Escrito por José Ricardo Benavides Vila.09 de Abril. Tomado de La Prensa Grafica.
Cuando viajo en los autobuses del transporte público, además de ver a los motoristas que tratan mal a los pasajeros y se pasan los semáforos en rojo, también observo que la gente estando en el bus bota basura por las ventanas. Pero también llaman mi atención cuando paso por el mercado de mi colonia en Ilopango los promontorios de basura donde se puede encontrar todo tipo de desechos y por supuesto sin faltar los perros. De esta forma, nuestras ciudades se mantienen con altos niveles de suciedad, esperando que llegue el tiempo de campaña política para que los candidatos a alcaldes/as pongan en sus plataformas el trillado problema de la basura... Típica realidad la nuestra.
Al fin ser “chucos” es algo que ya casi nos identifica como salvadoreños, y es parte de nuestra singular incultura. Al unísono también podemos observar que no existe una tecnología en el tratamiento de la basura sólida, que por norma técnica se debe de llamar desecho sólido. Este vacío tecnológico empieza por donde comienzan los problemas de nuestra sociedad, incluyendo los problemas de delincuencia. ¿Dónde es ese lugar? Nuestros propios hogares. Estos nuestros hogares son verdaderas fábricas para producir desechos sólidos... Talvez la palabra producir no sea la adecuada, porque en nuestra ingenuidad tecnológica estos desechos los compramos y de pronto existen en nuestros hogares y nos deshacemos de ellos en una forma de mezcla. De aquí que el problema del manejo de los desechos comienza en nuestro hogar.
¿Por qué no analizar y luego separar la basura? Y quizá lo de analizar la basura sería antes de separarla y en el análisis preguntarnos ¿lo que yo califico de basura es realmente basura? ¿O se puede con este desecho obtener algún beneficio?
En el proceso de control de basura se sugiere seguir las cuatro “eres”: reducir, reutilizar, reciclar y retornar. Al aplicar esta técnica podemos generar procesos económicos y de mantenimiento del medio ambiente, que convertirían a nuestros lugares de vida en zonas agradables.
Los desechos sólidos deben de ser clasificados desde el principio. Esta tecnología así lo requiere, y para construirla y practicarla debemos participar todos, es decir, productores, distribuidores, compradores y usuarios. Esta solución opta por un nuevo formato de cultura cuyo objetivo principal es mantener a la naturaleza en su estado de reciclaje constante.
Nada en la naturaleza se desperdicia, todo es parte de un proceso de constante cambio en la materia. El proceso sugerido se sintetiza en lo siguiente: 1. conciencia ecológica del productor, 2. conciencia ecológica del distribuidor, 3. educación en el hogar y en otros lugares de vida, para saber que cuando se compra algo también se compra un remanente que se le llama basura. Entonces se debe aprender a comprar basura, porque esta debe ser clasificada y procesada, 4. educación y organización en los gobiernos locales, instituciones y empresas para poder generar líneas tecnológicas de manejo de los desechos y por último 5. tecnología de los productores y de los distribuidores para crear procesos de recuperación que permitan reciclar todo lo que alguna vez vendieron. Allí se cierra el ciclo. También deben participar los institutos de investigación y las universidades buscando y proponiendo nuevos procesos productivos que aseguren ciclos de reciclaje perfectos.
La limpieza es un acto de desarrollo humano, garantiza salud y bienestar. En nuestra bandera debería de incluirse la palabra limpieza y leerse: Dios, Unión, Limpieza y Libertad.
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