya no es de sus hijos y de su viuda” (!!), por lo que su familia no puede decirle qué puede o no hacer con su imagen. Roque es del pueblo salvadoreño, señaló. ¡Como si a los salvadoreños no nos importara la verdad sobre lo que le sucedió al poeta y los sentimientos de su familia al respecto! Sobre eso deberíamos recordarle al presidente que no se atreva a hablar en nuestro nombre. También debe saber que puede ponerle el nombre del poeta al edificio que le plazca, pero ahora tiene la oportunidad de hacerlo con seriedad y dignidad, y no con palabras y gestos vacíos.

Es cierto que Funes reconoció el derecho de la familia a saber la verdad sobre su asesinato, pero recalcó que no destituirá a Meléndez, ya que goza de su confianza. No sólo resulta que la confesión de la participación en un crimen y la total ausencia de arrepentimiento no son razón suficiente para que el presidente se ponga nervioso, no señor, sino que da declaraciones que confunden, pues habiendo pedido disculpas a la familia de Monseñor Oscar Arnulfo Romero no quiere oír nada sobre la demanda concreta de los Dalton.

Otro elemento curioso lo sumó un editorial del CoLatino: la familia Dalton tiene el derecho de pedir que se esclarezca la verdad, pero no que se destituya a Meléndez, ya que “no llegó al gobierno para seguir conspirando contra Dalton” (??). En un claro caso de confusión entre lo ético y lo legal, el editorial alude a que ningún proceso judicial lo ha encontrado culpable de los cargos. ¿Tampoco al capitán Álvaro Saravia, no es así?

¡La ética, señores, la ética! No parece que se quiera meter a Jorge Meléndez en la cárcel ni se trata de un nuevo juicio sumario, sino de que su renuncia abra las puertas a las investigaciones que hagan aparecer la verdad. Me parece que si se le hiciera un juicio a Jonás difícilmente saldría incólume, por lo que está claro que no le hace ninguna gracia esta situación. Pero tampoco creo que las aguas se calmen pronto y puede ser que no siempre esté allí un Gran Pez en el que Jonás pueda ir a refugiarse.

Al menos por ahora, ese Gran Pez es el espaldarazo del presidente, y es lamentable que sea así. Destituyendo a Jonás, el presidente Funes mostraría que está dispuesto a pasar de las palabras a los hechos. También daría muestras de ser alguien que renuncia a la doble moral, deporte tan extendido por estas tierras en las que a todo el mundo le gusta pontificar y denunciar los pecados de los enemigos, mientras se callan los propios o los de sus amigos.

Es importante que también el FMLN se sienta directamente aludido. Ningún proceso de verdad y justicia estará libre de traumas, pero es mucho peor que se sigan enviando mensajes confusos a la población, apelando al miedo y al egoísmo miope. Nuestros problemas actuales no pueden desligarse del pasado. La impunidad de los violentos ha creado el horror que vivimos a diario y sólo aclarando los antiguos horrores podremos construir una sociedad que avance al futuro sin temor.

Al Frente le conviene colaborar para que la verdad salga a la luz. Algunos funcionarios deberán dejar sus cargos, pero habrán contribuido a que en este país dejemos de echarle la culpa a los fantasmas y asumamos responsablemente la tarea de escribir la historia. La historia de las víctimas, precisamente. Y eso implicará dolor, sin duda, pero lo que todos ganaremos será mucho más. Y entonces sí podremos honrar a Roque, a Romero, a Ellacuría y a tantos otros, porque sólo puede darse honra sobre una base de verdad.

La doble moral en el gobierno o el Gran Pez que dio refugio a Jonás