2010/01/05

Simpatizantes del FMLN-El gobierno del “cambio” debe profundizar las reformas

05 de Enero. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

No se ve claro que se vayan ha tomar medidas profundas, de una manera firme y consecuente, sobre todo cuando se pone tanto empeño en mostrar los beneficios que la participación del Estado representa para la burguesía, supuestamente “nacional”.
El último día del mes próximo pasado, el presidente Mauricio Funes, se dirigió a los salvadoreños para recordarles la necesidad de fortalecer la unidad y hacer frente con optimismo a los requerimientos de los años por venir, al mismo tiempo reiteró que “se equivocan quienes tratan de encasillarlo en la izquierda o la derecha”, cuando su misión es gobernar para todos, puesto que se considera un “demócrata”. Asimismo, se refirió al estado lamentable de las finanzas y a la disminución de las remesas desde los Estados Unidos de Norteamérica que en términos concretos ha significado un déficit, si pudiéramos llamarlo así, de 300 millones de dólares en relación a lo recibido en 2008.

Con todo, el mandatario adelantó que la economía comenzará su crecimiento en 2010, dependiendo –lo decimos nosotros—de la recuperación del mercado norteamericano principal socio de este país. En sus palabras no lo dijo; pero es sabido que el modelo neoliberal ha fracasado y que se hace necesario buscar alternativas u opciones para nuestro país. Así queda planteada una disyuntiva crucial para El Salvador: una mayor participación en la economía nacional, adquiriendo el control de empresas importantes o permitir a la iniciativa privada que siga al mando de todo el sistema, desde la producción, la comercialización, la distribución, hasta la fijación de precios y el “derecho” a establecer los impuestos y otros mecanismos fiscales que aparentemente son de exclusividad del Estado. Por ejemplo, el precio de las medicinas y de los alimentos de la canasta básica deben regularse como una medida de sana administración pública.

Las empresas estratégicas “compradas” por la iniciativa privada nacional y extranjera en los regímenes areneros, han hecho jugosos negocios y han engordado las cuentas bancarias de sus propietarios. ¿Cuánto les reportan en ingresos las compañías telefónicas, la distribución de energía eléctrica o las pensiones? ¿Cuánto recibe el Estado en impuestos de cada una de esas empresas privatizadas? ¿Se podría afirmar que funcionan al servicio de las clases populares o son fuente de acumulación de una burocracia corrupta y de una burguesía de prestanombres? Si en verdad queremos trabajar por el bienestar colectivo, hacer llamados a la unidad, el gobierno debe exigir a los grandes empresarios cumplir con todas sus obligaciones, dejar a un lado “las presiones y la desconfianza”, para que los recursos del Estado se incrementen en beneficio de los pobres y no para financiar fabulosos negocios de los que ya son muy ricos.

Las buenas intenciones o los sanos propósitos se desvirtúan cuando no se establece una definición clara en este punto de las competencias. El responsable del ejecutivo tiene toda la razón del mundo al pedir unidad a todos los salvadoreños para enfrentar los retos del futuro, también en fustigar a todos aquellos medios de publicidad, personas o instituciones que tratan de ubicarlo en el espectro político de la izquierda o la derecha. (Nada más como simple referencia, recordamos que en una entrevista televisiva, durante la campaña electoral, el entonces candidato presidencial dijo que era una persona de “izquierda”) Con todo, no toma una posición enérgica contra los “grandes empresarios” y monopolios que como La Constancia y las empresas tabacaleras se han convertido en fuentes de acumulación para una burocracia corrupta y una burguesía voraz. Además de constituir fuentes de vicio y daño comprobado a la salud de los salvadoreños. Es un secreto a voces que en el “pleito” de las revisiones fiscales le torcieron el brazo al gabinete económico. ¿Nos equivocamos señor Ministro de Hacienda? Si es así, desde ya nuestras sentidas disculpas.

El Estado, tal como están las finanzas públicas, no puede ser sólo un administrador de las enormes ganancias de las “grandes empresas”, si todas operan en este territorio deben cumplir con sus deberes y obligaciones, declarar sus ingresos y pagar sus impuestos, cancelar prestaciones a sus trabajadores e invertir en obras de carácter social, como una forma elemental y no simplemente “elegante” de retribuir en “algo” a la nación que les ha permitido acrecentar sus fortunas. En otras palabras, el gobierno no puede ponerse al servicio del capital, sea éste nacional o extranjero. Las reglas deben ser claras y operar por igual para propios y extraños. Esos programas de “bienestar social”, como ayudas solidarias a comunidades deprimidas tanto del campo como la ciudad, Techo para todos o viviendas populares, a las que también se refirió el mandatario en su breve mensaje para despedir el “Año Viejo”, necesitan de fondos, mucho dinero, y la única forma de obtenerlo es vía impuestos, (desde luego están los préstamos de organismos financieros mundiales; pero eso significa más deudas las cuales deben pagar hasta nuestros bisnietos) por lo tanto no debe cederse a las presiones de los capitalistas pues el llamado a la unidad y a la solidaridad también les compete a ellos.

