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2010/04/16

Co Latino-Si se habrá de condenar a los jóvenes de este país, lo mismo tendría que hacerse con la sociedad y el Estado | 16 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

Escrito por Carlos Alberto Escalante.16 de Abril. Tomado de Diario Co Latino.

Hace algunos días asistimos a un foro organizado por el Consejo Nacional de Seguridad Pública. Creímos que los objetivos de dicho foro además de “abundar” en motivos y razones para no incrementar las penas- castigo a menores, creímos que se haría un abordamiento más amplio en relación a las raíces de los fenómenos violentos y otros comportamientos que se salen del estándar instituido por la sociedad salvadoreña que se observan en los jóvenes y adultos. Esperábamos análisis psicosociales y otros de orden socio antropológico.
Los estudios de investigaciones psicosociales que se han realizado en países desarrollados por expertos epidemiólogos verdaderamente científicos ellos han encontrado que familias y/o sociedades desintegradas o mal conformadas son proclives a desarrollar síntomas psíquicos y comportamientos que se apartan de las normas establecidas por la sociedad en tiempos normales.
Las guerras, las migraciones masivas, las catástrofes naturales son eventos que desestabilizan a la familia o lo que exista  de ella. Nos referimos a que con frecuencia en las familias salvadoreñas falta el padre o la madre; pero  están los hijos que vivirán ese impacto psicológico en cualquiera de los dos casos. Esto afectará en grado menor o  mayor dependiendo de la edad del infante.
La Dra. Beatrice de Carrillo, en su artículo del 16 de marzo aparecido en el Diario Co Latino: “Una Sociedad Enferma”, hace un análisis no tanto jurídico a pesar de  que la jurisprudencia es su profesión, sino humanístico y sobre todo  solidario y realísticos sobre el sufrimiento de la familia salvadoreña.
En el foro hubo ponencias interesantes y sobre todo algunas que contenían informaciones que deberían de considerarse como denuncias, pues se trataba de instituciones especiales  para protección de los y las  niñas y adolescentes en aspectos integrales. La información, según recuerdo en el aspecto psicológico sólo ha estado cubriendo este ente estatal el 35% de  la población total. Otras necesidades como el escaso presupuesto tampoco   podía cubrirlas.
Cuando escuchamos a analista políticos y otros comunicadores sociales en relación  a la situación de crisis nacional en la familia salvadoreña, expresan que es por falta de  valores” estos se han perdido”. Porque no mejor decir que los valores que han existido se han ido transformando en algunos sectores de la sociedad, por ejemplo, la honestidad y honradez  ha cambiado a lo contrario. La valentía a la cobardía. La transparencia cambia a lo turbio. Lo verdadero a lo falso. La sensibilidad y solidaridad a la indiferencia; lo justo a  lo injusto, etc.
¿Por qué sucede esto? Las respuestas pueden ser múltiples y de orden sociocultural, económico y  político. “El tengo mucho me hace sentirme más importante frente a los demás, que si tengo poco”.
Si viajo en un automóvil último modelo, es signo de éxito y me aprecian y respetan más”. La publicidad consumista promueve valores falsos y empuja a  la gente poco segura de sí misma a embarcarse en obtener cosas que más tarde no podrá pagar. Todo ha influido para la inversión de los valores.
De tal manera  que cuando estas condiciones ansiadas y aspiradas no se cumplen, la persona sufre una frustración. Obviamente, la frustración en esos casos es por la no obtención de objetos o condiciones que no forman parte de las necesidades básicas.
En estas personas se producirá tristeza, inseguridad y la persona busca la manera de satisfacer esa aspiración, aun comprometiendo su seguridad y violando normas de buenas costumbres, de honradez llegando hasta delinquir.
En  otros sectores poblacionales de grupos excluidos o marginados de manera crónica, la frustración produce una serie de reacciones como tristeza, cólera, baja autoestima, depresión. Su condición de persona con claridad de valores, luchará por conseguir una mejor situación, superándose y realizando actos lícitos para lograrlo.
Es así como no toda la gente que sufre frustraciones genera conductas anormales o que se enferme. Hay así personas que tienen baja tolerancia a la frustración y otras que les lleva a redoblar el esfuerzo para superar su condición de excluido, en vez de cometer actos que riñan con la ética y la honradez.
Volviendo al tema relativo a los jóvenes infractores y las penas, hay que enmarcar estos hechos en su nacimiento, su crecimiento y su desarrollo como jóvenes, lo que se da en una sociedad en crisis por desintegración familiar y social, pero, esta crisis no afecta sólo a los jóvenes; afecta también a los adultos, los padres, la familia entera, y puede ser que en un momento dado las figuras paternas o maternas no sean las mejores para que se efectué la identificación con el progenitor del mismo sexo. Aclaramos, esta identificación   es un mecanismo de defensa psicológico normal por el que pasan todos los niños y niñas.
Al no gustarles esas figuras o imágenes, escogen otras de su entorno familiar o social, y a veces esas figuras pueden ser peores que las de los padres, pero en esa ansiedad y búsqueda de figuras” para imitarlas”, “las muestras que ofrece  nuestra sociedad con valores tergiversados, son malos ejemplos para los adolescentes que buscan la identificación y toman los equivocados, lo que los llevará a cometer actos delictivos al tomar figuras del amplio espectro delictual de los adultos, que deambulan impunemente por los caminos de la débil y desigual justicia salvadoreña.
