“La esperanza del país recae sobre los hombros del presidente. Debe hacer prevalecer su agenda, la que la mayoría del país quiere, e iniciar un esfuerzo nacional de tolerancia, eliminación de prejuicios y un reencuentro nacional.”
Escrito por Rafael Castellanos.05 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
Enfrentamos un año difícil, decreceremos entre 2% y 3%, mientras América Latina crecerá entre 2% y 3%, la violencia ha empeorado, el rumbo del país no está claro, la agenda del presidente y la del partido de gobierno difieren seriamente.
Poder superar nuestros problemas pasa porque el presidente Funes haga prevalecer su visión, el rumbo que la mayoría del país desea. Si prevalece la del partido, estamos mal.
Pasando esa prueba, nace la esperanza de trabajar juntos en una agenda nacional que nos lleve a luchar en alianza ciudadana contra la violencia y lograr la recuperación de la economía, para resolver el desempleo y combatir la pobreza.
La recuperación de la economía pasa necesariamente por la recuperación de la confianza para invertir, algo que se ha perdido. De igual importancia es emprender una cruzada nacional para superar la intolerancia y los prejuicios por diferencias políticas. Esas se dan en todas partes pero los países inteligentes las superan y trabajan juntos.
Para ello es necesario trabajar en una campaña para ser tolerantes y eliminar prejuicios ideológicos. Solamente así se puede producir un encuentro o reencuentro entre los salvadoreños, condición indispensable para superar las dificultades que enfrentamos
Si no logramos un ejercicio nacional eficaz de tolerancia y eliminación de prejuicios, nuestra esperanza es magra. La unión hace la fuerza y solo se puede estar unidos con confianza y tolerancia.
Los prejuicios y la desconfianza son promovidos por las élites de los partidos políticos, es su manera de seguir controlando los partidos que han secuestrado. Los medios de difusión y los blogs potencian una situación, que está más en el alma de la política partidaria que en la de la población.
Los ciudadanos en todo el país nos han dado el ejemplo, se dijeron más o menos “Ud. es de ARENA y yo del Frente, pero ninguno se va, así que trabajemos juntos para resolver nuestros problemas” y lo hicieron.
La dirección del gobierno no es clara. Por el momento, el presidente y su equipo, por hoy, no controlan absolutamente el gobierno. Probablemente están más enfocados en asentar su autoridad, que en lo demás.
En cualquier institución, los primeros meses son de aprendizaje; en algunos funcionarios se percibe además la actitud de “aquí mando yo”, lo que no significa nada si no obtienen logros, ya pasaron siete meses.
En algunas instituciones existe profunda desconfianza de lo que hizo la administración anterior, eso no debe paralizarlos, aporten pruebas a las autoridades pero resuelvan. Desconfían de los particulares que gestionan, de sus compañeros de trabajo, si son del equipo o de cuota partidaria, además afloran los egos personales. Hay que dejar eso atrás.
Hay prejuicios contra “la derecha”, sin comprender que es un espectro amplísimo. La derecha económica es vasta, con intereses y actitudes diferentes. Hay percepciones erróneas de que todos los empresarios evitan impuestos y se valen del Estado para obtener prebendas. Falso, hay empresarios buenos y malos de todos los tamaños, de izquierda y de derecha, es más un asunto de ética personal.
La derecha intelectual es descalificada a priori y no debiera ser así, las buenas ideas son útiles al país. Escuchar no demerita en nada, solamente puede enriquecer las ideas.
Lula da Silva en la presidencia, ignoró las ideas de la Fundación Getulio Vargas y las del presidente anterior Henrique Cardoso. Luego fue pragmático, escuchó el pensamiento de derecha, adoptó lo mejor y obtuvo ese éxito espectacular para Brasil. La izquierda chilena hizo lo mismo con grandes resultados.
La derecha, empresarial, intelectual y académica, tiene una labor importante que hacer. Primero, asumir que la izquierda está en el poder y no tiene el mismo acceso que antes. No digo influencia, porque especialmente los últimos dos presidentes daban acceso, pero hacían lo que les venía en gana.
Debe buscar puentes, establecer contactos personales, mostrar las bondades de lo planteado, ganar confianza, eliminar prejuicios y tratar de desvanecer los que se tienen del otro lado.
Si tratamos de verdad, si logramos dominar los prejuicios, si somos tolerantes frente a quienes piensan diferente y escuchamos, si ponemos el país por encima del hígado, tenemos una mejor oportunidad de resolver nuestros problemas.
Sobre los hombros del gobierno recae la esperanza de todo un país, debe ser el gran ejemplo de tolerancia y superar prejuicios. Solo no puede; su mejor apoyo es la ciudadanía, no el consejo ni las malas mañas de políticos corruptos que encontraron la ruta fácil y dañaron seriamente al país.
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