No desearía emitir juicios de valor en cuanto a la conveniencia o inconveniencia de la alteración del statu quo que está experimentando Honduras por el golpe de Estado contra del Presidente Manuel Zelaya, electo en forma democrática.
Escrito por Salvador Guevara Casco.Domingo 05 de julio de 2009.
Me gustaría más referirme al golpe que se está ocasionando a la integración centroamericana y a la incipiente democracia que habíamos comenzado a experimentar con la ausencia de golpes de Estado en Centroamérica. Independientemente de como se resuelva esta situación las partes quedarán con resquemores.
Si el gobierno de facto logra estabilizarse y terminar el resto del período presidencial, habrá ciertas fricciones con el resto de países centroamericanos que criticaron y se opusieron al golpe de Estado.
Si el legítimo Presidente Manuel Zelaya es restituido por la presión de la comunidad y la OEA, tendrá que lidiar con la oposición dentro del Congreso Nacional que lo destituyó, lo cual hará difícil la gobernabilidad dentro del país, lo que podría generar algún tipo de intervencionismo de los países vecinos en apoyo de Zelaya.
La solución al conflicto no es tan fácil como parece porque así como existe el apoyo del resto de países de la región, especialmente de los países que conforman el ALBA, también podría estarse gestando un apoyo paralelo de las oligarquías latinoamericanas al gobierno de facto hondureño para mantenerlo en el poder, quienes también se oponen al intervencionismo del Presidente venezolano. En consecuencia el conflicto hondureño podría trascender sus fronteras e involucrar a países vecinos en una situación bélica que nadie desea. Además los países que han apoyado al Presidente Zelaya deben estar seguros del tipo de liderazgo que éste tiene en el vecino país.,
En las concentraciones en favor de Zelaya que han presentado algunas cadenas de televisión extranjeras se ha visto cierta descoordinación, ya que no se han podido apreciar manifestaciones multitudinarias en favor del mandatario destituido, obviamente por el grado de represión ejercido en contra del pueblo y de algunos medios de comunicación independientes, quienes no han podido tener informada a la comunidad internacional de lo que verdaderamente sucede en el país.
Considero que si el gobierno de facto se sintiera verdaderamente sin el apoyo popular interno no estaría actuando con la seguridad que aparenta tener, a tal grado que ha desafiado a la OEA, en cuanto a las 72 horas que se le han concedido para que rectifique su error y permita la restitución del Presidente Zelaya en su cargo.
El Presidente Manuel Zelaya ha prometido reingresar a su país para tomar las riendas del gobierno, con otros mandatarios de la región y del Secretario General de la OEA, lo que para muchos es atentatorio para la integridad física de Zelaya y sus acompañantes por encontrarse los ánimos caldeados tanto dentro de Honduras como de los países que lo apoyan.
Sería preferible esperar que se calmen los ánimos, tratando inicialmente de generar un diálogo con el gobierno de facto para poder llegar a algún entendimiento que posibilite la solución del conflicto. Pero ante todo no poner como prioridad uno la intervención militar de países que apoyan a Zelaya para restituirlo en su cargo.
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