Siendo así, obliga a replantearse la responsabilidad de los jóvenes en sus diversas conductas, expresión de confusión de valores y búsqueda de identidad y  pertenencia.
Los críticos políticos y otros profesionales de la comunicación, deben reconocer que los patrones culturales del “bien y del mal” en una sociedad, evolucionan, no son estáticos. Con frecuencia, la sociedad obliga a mantener formas o estilos de vida caducos, no tal vez de moda, pero si vigentes. Hoy día, las distancias ya no son obstáculo para conocer  lo que sucede en otras civilizaciones. La velocidad y las comunicaciones se encargan de poner al día a los individuos de lo que acontece en otras latitudes del planeta.
Además, tomemos en cuenta que hoy en día tanto jóvenes como adultos -por los  motivos anteriormente citados y otros- a pesar de la educación en la nos hemos criado,  pensamos mejor que antes, y hay decisiones que no deberían tomarse como transgresión a las normas establecidas (por ejemplo tatuarse: esta acción puede ser interpretada de muchas maneras, pero no da derecho a que nadie, por ese solo hecho, deba llevarlo a concluir que es un delito.
En una publicación no muy reciente el Dr. Donald West (eminente  miembro del Instituto de Criminología de Cambridge) dice: “estudiando las teorías psicoanalíticas acerca de los orígenes de carácter  antisocial, las pruebas que hasta ahora tenemos sugieren que los rasgos innatos, constitutivos, pueden predisponer a ciertos individuos al comportamiento delictivo”.
Pero, muchos psicólogos, particularmente los de la escuela psicoanalítica, creen que los rasgos distintivos más importantes del carácter criminal, derivan de atributos de la personalidad adquiridos, o por lo menos acentuados, mediante una temprana educación en el hogar. Por ejemplo, sea cual fuere la explicación, parece ser que los hijos de padres crueles, de mal carácter, son propensos a desarrollar indeseables rasgos agresivos.
Este género de información podría suministrar un nexo con algunos hallazgos si pudiera mostrarse que la propensión delictiva de ciertos grupos o culturas era debida a sus peculiares prácticas pedagógicas. Las teorías psicodinámicas, que interpretan el carácter humano como el resultado de un conflicto de sentimientos, poseen un intenso atractivo popular.
Todo el mundo puede entender unas teorías acerca de la agresión nacida del temor, de la hostilidad debida a la anticipación o al rechazamiento, porque, en cierto grado, todos nosotros lo hemos experimentado en carne propia. Sin embargo, para  los fines científicos, la convicción no es ningún sustitutivo de la verificación objetiva.”
Podemos seguir exponiendo más elementos psicodinámicos que explican los comportamientos desajustados de algunos jóvenes, pero en estas reflexiones que hacemos en esta ocasión el objetivo es otro. Buscamos que entendidos o no en la materia, hagan consciencia de que el fenómeno de la violencia y la  criminalidad en los jóvenes es aún  más complejo de lo que se cree, y se corre el riesgo de que al analizarlo sólo desde el punto  de vista jurídico, resulte que los jóvenes vengan a ser  los chivos expiatorios de la criminalidad en otros grupos etéreos humanos.
No hay duda de que  a través de la historia se ha visto que, si alguien comete un delito, tiene que ser castigado, pero cualquiera que sea su edad tiene el  derecho de recibir apoyo, ayuda según sus necesidades, incluyendo desde luego las psicológicas para su rehabilitación. Sabemos los psiquiatras que tratar las sociopatías, resulta un tanto frustrante por no contar con la capacidad de arrepentirse ni de enmendarse en los individuos, pero mis maestros decían, “neuroticémoslos” y ya con “angustia” y algún sentimiento de culpa podremos influir en ellos, para modificar sus patrones de conducta desadaptados.
Finalmente, decididamente nos oponemos a que el adolescente sea considerado independiente de la familia, y si se le quiere ayudar tendrá también que apoyarse al grupo familiar.
Y si se le quiere acusar, también hacerlo con la familia, la sociedad y el Estado, pues los tres tienen responsabilidad, y esa condición real, sobre todo en nuestro medio, “es un  atenuante a favor del menor”.

Opiniones

16/08:39 | Si se habrá de condenar a los jóvenes de este país, lo mismo tendría que hacerse con la sociedad y el Estado Dr. Carlos Alberto Escalante

16/08:31 | La herencia de nuestros antepasados es el patrimonio cultural de nuestro país (Parte 2) Ramón D. Rivas

16/08:31 | Historias de mujeres María Lilliam Navarrete de Peraza

Editorial

¿Y dónde está la responsabilidad social empresarial del resto de sectores productivos?
Hoy ya nadie se recuerda que el país está todavía sufriendo las consecuencias de la profunda crisis económica en la que dejó al país la administración arenenera anterior, que cuando surten anuncios, malos anuncios para el pueblo, como el incremento del 18% a la energía eléctrica, los empresarios, inmediatamente hablan de subirle el precio a los productos.

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Si se habrá de condenar a los jóvenes de este país, lo mismo tendría que hacerse con la sociedad y el Estado | 16 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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