El discurso sobre la lucha contra la pobreza y lograr equidad en Latinoamérica, la región más desigual del mundo, es algo en que la izquierda alega el monopolio, aunque solamente se queda en el discurso. En donde se implementan proyectos socialistas, totalitarios, la pobreza aumenta y la desigualdad se reduce, pero porque se empobrecen todos. No es nada inventado ni ideológico, son datos duros publicados por instituciones internacionales. Es el caso de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y el más emblemático, Argentina, que a principios del siglo pasado era uno de los países más ricos del mundo y que ahora, a punta de políticas populistas-socialistas y cleptocracia masiva, tiene altos índices de pobreza y cada vez más inequidad.
Escrito por Rafael Castellanos.09 de Abril. Tomado de La Prensa Grafica.
Los países que han logrado bajar la pobreza exitosamente, invariablemente se han alejado de las políticas centralizadoras y populistas, han promovido el crecimiento económico dentro del sistema capitalista, usando el mercado, y han utilizado políticas redistributivas eficientes, estrategias sociales de largo plazo en educación, salud, vivienda, trabajo, pensiones... Utilizan eficientemente los impuestos recaudados, de forma transparente que le da confianza al que paga los impuestos y al beneficiado.
Como las estrategias de largo plazo tardan décadas en producir resultados, se diseñan políticas contingentes para ayudar a los pobres, a los que no pueden salir por sí mismos, subsidios o construcción de infraestructura puntual, como puentecitos, agua y tratamiento de desechos a las comunidades pobres. La ayuda en alimentos o transferencias en efectivo idealmente deben ser por tiempo limitado, bien focalizadas, dirigidas a los verdaderamente pobres, no a los otros.
En el corazón de la estrategia, se encuentra montar una red social amplia, que cubra idealmente a toda la población en sus necesidades básicas de educación, salud, conectividad y muy, muy importante, seguridad.
La estrategia va bien cuando se logra equidad entendida como igualdad de oportunidades, de educación, salud, conectividad, conocimiento... Que no importa donde nazca el salvadoreño y quienes sean sus padres, pobres o no; que tengan las mismas oportunidades que el que nace pobre; que no esté condenado a ser pobre, que tenga la oportunidad de salir de la pobreza, a acceder al mundo desarrollado, a ser tan bueno y exitoso como su capacidad personal le dé, igual o mejor que quien nació en un hogar acomodado. ¿Que si funciona? Claro que sí. El país ejemplar es Estados Unidos, donde alguien que inicia una compañía en una cochera se convierte en multimillonario, como Bill Gates, de Microsoft, o Steve Jobs, de Apple.
En Latinoamérica los ejemplos son Chile, Costa Rica y recientemente Perú, que han manejado la economía con la derecha y la parte social con la izquierda, como dijo el ex presidente Toledo de Perú, durante una conferencia que montó FUSADES. Toledo promovió el entendimiento social en Perú y plantó las bases para una economía social de mercado que ahora mantiene al país en buena forma.
La pobreza no se combate con discursos emotivos, con lucha de clases, con blogs incendiarios, destrozando lo que funciona, arruinando al que sabe producir, a propósito o por medidas inadecuadas.
Combatamos la pobreza con las fórmulas probadas.
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