En un comentario anterior decíamos que el principal obstáculo que se opone al desarrollo del país estriba en la desigual distribución del ingreso, que resulta de un nivel muy alto de desempleo y subempleo, por lo mismo las inversiones del Estado no pueden constituirse en defensa del capital nacional privado. Por lo tanto, en buena lógica, el objetivo número uno de la política económica del gobierno debiera ser eliminar ese principal obstáculo que se opone al desarrollo del país. No con estas palabras, pero se lo escuchamos decir al Secretario Técnico de la presidencia, Alex Segovia, cuando con argumentos precisos defendía la “necesidad de impulsar la reforma tributaria”. Al mismo tiempo, pedía la colaboración de las cúpulas empresariales y de los inversionistas extranjeros. En términos simples, unas y otras deben ponerse al servicio de los pobres y no de los ricos. Pero en este punto se detiene el “nacionalismo” gubernamental. No sólo se detuvo, sino que se fue por otros caminos diametralmente opuestos al ceder a las presiones, por no decir chantaje de los voraces empresarios.

El “gobierno del cambio” debe profundizar sus programas de reactivación económica y de bienestar social para el año en curso, no hacerlo sería renunciar a las aspiraciones señaladas por el propio mandatario y escritas en piedra por los mismos salvadoreños que expulsaron a Arena del gobierno y optaron por el FMLN. Este 2010 también debe comenzarse con el Plan Nacional de Alfabetización, así como poner en marcha la Reforma Integral de Salud. Son dos retos importantes, lo mismo que la generación de empleos y el combate definitivo contra la delincuencia común y el crimen organizado. Cualquier otra idea es utópica y se encuentra ubicada al margen de la realidad. Los expertos y entendidos en el arte de gobernar, señalan que estos planes llevados a feliz término son más que suficientes, sumados a los programas de bienestar social, para satisfacer las necesidades elementales y sentidas de la población.

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3 comentarios:

  1. Funes y el FMLN no pueden hacer milagros, la mejor de las voluntades y los proyectos más sesudamente elaborados requieren tiempo para que surtan efectos de su aplicación. Comprensible impaciencia que puede tener efectos perversos de desmobilización y de desesperación. Los discursos maniqueístas e infamantes tornan más difícil la comprensión de la interdependencia de los diversos agentes sociales y les distraen de las sinergías posibles en virtud de un proyecto global y de largo alcance que signifique mejoría prograsiva para todos. Si nos hartamos hoy hasta de la semillas previstas para la próxima cosecha, mañana mendigaremos un plato de frijoles.
    Necesitamos a nuestros "burgueses", es de nuestro interés que se fortalezcan, crezcan y amplien hacia otros mercados. Necesitamos una redistribución del ingreso que a la vez mejore los niveles de vida y estimule la producción. Necesitamos invertir en el recurso más importante que tenemos: el humano. Con esto nos hace falta una estructura de investigación y desarrollo que busque a integrarse a la vanguadia de quienes determinan los caminos productivos del futuro. Nos hace falta creer que somos capaces de hacerlo y que nuestro horizonte no se limita a nuestras fronteras.
    Por ahora, tratemos de entender lo que ocurre y expliquémoslo a nuetros vecinos, mantengamos un ojo crítico y atento a la coherencia de quienes nos gobiernan, exijamos moderación y humildad de los mismos a cambio de nuestra paciencia, de los magros o sólo esperados beneficios, de nuestros esfuerzos, de nuestra confianza.

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  2. La impaciencia es inevitable. Los problemas no son nuevos ademas son muy extensos y profundos. Evitar las consecuencias de desesperacion por los tardios efectos de las nuevas medidas debe de contrarrestarse con informacion adecuada y a tiempo, discusion continua. Que las medidas vengan del gobierno de Funes no es suficiente garantia como para pacientemente sentarse a esperar los efectos deseados. Al mismo tiempo que es necesario que se fortalezca nuestro sector empresarial es tambien necesario educarles en el nuevo plan global. Los empresarios derechistas deben entender y aceptar que este gobierno quiere que crezcan y se desarrollen pero que tambien deben de apegarse a ciertos reglamentos por ellos siempre rechazadas por ser de corte "comunista" cuando simplemente se trata de tomar responsabilidad social. Este es un dilema que tomara tiempo resolver y que cae en directo choque con la urgencia con la que las mayorias esperan mejoras en nuestro decadente sistema de vida. El creer en nosotros mismos dependera de como el gobierno comunique sus aciertos y desaciertos en todo este camino. Informacion... informacion.... informacion...

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  3. Las reformas no pueden ser aceleradas a voluntad. Como se menciona en otro comentario ciertos pasos tomaran tiempo. Hay que hacer cambiar de mentalidad a la derecha y a la izquierda. Algo que si constituye claros obstaculos para el gobierno en cuanto a credibilidad ante la izquierda y la gente en general es el caso de Cabañas. No actuar decididamente en este caso particular es una grave error del gobierno Funes y mas para el frente. Es una verguenza que fuerzas obscuras derechistas todavia puedan hacer su politica de sangre y muerte en nuestro pais y de ribete bajo el primer gobierno de izquierda.

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