LPG-El RNPN no debe ser manipulable por nadie

Hemos insistido de manera sistemática en el respeto que todos le debemos a la institucionalidad, a partir desde luego del respeto que la institucionalidad debe guardarse a sí misma.

Escrito por Editorial.09 de Abril. Tomado de La Prensa Grafica.

 

En la sesión anterior a la Semana Santa, la Asamblea Legislativa, en una decisión preparada para darse en el último minuto, reformó la Ley Orgánica del Registro Nacional de las Personas Naturales para modificar, entre otras cosas, la forma de elección del Registrador Nacional y de su Adjunto. Más allá de las reacciones políticas que puedan generarse al respecto, lo cierto es que esta reforma tiene todos los visos de ser una maniobra más para concentrar el manejo del poder dentro de dicho organismo, que es fundamental, no sólo por razones de credibilidad electoral sino de seguridad en la identidad ciudadana.

Es importante subrayar un punto básico: el RNPN, siendo tan importante para el desempeño de la competitividad partidaria, porque ahí está la base del padrón electoral, no es una institución política en sí. Más aún, y hay que decirlo claro: no les pertenece a los partidos políticos. En tal sentido, debería empezar a generarse en el país, y no sólo en este punto específico, una conciencia de “nacionalización” de las instituciones públicas, ya que todas son expresión orgánica de la nación y se deben a ella, y no a sector o grupo alguno. La “patrimonialización” de las instituciones es uno de los vicios más nefastos que venimos cargando desde siempre.

Las tentaciones de seguir haciendo esto desde el poder nunca faltarán, y es ahí donde deben operar eficazmente la vigilancia y el reclamo ciudadanos, más allá de cualquier simpatía, antipatía o indiferencia ideológica o política. Hasta llegar al punto fundamental: que ninguna institución sea manipulable por nadie.

Respetar la institucionalidad

Es indudable que en lo tocante a las reformas a la ley del RPNP resaltan varios hechos no sólo preocupantes sino muy cuestionables: la forma improvisada y evidentemente utilitaria en que se hicieron las onerosas reformas; la reiteración de un procedimiento de sorpresa en la toma de decisiones que siempre es abusivo y más cuando se trata de cambiar normas que afectan a instituciones especialmente sensitivas; y el irrespeto a lo que debería ser un principio básico: que las reformas esenciales surjan de un amplio entendimiento luego de un análisis suficientemente fundado, y no de componendas parciales logradas bajo la mesa, como es evidente en el caso que se comenta.

Hemos insistido de manera sistemática en el respeto que todos le debemos a la institucionalidad, a partir desde luego del respeto que la institucionalidad debe guardarse a sí misma. En esto se da una gran falla histórica en el país, y hay que irla corrigiendo de manera constante, sustancial y verificable. Los Órganos supremos del Estado son sin duda los primeros llamados a dar el buen ejemplo. Y hay que reclamarles sin reservas cuando hacen lo contrario.

Nuestra evolución democrática depende de que haya un desarrollo institucional verdadero y verificable. Sabemos que hay resistencias para ello, porque los vicios establecidos son los que más barreras le ponen al cambio correctivo; pero insistir en la cultura de transparencia y credibilidad es responsabilidad nuestra y de la ciudadanía en general.

El RNPN no debe ser manipulable por nadie