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2010/04/12

EDH-Preocupante situación en la Universidad Nacional

Escrito por Rodolfo Chang Peña. 12 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.

Después de doce días de tener secuestrada y paralizada la máxima casa de estudios en San Salvador, un grupo de encapuchados decidió desalojarla a cambio de que la autoridades correspondientes revisen de nuevo los expedientes de los aspirantes no admitidos, por no haber superado el proceso de admisión.

Si bien todos los salvadoreños sin distinción tienen derecho a realizar estudios superiores, el marco normativo de la institución establece, como en cualquier país civilizado, quiénes deben ser admitidos y quiénes rechazados, desde la óptica de capacidad intelectual, vocación, aptitudes y condiciones psicológicas, que precisamente se exploran en el proceso de admisión.

En efecto, las carreras liberales como la medicina, arquitectura, ingeniería civil y otras más, requieren que los aspirantes no sólo tengan el intelecto requerido para soportar la carga académica que impone el plan de estudios, también deben tener la inclinación, competencia, habilidad y disposición susceptibles de moldear y desarrollar. En otras palabras, no basta tener solamente el derecho, como si fuera éste el único requisito para ser admitido.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si las diferentes facultades no le dieran importancia a la estabilidad emocional, perturbaciones emocionales, problemas de personalidad y al cociente intelectual? Admitir aspirantes a la brava, a ciegas y sin ninguna prueba de sus condiciones, es engañar a los jóvenes, además de someterlos a riesgos de deserción temprana, en la medida que no aguanten "el ácido" de los primeros semestres.

A pesar de lo explicado, en nuestro país está visto que no se plantean las inconformidades por los medios civilizados establecidos y se prefiere la ley de la selva. En la que supuestamente los no admitidos se organizan como si fueran pandilleros, se ponen capuchas y se apoderan por la fuerza de la casa de estudios, sin importar dañar a toda la comunidad universitaria y causar pérdidas a la institución por unos cien mil dólares diarios. Llama poderosamente la atención que ni la Fiscalía, ni los ministerios de Educación y Justicia y Seguridad movieron un dedo para poner orden y recuperar las instalaciones, y para colmo, ignoraron la solicitud de desalojo formulada por el Consejo Superior Universitario.

Los decanos de las facultades ya habían advertido días antes que los cupos estaban agotados y explicaron además la necesidad de respetar ciertas normas pedagógicas para mantener la calidad de la docencia, tales como la capacidad de las aulas y laboratorios, la proporción de catedráticos por número de alumnos, número de estudiantes por tutor, etc. ¿Será que los interesados creen que formar médicos y arquitectos es tan fácil como capacitar mecánicos de banco, que donde caben treinta pueden caber ochenta, que importa muy poco si hace falta material didáctico y el cuerpo docente se queda corto y se tenga que improvisar?

Por los vientos que soplan parece ser que el actual gobierno está propiciando el caldo de cultivo para que se den esta clase de desenfrenos, que curiosamente también observamos en otros grupos. Por ejemplo, ante los intentos de reordenar y reubicar a los vendedores ambulantes informales, la reacción inmediata de estos últimos es secuestrar un tramo de calle importante y atacar a los agentes, lanzarles piedras y lejía, quemar llantas para luego exigir una mesa de diálogo para negociar la violación de la ley, a su conveniencia. Los intentos de mejorar el calamitoso transporte público casi siempre termina con insultos y amenazas de buseros y microbuseros, que no prestan ganas para paralizar el transporte. Su consigna es retorcer el brazo al gobierno y exigir también una mesa de diálogo para negociar la violación de las disposiciones de Tránsito.

Las cosas que están sucediendo son desalentadoras y hacen perder las esperanzas, y por supuesto, no son ni por asomo lo que se prometió en la plaza pública en la campaña del año pasado.

elsalvador.com :.: Preocupante situación en la Universidad Nacional

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