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2010/04/16

EDH-El crecimiento, los impuestos y la deuda

Escrito por Manuel Hinds.16 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.

Los gobiernos de la izquierda anticuada siempre adolecieron de dos problema conceptuales: Uno es que confundían al gobierno con la economía entera. De esta forma, ellos creían que hacer crecer al sector público a costa del sector privado era un signo de mejoría económica y social, aunque la economía estuviera cayéndose a pedazos y los servicios sociales estuvieran colapsando.

El otro problema conceptual era que ellos veían a la economía como un pastel de un tamaño fijo, no uno que puede crecer y decrecer de acuerdo a la vitalidad de sus empresas. Como consecuencia de esto, siempre estuvieron dispuestos a sacrificar la capacidad de crecimiento de la economía en aras de cualquier otro objetivo que tuvieran, que siempre incluía incrementar el tamaño del Estado. En combinación, estos dos problemas llevaron a la creación de gobiernos ahogados por sus enormes burocracias, incapaces de dar servicios razonables a la población, a pesar de las enormes cargas tributarias que imponían a sus ciudadanos.

Este tipo de izquierda desapareció en los países desarrollados hace veinte o treinta años, como resultado de las reformas de la conservadora Margaret Thatcher, en Inglaterra, y de los socialistas Tony Blair, Felipe González y tantos otros que comprendieron que la base fundamental de la eliminación de la pobreza es la creación de riqueza —es decir, aumentar el tamaño del pastel— y no dejarlo constante o reducirlo para lograr una distribución igualitaria de la escasez.

Esta lección tan sencilla como importante se regó por toda Europa a partir de los Años Ochenta, generando regímenes económicos basados en mercados liberales, que no varían con la orientación de izquierda o derecha de los partidos que ocupan el gobierno. Los izquierdistas ilustrados comprendieron que el manejo de la economía no es ni debe ser un tema ideológico sino pragmático. Esto se ve claramente en la gráfica adjunta, que muestra los 25 países más liberales económicamente en el mundo, de acuerdo al índice de libertad económica del Wall Street Journal y la Heritage Foundation. Note en la gráfica que, con la excepción de Chile, todos los países en la gráfica son desarrollados y que muchos de ellos han sido gobernados por izquierdistas modernos en los últimos veinte o treinta años. Así, por ejemplo, Suiza, Canadá, Dinamarca, el Reino Unido, Luxemburgo, Holanda, Finlandia, Islandia, Japón, Suecia, Austria y Alemania tienen economías basadas en mercados más liberales que la mayor parte de Latinoamérica. Chile mismo, gobernado por la izquierda por veinte años, es la décima economía más liberal del mundo y la que más crece en Latinoamérica.

Pero esta lección no se regó hasta aquí. El gobierno del presidente Funes actúa como si lo que tiene prioridad, al que hay que darle recursos, es el gobierno, no el país, y como si el crecimiento y el decrecimiento económicos no existieran. Combinando estas dos viejas ideas, el gobierno le da una total prioridad a aumentar desmedidamente el tamaño del gobierno, incrementando el gasto a una velocidad insostenible, a pesar de que los ingresos del gobierno están cayendo como resultado de que la economía está decreciendo también. Si el gobierno no tuviera ese punto ciego con respecto al crecimiento del pastel, sería obvio para sus funcionarios que si los ingresos cayeron porque la economía cayó, la mejor manera de aumentar los ingresos otra vez es recuperar el crecimiento. Pero como no lo ven, piensan en dos medidas que empeoran el problema en vez de mejorarlo.

Una es aumentar la presión para cobrar impuestos en medio de una recesión muy profunda. La otra es endeudar más al país. Ambas medidas son contraproducentes. El tipo de reformas tributarias que el gobierno introdujo en la reforma que pasó a fines del año pasado, no sólo han fallado en cobrar más impuestos sino que han contribuido a entrampar más la economía, introduciendo complicaciones que sólo aumentan los costos de los contribuyentes y que deprimen más la inversión. El endeudamiento acelerado del país no sólo compromete recursos que serán gastados en consumo del gobierno en vez de invertirse sino también introduce un elemento más a la incertidumbre que está en la base de la falta de inversión privada que tiene paralizado al país.

La población, ya asustada por el lenguaje agresivo contra el sector privado y la amenaza constante de que el país se convierta en un satélite del presidente Chávez, de Venezuela, se asusta más al ver que el gobierno no tiene disciplina ni medida y puede meter al país en un problema macroeconómico muy serio. No debería de ser sorpresa para nadie que la población no invierta. No debería de ser un secreto a descubrir que para que los problemas fiscales del gobierno se resuelvan, la economía debe crecer, y para que crezca, hay que fomentar la inversión, eliminando o minimizando las incertidumbres que el gobierno mismo está causando.

elsalvador.com :.: El crecimiento, los impuestos y la deuda

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