Cualquier plan de gobierno se debe someter al fuego del debate abierto, no sacarse de la bolsa aprobado, sin posibilidad de cambio
Editorial. 09 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.
La realidad salvadoreña, como la de todo pueblo, es demasiado compleja, difícil y cambiante para que un grupo de tecnócratas y políticos, por sí solo, nos muestre la ruta hacia la prosperidad y la felicidad. El Plan Quinquenal, que debió haber sido una propuesta electoral, puede embarrancar a los salvadoreños más que moverlos hacia delante. Recuérdese lo que sucedió con el primer gobierno de izquierda a partir de 1979, que menos de un año después de sus grandes y audaces reformas estructurales, había dejado sin empleo a la mitad de la población trabajadora. El actual gabinete, en pleno, debería hacer una visita a la hacienda La Carrera o a las fincas del sector reformado, para ver con sus "propios ojos" las consecuencias de sólo oír las voces desde lo alto.
Como señalamos ayer, lo procedente es realizar consultas con los que mueven, producen, siembran, comercian, invierten, piensan y de manera permanente exponen sus bienes y su trabajo, para dar forma a los criterios y finalidades que orienten una gestión de gobierno. El tema es demasiado complejo para montar un espectáculo de estadio deportivo (las universidades, los sindicatos, los clérigos, los vendedores ambulantes, las gremiales, etcétera) para de allí sacar criterios que tracen camino.
No se pierda de vista que en un mundo globalizado que cambia segundo a segundo, pero que ha caído en crisis, sólo los países por inherencia dinámicos y creativos tienen posibilidad de sobresalir del resto. O no colapsar. Un plan de gobierno puede ser rígido o capaz de adaptarse a lo que se va presentando.
No hay espacios para el optimismo con lo que ha venido sucediendo en los últimos meses. La señal más alarmante lo da la propuesta de ley que el Ministerio de Salud entregó a la Asamblea; una ley que, de ser aprobada, vendría a regimentar, al estilo cubano, los servicios de salud y médicos. Igual de pésimo es el plan alfabetizador.
Dejó tras de sí una estela de torpezas
Para elaborar el proyecto de Salud, o más bien adaptarlo a partir de escritos de clara procedencia foránea, el ministerio no discutió con nadie, no visitó hospitales ni clínicas privadas, no fue a ninguna fábrica de medicamentos, no expuso alternativas a la opinión pública. Nadie ha visto a los titulares de Salud en una visita a empresas de medicamentos, consultorios privados o clínicas empresariales, para informarse de la manera como estos trabajan, los problemas y retos que enfrentan, lo que podrían hacer en los venideros tiempos.
La salud privada, la que se hace con recursos e infraestructura que los participantes han ido formando en el tiempo, es de una superior calidad que la pública, donde los despilfarros, la mala praxis y el descuido se mezcla sobre lo que tantos y buenos profesionales del Seguro Social y de los hospitales hacen.
La ex alcaldesa y ahora viceministra dejó una estela de barbaridades a su paso por la Alcaldía, incluyendo el saqueo final de bienes municipales perpetrado por gente en su entorno. La basura, los prostíbulos, las compras a dedo de chatarra china, un espantoso endeudamiento, dispensa de empleos a activistas de su partido… nada de eso deja espacio al menor optimismo respecto a lo que ella o sus similares harían en el papel de comisarios socialistas de la salud.
Cualquier plan de gobierno se debe someter al fuego del debate abierto, no sacarse de la bolsa aprobado, sin posibilidad de cambio.
elsalvador.com :.: Demasiado está en juego para ir de camino solos
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