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2010/04/20

Tendencia Revolucionaria-El ocaso de ARENA y la desilución del FMLN- El Salvador

 Escrito por Jorge Morales.21 de Abril. Tomado deTendencia Revolucionaria.

La oligarquía salvadoreña, el poder real, ha fundado y desechado instrumentos políticos electoreros, siempre marcados por su ortodoxo lineamiento ideológico. Es por eso que tanto el PRUD como el PCN y ARENA son partidos definidos como derecha, de eso no hay duda.
El partido ARENA será sustituido en cuanto instrumento político de la oligarquía financiera por un instrumento matizado por el rojo de la izquierda.
El instrumento político electoral de la oligarquía financiera salvadoreña está agotado. El síntoma más evidente de su agotamiento está nada menos que en la pérdida del Poder Ejecutivo.
Al hacer un poco de memoria sobre los instrumentos políticos fundados, usados y luego desechados por la oligarquía, se tiene al PRUD: agotado por los acontecimientos del auge revolucionario desencadenado por el triunfo de la revolución cubana en la década de los años sesenta. Luego viene el PCN: agotado con la explosión de la guerra civil salvadoreña en la década del ochenta. Luego aparece ARENA en mil novecientos ochenta y tres: que se agota con la pérdida de las elecciones presidenciales en el dos mil nueve.
La oligarquía salvadoreña, el poder real, ha fundado y desechado instrumentos políticos electoreros, siempre marcados por su ortodoxo lineamiento ideológico. Es por eso que tanto el PRUD como el PCN y ARENA son partidos definidos como derecha, de eso no hay duda.
Pero en este nuevo contexto político latinoamericano, donde los partidos políticos de izquierda están en un flujo progresivo hacia la conquista del Poder Ejecutivo a través de procesos electorales, los centros de poder económico regionales se dan cuenta que pueden convivir con dichos gobiernos de izquierda, haciendo negocios y obteniendo pingües ganancias tal como lo hacen con gobiernos de derecha.
Para el caso, el “molesto” discurso del presidente venezolano no afecta, en ningún momento, las excelentes relaciones comerciales que mantiene con sectores económicos hegemónicos estadounidenses y con ciertos países europeos y del Medio Oriente, en rubros tan vitales como el energético y la industria armamentista. A manera de ejemplo, insulta públicamente al Rey Juan Carlos en la Cumbre Iberoamericana, por un lado, y emprende proyectos multimillonarios con empresarios españoles, por el otro.
Si el presidente venezolano amenazara, realmente, los intereses de la élite económica de Estados Unidos, estos, sin duda alguna, ya le hubieran puesto un férreo bloqueo económico como han hecho contra los cubanos o les hubieran intervenido militarmente como hicieron con Irak por el petróleo. De eso, la historia brinda variados ejemplos.
Los centros hegemónicos de poder, tanto a nivel continental como nacional, se dan cuenta que sólo tienen que obviar o tolerar algunos dogmas ideológicos, adecuar su manera de hacer negocios a la realidad generada por los gobiernos de izquierda y, sin problemas, sus intereses particulares seguirán protegidos por los nuevos gobiernos de moda.
La oligarquía financiera salvadoreña percibe esta realidad en sus primeros contactos de negocios con el presidente Funes. Se da cuenta que es un gobierno con el cual se puede trabajar sin arriesgar sus bienes. Sólo hay que ceder un poco a tradicionales prebendas como el no pago, evasión o elusión de impuestos y desproteger a ciertos líderes políticos, símbolos de la corrupción necesariamente permitida en los gobiernos de ARENA.
No hay duda que ARENA dejará de ser el instrumento político electoral de la oligarquía, porque ha dejado de ser el instrumento adecuado a las nuevas realidades políticas latinoamericanas. Tal como se agotaron los instrumentos políticos: PRUD y PCN en sus momentos históricos respectivos.
Sus proyecciones estarán orientadas a ciertos agrupamientos políticos matizados y prestigiados por la figura de la izquierda latinoamericana: sea a través de asumir banderas o programas atribuidos a la izquierda o a través de figuras políticas prestigiadas en el amplio espectro de la izquierda política.
En el caso más reciente, la fundación del partido ARENA se da en el contexto de la guerra civil salvadoreña. Con un gobierno del Partido Demócrata Cristiano que asume programas sociales y económicos de la izquierda revolucionaria. Con una oligarquía y casta empresarial que se ve amenazada en sus intereses económicos por un Frente Revolucionario alzado en armas y por un gobierno de corte social cristiano que ejecuta reformas estructurales en el modelo económico. Las condiciones objetivas para la organización de un nuevo partido para la oligarquía salvadoreña de la década de los ochenta estaban presentes con estos elementos.
Pero, a estos elementos les falta una condición subjetiva necesaria para organizar partido: un líder capaz de cohesionar a estos sectores sociales que se sienten amenazados. Un líder que abra una brecha de esperanza a través de la lucha política para derrotar al gobierno democristiano en el proceso electoral. Un líder que abra una brecha de esperanza en la lucha militar para derrotar al Frente Revolucionario.
Se conjugan las dos condiciones históricas necesarias para fundar un nuevo partido de derecha. Un líder de derecha: Roberto D’Abuisson para un partido de derecha. La relación es natural.
En este nuevo momento histórico, donde la oligarquía agro-exportadora se ha metamorfoseado en una oligarquía con inversiones en varios rubros del sector financiero, comercial y de servicios. Una oligarquía que está inserta en un mundo globalizado, donde las gigantescas corporaciones internacionales conforman la nueva estructura de poder económico, tanto a nivel local como mundial. Se genera una nueva forma de hacer negocios, donde lo social es un componente necesario para potenciar a empresas privadas. Es el momento de los programas sociales, asumidos tradicionalmente por la izquierda latinoamericana, que entran en connivencia con el modelo económico de libre mercado. La condición objetiva para fundar un nuevo partido de derecha matizado por lo social está presente con estos nuevos elementos de realidad.
Falta la condición subjetiva: el líder capaz de cohesionar a diversos sectores sociales. El líder que presente un aceptable ropaje de izquierda para los sectores socio-económicos excluidos y marginados por el modelo económico construido durante los últimos veinte años. El líder que mantenga la esencia del modelo económico vigente, que sólo beneficia a un reducido sector socio-económico. El líder que genere esperanza para los sectores sociales mayoritarios y seguridad para los sectores sociales minoritarios. Ese líder es el presidente Mauricio Funes.
Acá se conjugan históricamente las dos condiciones necesarias para fundar un nuevo partido de derecha en cuanto instrumento adecuado a la nueva realidad económica, marcada por la globalización, y la nueva realidad política, el auge de los partidos de izquierda hacia la toma del Poder Ejecutivo a través de los procesos electorales. Es un fenómeno político muy singular: un partido de derecha cohesionado por un líder de izquierda.
Debe recordarse: a los oligarcas no les interesa estar al frente del partido político ni el color de la camiseta que se viste, sino tener a los “empleados carismáticos” necesarios y capaces para hacer el trabajo en la esfera política, que les proteja sus inversiones y les potencie sus empresas.

Tendencia Revolucionaria El Salvador

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