Editorial.08 de Abril. Tomado de Diario Co Latino.
A raíz del Golpe de Estado que las oligarquías de Centroamérica gestaron, con el apoyo de la Fuerza Armada hondureña, contra el presidente Constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, las cosas no sólo marcharon mal en el vecino país, sino también en la región centroamericana.
La subregión conocida como del Triángulo Norte o C3, que la conforman Honduras, Guatemala y El Salvador, fue de las más afectadas por la desestabilización política y el retroceso democrático en Honduras.
Recordemos que los tres países en mención no sólo tienen proyectos en común en zonas geográficas concretas como El Trifinio, sino que desarrollan un tráfico migratorio superior a toda la región, así como un fuerte desarrollo comercial.
Las economías de los tres países son muy dinámicas en tiempos normales, de ahí, las crisis políticas en cada país repercute en el otro.
Es cierto que el gobierno resultante de las atípicas elecciones en Honduras, dadas bajo la tutela de un gobierno golpista, le restan no solo credibilidad, sino también representatividad al nuevo mandatario, Porfirio Lobo, no obstante, es el que eligieron los y las hondureñas.
Los que apoyamos al Presidente Zelaya, y nos declaramos porque volviera a la Presidencia, seguramente le vemos problemas al nuevo gobierno, no obstante, ese es el que dirige los destinos de Honduras, y por lo tanto, el interlocutor, en el C3, CA4 o en la región.
Así las cosas, es lógico que El Salvador, principalmente, acompañado de Guatemala, propicien encuentros con su par hondureño, no antes los condicionamientos respectivos, para que el gobierno hondureño sea parte de los esfuerzos de retomar los proyectos paralizados después del golpe, o de los nuevos proyectos según las necesidades de la subregión.
De acuerdo con el nuevo canciller hondureño, Mario Canahuati, el tema de la seguridad en la subregión, será uno de los principales temas a tratar en la reunión que los mandatarios tendrán el 12 y 13 de abril en Tegucigalpa.
Para nadie es un secreto, que el tema de la seguridad está carcomiendo a la región, pero más a la subregión como ha quedado evidenciado.
Después de Guatemala, El Salvador es quizá, el segundo país con más problemas por el crimen organizado, que no incluye únicamente el tema de pandillas, sino, más allá: narcotráfico, lavado de dinero, contrabando, etc.
En este sentido, es comprensible que los centroamericanos, los más cercanos, los que tienen proyectos conjuntos y sufren los mismos problemas, deben sentarse para buscarle solución conjunta a esos problemas.
Esperemos, por el bien de la subregión, que de esa reunión salgan proyectos concretos para combatir el crimen organizado, mediante políticas subregionales de seguridad viables.
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