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2010/04/20

EDH-El gran hermano vigila, el hermano digital

 Eventualmente, como en Londres y ciertas ciudades europeas, en cada esquina habrá cámaras para reforzar la vigilancia y evitar atracos

20 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.

 

E En el aterrador retrato que pintó de la Rusia soviética, George Orwell describe cómo los súbditos del régimen estaban bajo una permanente vigilancia: el lema que se martillaba sin cesar era: "El Hermano Mayor te vigila" (Big Brother is Watching you).

Ese es el destino de los cubanos bajo Castro, de los infelices pobladores de Corea del Norte, de los vasallos del Talibán.

Pero, como se comprueba cada vez más, hombres, mujeres y niños en las sociedades occidentales han ido perdiendo su privacidad. O como lo expresan analistas del mundo digital, cada clic en un teclado, cada cámara de seguridad, cada llamada por celular, cada compra que se hace, deja un rastro. Y la suma de esos rastros dibuja el carácter, los gustos y los movimientos de todos.

La diferencia entre las sociedades libres y las dictaduras es que en las primeras, son los delincuentes y los expertos en mercadeo los que utilizan esa información. Bajo las dictaduras, lo que la gente hace sirve para controlarla, vigilar hasta sus últimos movimientos como en la pesadilla orwelliana.

En el Primer Mundo, por descuido de los mismos ciudadanos, los rastros que van dejando puede llevar al robo de identidad, a que un sujeto cualquiera se haga pasar por otra persona para obtener créditos o efectuar compras. Se dice que en Estados Unidos más de once millones de personas fueron víctimas el año pasado de esta clase de fraude.

Basta hacer una prueba. Si se compra música o libros en los servicios digitales, al poco tiempo el usuario recibe ofertas de composiciones, revistas o vídeos que más o menos encajan con sus gustos. Los encargados de mercadeo de esas empresas usan millones de datos para formar un potencial mercado a sus productos.

Los más pobres de los pobres con celular

Más grave es cuando se paga con tarjeta de crédito en restaurantes baratos o sitios no confiables. Las tarjetas se clonan y un pobre tarjeta-habiente que nunca salió de Santa Ana descubre que con su tarjeta se compraron perfumes en Londres. Lo usual, empero, es que las personas que por vez primera reciben una tarjeta pierdan la cabeza y queden "enchilladas" por años.

Para complicar más las cosas se están desarrollando programas que pueden reconocer un rostro en una multitud, digamos en las graderías de un estadio. Eso lo va a utilizar la policía para encontrar criminales fugitivos, terroristas, narcotraficantes y toda clase de pájaros de cuenta, en beneficio de la gente buena.

Eventualmente, como en Londres y ciertas ciudades europeas, en cada esquina habrá cámaras para reforzar la vigilancia y evitar atracos.

Hay otro buen uso para las redes detectoras de señales: los grilletes digitales, que aseguran que un delincuente no puede salir de su casa o del barrio en que está confinado sin que de inmediato lo detecten. Eso sería muy útil para reducir a los más peligrosos, los reos que deben estar dentro de un presidio, o seguir los pasos de individuos con historial de agresiones sexuales.

La gente, se nos dice, sacrifica parte de su privacidad por la conveniencia que obtienen de las tecnologías digitales. Y eso lo demuestra lo que sucede en El Salvador: aunque los comunistas digan que cada vez somos más pobres, funcionan en el país seis millones de celulares.

elsalvador.com :.: El gran hermano vigila, el hermano digital

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