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2010/04/10

Co Latino-La UES: Motor del cambio social | 08 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

Escrito por Antonio Barba Camacho.10 de Abril. Tomado de Diario Co Latino.

En el seno de la Universidad se está forjando el porvenir de El Salvador, asistimos, señores, al derrumbe de un mundo formado de mentiras, de convencionalismos y prejuicios y presenciamos el nacimiento de uno nuevo preñado de incertidumbre pero que trae en su seno la esperanza de una vida  mejor para los hombres. En esta hora en que muchos valores se derrumban y se vienen abajo principios que por mucho tiempo tuvimos por verdades. Las universidades todas y en especial la nuestra, tienen el deber ineludible de colocarse en la verdadera posición que les corresponde como rectoras que son del pensamiento.
No podemos concebir a la Universidad actual como una entidad parasitaria, ajena a todo movimiento renovador, cerrando los ojos ante los problemas tremendos que el mundo tiene planteados. No la podemos concebir como cárcel del pensamiento o fortaleza del dogma. No podemos sustraer a la universidad a las inquietudes de un pueblo y de una época, ella tiene que vivir enraizada en su medio social, por eso no la podemos imaginar alejada de las raíces populares”.
Esto fue escrito en 1945, es decir, hace 60 años, consta en las memorias de la Universidad Nacional.
“La Universidad que necesitamos  antes de existir  como un hecho en el mundo de las cosas, debe existir como un proyecto, una utopía, en el mundo de las ideas”, se subrayaba.
El artículo 53 de la Constitución vigente de nuestro país, establece el derecho a la educación y la cultura como inherente a la persona humana y determina que es obligación y finalidad primordial del estado, su fomento y difusión.
El Rector de la Universidad de El Salvador, debiera utilizar esta crisis universitaria como una oportunidad  para que el Estado Salvadoreño cumpla con su siempre postergada obligación de proporcionar a la Universidad Nacional  la atención necesaria para su buen desarrollo, cuyo compromiso está como dijimos en la Constitución.
La Universidad de El Salvador es una corporación de derecho público que presta el servicio de la educación superior; la enseñanza universitaria debe ser esencialmente  democrática, respetuosa de las distintas tendencias filosóficas y científicas  que forman el pensamiento humano; deberá buscar el pleno desarrollo de personalidad del educando; inculcará el respeto a los derechos del hombre sin discriminación alguna por razón de raza, sexo, nacionalidad, religión o credo político y combatirá todo espíritu de intolerancia y odio.
Ubicada en un medio subdesarrollado como el nuestro, con sus propias formas culturales y sus contradicciones,  debe responder al momento histórico salvadoreño y regional, con relación a los cambios políticos-económicos que se están sucediendo y que obedecen al objetivo común de salir de la dependencia económica social y cultural  de cientos de años.
La Universidad de El Salvador tiene la gran responsabilidad histórica de contribuir al desarrollo integral de la sociedad; pero para poder cumplir con ella, deberá suprimir de su seno el individualismo negativo que se manifiesta en la actitud de las facultades y escuelas que disputan su ración de  presupuesto, como quién se reparte un pastel, sin pensar en unidad de propósitos científicos y sociales de la UES en función nacional.
No puede haber un cambio profundo en la Universidad de El Salvador sin cambios fundamentales en las estructuras socio-económicas  y  políticas  del país  pero la docencia universitaria debe cambiar sustancialmente y transmitir el mensaje de cambio a través de nuevas actitudes  y la enseñanza de aquellos valores  como la verdad, la justicia, la honestidad y la solidaridad  dejando por fuera aquellos valores negativos de sistemas anacrónicos y en franca decadencia.
Los docentes deben cambiar las actitudes de, arrogancia, ignorancia e inseguridad por una actitud dialéctica, crítica y formativa del pensamiento científico; cambiando la actual docencia alienada y alienante en docencia liberada y liberadora. La reforma educativa en el país que acaba de comenzar debe ser el inicio de toda una reforma integral del sistema educativo nacional.
La Universidad de El Salvador debe decidirse de una vez por todas  a continuar  cerrándole las puertas a la mayoría de bachilleres que han sido formados exclusivamente para seguir estudios universitarios  o abre las puertas  para un ingreso masivo de estudiantes sin limitaciones ni sofismas y en donde estos, puedan seguir la carrera que le indique su vocación actitudes, rompiendo en esta forma, con la universidad doctoral o profesionista tradicional  y creando una nueva universidad que forme profesionales y técnicos al servicio de la sociedad.
La Universidad que necesitamos es indudablemente difícil de alcanzar, pero estamos seguros, que no es imposible. Ésta debe transformarse, como antes en el motor principal de la lucha por la liberación política, cultural, económica  y  tecnológica del pueblo Salvadoreño.
