Escrito por Oscar Martínez.06 de Mayo. Tomado de Diario Co Latino.
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Y no sólo es fuerte por ser el amo de la economía. Es fuerte porque es el amo de las voluntades. Es el amo del precio que tienen algunos individuos. Es el amo de candidatos y presidentes. Es el amo de las injusticias y de los injustos, y de los que cometen las injusticias. Es el amo de la verdad. Es el amo de las muchas transiciones. Es el amo de las realidades. Es el amo de lo posible y de lo imposible. Es el amo de las libertades, de las económicas, de las sociales, de las políticas.
Es el amo de las elecciones. Es el amo de los compromisos. Es el amo de la historia. Es el amo del cambio. Es el amo de las promesas. Es el amo de los principios. Es el amo de la democracia. Es el amo de las riquezas. Es el amo de la pobreza. Es el amo de la marginación. Es el amo de la exclusión. Es el amo de la palabra. Es el amo de las decisiones. Es el amo de lo que se escucha. Es el amo de lo que se dice. Es el amo de la vanidad. Es el amo de la arrogancia. Es el amo del oportunismo. Es el amo del acomodamiento. Es el amo del análisis.
El amo del poder es fuerte, porque es capaz de convertir en títere a la esperanza. Es fuerte porque es capaz de convertir en continuismo el cambio. Es fuerte porque es capaz de convertir las izquierdas en derecha.
El amo del poder es fuerte, porque convierte el cinismo en virtud, y la verdad y la promesa en olvido. Es el amo de la interpretación. Es fuerte porque es capaz de convertir la esencia en lo superficial, el espíritu en dólar o en un puesto político. Es el amo del cálculo político.
El amo del poder es fuerte porque es capaz de convertir la realidad en lo aparente. Es el amo de las encuestas. El amo del poder es fuerte porque determina lo que se puede y lo que no se puede hacer. El amo del poder es fuerte por es el único a quien se le escucha. El amo del poder es fuerte porque convierte la resistencia en complacencia.
El amo del poder es fuerte porque convierte una imagen en persona, una imagen en presidente. El amo del poder es fuerte porque “entuturuta” la mente. El amo del poder es fuerte porque convierte las ideas en simples palabras sin sentido. El amo del poder es fuerte porque la verdad la convierte en mentira, y la mentira en verdad.
El amo del poder es fuerte porque es capaz de renovarse. Es el amo del tiempo. El amo del poder es fuerte porque fue capaz de convertir 20 años en 25 años. Es el amo de la matemática. Es el amo de los trueques. Es el amo de la solidaridad. El amo del poder es fuerte porque es capaz de convertir la justicia en caridad. Es el amo de la gratitud.
El amo del poder es fuerte porque fue capaz de engañar a 1 millón 354 mil votantes. El amo del poder es fuerte porque pudo hacer pasar a un candidato por la abuelita de Caperucita Roja. El amo del poder es fuerte porque ha llevado a Alicia al país de las maravillas.
El amo del poder es fuerte porque obligó a creer que quienes tenían la razón estaban equivocados. El amo del poder es fuerte porque desplazó a los que le conocían a su candidato. El amo del poder es fuerte porque se aprovecha de los aprovechados.
El amo del poder es fuerte porque es el amo del encubrimiento. Es el amo de la corrupción. Es el amo del cinismo. Es el amo de la propaganda. Es el amo de la perfidia. Es el amo de la codicia. Es el amo de la traición de los traidores de la justicia. Es el amo de la dignidad. Es el amo de la memoria.
El amo del poder es fuerte, porque tiene una historia de poder de tiempos renovados, cíclicos y hasta literarios “...pues monseñor Demetrio Aldous había vislumbrado la perfidia dentro de la propia casa presidencial, había visto la codicia en la adulación y el servilismo matrero, entre quienes medraban al amparo del poder, y había conocido en cambio una nueva forma de amor en las recuas de menesterosos que no esperaban nada de él porque no esperaban nada de nadie y le profesaban una devoción terrestre que se podía coger con las manos y una fidelidad sin ilusiones que ya quisiéramos nosotros para Dios, excelencia, pero él ni siquiera parpadeó ante el asombro de aquella revelación que en otro tiempo le habría fruncido las entrañas, ni siquiera suspiró sino que meditó para sí mismo, con la inquietud recóndita que no más eso faltaba, padre, sólo faltaba que nadie me quisiera ahora que usted se va a disfrutar de la gloria de mi infortunio bajo las cúpulas de oro de su mundo falaz mientras él se quedaba con la carga inmerecida de la verdad sin una madre solícita que lo ayudara a sobrellevarla, más solo que la mano izquierda en esta patria que no escogí por mi voluntad sino que me la dieron hecha como usted la ha visto que es como ha sido desde siempre con este sentimiento de irrealidad, con este olor a porquería, con esta gente sin historia que no cree en nada más que la vida, ésta es la patria que me impusieron sin preguntarme”, como lo narró Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca.
Pero con todo y esto, el amo del poder no es el amo del pueblo de Monseñor. No es el amo de la sangre, no es el amo del sacrificio. No es el amo de la verdad. No es el amo de la justicia. No es el amo de la lucha del pueblo. No es el amo de los seguidores de Anastasio Aquino, Farabundo Martí, Ernesto Jovel, Rafael Arce Zablah, Aguiñada Carranza, Roque Dalton, Humberto Mendoza, Luis Díaz, Lil Milagro Ramírez y Schafik. Y con esto basta para derrotarlo.
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