La Universidad constituye el vértice formal de la educación en nuestro país, pero hay que reconocer que el resto de la estructura educativa, los niveles inferior y medio corresponden al ministerio de educación el cual por ahora no tiene ninguna relación académica con la Universidad y por esta razón los bachilleres que se formaban eran el fruto  de una política educativa equivocada,  en donde sistemáticamente cada día se enseñaba menos en la primaria y la secundaria y el esfuerzo estudiantil por aprender  era mínimo  lo que trajo como consecuencia una preparación mediocre que no correspondían a los conocimientos básicos que se necesitan para comprender y aprovechar la enseñanza superior. La reforma educativa que se está impulsando con el nuevo gobierno, esperamos que corrija esta situación.
¿Qué debe hacer la Universidad ante el actual problema? Primero: analizar seria y profundamente la multi-causalidad que da origen al fenómeno. Segundo: crear un sistema de cursos pre-universitarios de nivelación de conocimientos (preparatoria universitaria). Tercero: crear un sistema de orientación vocacional y profesional, para todos los  alumnos de primer ingreso.
Estos instrumentos docentes podrían cambiar  esa masa estudiantil, frustrada y desconcertada en los futuros cuadros de ciudadanos conscientes, responsables y capaces para contribuir al proceso de transformación que demanda nuestro país.
Debemos iniciar este trabajo, formando hábitos de  estudios y de prácticas que nos lleven a un aprendizaje efectivo, desterrando de la universidad la indisciplina y el desorden creada por los jóvenes que confunden la rebeldía de la juventud con la delincuencia y la lucha por los cambios sociales que necesita el país con la anarquía.
Debemos enseñarles la realidad nacional para que se ubiquen y que investiguen en esa realidad nacional, que salga a la calle que tenga contacto con la gente y que esto le sirva de aprendizaje; que conozca a su pueblo por quien tanto grita y con menos gritos y mas acciones busque junto a él, la soluciones de sus problemas económicos,  sociales y tecnológicos.
Los estudiantes Universitarios de ahora, deben entender, que el proceso de transformación de la Universidad de El Salvador, es una necesidad impostergable y de carácter irreversible. Debe desterrarse para siempre la falacia de cambiar cantidad por calidad que sostienen las actuales autoridades, aduciendo que la masificación de la enseñanza baja la calidad académica.
“La cuestión del tamaño de la clase ha sido una de las causas de mas frustración en la investigación educacional. Valiéndose de diferentes definiciones sobre pequeña versus grande, diferentes investigadores han encontrado que, por lo general, el tamaño de la clase no es determinante significativo de las calificaciones en los exámenes finales. Por lo tanto, parecería que el único límite en el número de alumnos debe ser el tamaño de las aulas disponibles y la paciencia del profesor” (Wilbert J. Mekeachie)
La democratización y la nueva cultura moral de la Universidad de El Salvador, debe ser real, no demagógica y esto no se logra desarrollando la universidad, sino transformándola, lo cual exige el más alto nivel moral y técnico en las autoridades y en el personal docente y la más alta conciencia crítica en los estudiantes.
La universidad debe aceptar el ingreso masivo como base de su democratización y debe aprovechar desde el principio y al máximo a los más capaces para seguir estudios profesionales y a los demás para seguir estudios técnicos y de esta forma preparar la mayor cantidad de cuadros productivos, en la nueva realidad social que se está forjando.
Por otra parte, se deberá sistematizar la enseñanza superior  con el fin de resolver los problemas académicos, pues por ahora la Universidad no educa ni forma al estudiante, se le enseña sin objetivos claros y precisos orientándole únicamente hacia la obtención de un grado académico, para su ascenso personal en los aspectos económicos y sociales.
La Universidad de El Salvador tiene la responsabilidad y obligación fundamental de socializar la investigación científica y de convertiste en propulsora de innovaciones tecnológicas y participar decididamente en los procesos que se necesitan para lograr la verdadera independencia política, económica y cultural. Para ello, se necesitan cambios estructurales, para adecuarla a las nuevas necesidades que plantea el ingreso masivo de los estudiantes y el Estado Salvadoreño debe responder otorgándole a la Universidad el presupuesto que sea necesario.
La sistematización de los estudios superiores podría ser el medio más eficaz  para romper la tradición doctoral de la Universidad, para verdaderamente democratizar la enseñanza superior  que logre la formación de cuadros productivos profesionales y técnicos promotores de una nueva realidad económica, social, política, tecnológica y cultural en nuestro país.

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